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CIUDAD DE MÉXICO, 9 de marzo de 2021.- Un total de 280 piezas arqueológicas fueron repatriadas a México en un acto realizado en las instalaciones del Consulado General de México en Nogales, Arizona, como parte de una acción conjunta entre la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
SRE añadió que bajo un estricto protocolo de sanidad por la pandemia, se llevó a cabo la entrega de bienes culturales, patrimonio de la nación mexicana, en la que estuvieron presentes el cónsul general de México en Nogales, Arizona, embajador Ricardo Santana Velázquez; el agente especial encargado del ICE/Homeland Security Investigations, Scott Brown; la cónsul general de EU en Nogales, Sonora, Laura Biedebach, y el antropólogo José Luis Perea González, director del Centro INAH Sonora.
Las piezas corresponden a dos lotes, el primero decomisado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos de América (ICE/HSI) en 2012, el cual posteriormente coordinó la revisión de los bienes culturales y su identificación con el Gobierno de México a través del INAH.
El primer lote lo integran 270 piezas arqueológicas prehispánicas, en su mayoría artefactos de piedra tallada, principalmente puntas de proyectil y bifaciales, así como herramientas de lítica pulida que, específicamente, son hachas de piedra con un canal pulido que les permitía quedar sujetas a un palo o mango.
Resulta notable un grupo de cascabeles de cobre cuya ocurrencia o descubrimiento es poco común. Estos bienes arqueológicos fueron sustraídos de diversos sitios arqueológicos del estado de Sonora.
El segundo lote corresponde a diez artefactos entregados por el Chandler Museum al ICE/HSI, para su reintegración a la nación mexicana. Destacan figuras antropomorfas de cerámica de la Cultura Tumbas de Tiro del occidente de México. Algunas superan los 30 cm de altura y presentan notables detalles de ornamentación y adorno de los antiguos pobladores del México prehispánico.
El antropólogo José Luis Perea González mencionó que “una vez en territorio mexicano y bajo custodia del INAH, los bienes arqueológicos muebles serán inscritos en el Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos, para lo cual será necesario su análisis y catalogación.
Este proceso implica recuperar la mayor cantidad de datos de las piezas que, aunque lamentablemente su contexto de origen fue destruido, permitirán aprender más sobre las sociedades que las manufacturaron y poner al alcance del público los datos que se registren. Eventualmente, todas las piezas se integrarán al acervo permanente de bienes arqueológicos muebles del INAH.
“Esta repatriación llega a México en un momento oportuno, pues es el año de una conmemoración muy significativa, el 500 aniversario de la toma de Tenochtitlan, que fue un encuentro fundacional y desgarrador entre los universos culturales de Europa Occidental y América.
“Motivo por el cual se hace reconocimiento profundo a las culturas prehispánicas de México, así como la resistencia y presencia de sus pueblos indígenas contemporáneos”, añadió Perea González.
La colaboración binacional estuvo enmarcada por la Sección 310, inciso B de la Ley de Aplicación de la Convención de Bienes Culturales de los Estados Unidos de América (The Convention on Cultural Property Implementation Act) y de parte de México, por la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.