Lost en el Ajusco
LA PANDEMIA Y LA ECONOMÍA XLXI… “Se presagian campañas electorales conflictivas y conflictos poselectorales y AMLO prevé que no obtendrá mayoría en el Congreso…”
Lo sostenían Julio Scherer García y Gabriel García Márquez: a los reporteros, investigadores natos, periodistas consumados, los avalan los hechos. Y coincido cien por ciento con ellos. Los ataques del presidente López Obrador y sus testaferros de Morena a los consejeros de Instituto Nacional Electoral (INE) presagian campañas políticas conflictivas y conflictos poselectorales. Es previsible que los candidatos perdedores de ese partido aleguen fraude y ocurran movilizaciones de protesta, como las de Salgado Macedonio y Raúl Morón. Esto motivará que el Tribunal Electoral tendrá la última palabra y en aquellas entidades donde Morena pierda por estrecho margen habrá presiones para anular elecciones.
Eso ya lo estamos viendo a dos meses de las elecciones y lo están viendo también analistas serios como los integrantes de la consultora Integralia, cuyo accionista, Luis Carlos Ugalde, presidió en su momento el desaparecido IFE. También, Integralia, vaticina que Morena y sus aliados perderán la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, pero lograrán la mayoría absoluta con sus alianzas. Sin embargo, como resultado, el presidente perderá la capacidad para enmendar la Constitución.
El propio presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que si la oposición gana la mayoría en el Congreso no permitirá que les quiten presupuesto a los programas sociales. “Les recuerdo que el Ejecutivo tiene facultad de veto”, advirtió ayer en su conferencia matutina.
“No hay ningún problema si nuestros opositores ganan, ningún problema habría si el pueblo así lo decide, qué si ganan los opositores y tienen mayoría en el Congreso nos van a quitar el presupuesto, ¡no está tan fácil!, no es así, que van a quitar los programas sociales porque es populismo, porque es paternalismo, ¡no está tan fácil! Nada más les recuerdo que el Ejecutivo tiene facultad de veto”, dijo en su soliloquio.
López Obrador recordó que cuando fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, los partidos le impusieron que el programa de apoyo a adultos mayores sólo se entregara, según ellos, a los pobres. “Yo dije no, esto es universal, es distinto por qué no sólo se le está dando el apoyo al adulto mayor por la pobreza, es un apoyo que al mismo tiempo es un reconocimiento por su aportación al desarrollo del país, por todo lo que han hecho durante la vida y eso les da un merecimiento para vivir con un poco de holgura en el último tramo de su existencia”. Y vetó el presupuesto.
El problema es que, si los resultados favorecen al presidente, podría impulsar cambios más drásticos de los que se han visto en el primer trienio. Pero si no le favorecen, es previsible que redoble los ataques contra la oposición, además de usar consultas populares para presionar al Congreso para aprobar las reformas que necesita para dejar su “huella” y pasar a la historia, entre ellas una energética, otra político-electoral e incluso convocar a un Constituyente para reescribir la Constitución. Las empresas e inversionistas deben prepararse para un entorno de mayores riesgos y ataques reputacionales y navegar la segunda mitad del sexenio. Se prevé una mayor crisis económica y financiera.
Y es que sus acusaciones al pasado y a los conservadores ya no tienen fundamento. No obstante, lo anterior, el tabasqueño no cesa de insultar, agredir, acusar sin fundamento a cualquiera. Ahora, sus villanos favoritos son los consejeros del INE, concretamente Lorenzo Córdoba y Ciro Murayama. Cuando en el gobierno de Enrique Peña Nieto se adjudicaban contratos sin licitación, el entonces líder opositor, Andrés Manuel López Obrador sostenía flamígeramente que existía corrupción. Ya en la presidencia, el 80 por ciento de los contratos que entregó en 2020 fue sin licitar, pero rechaza que haya corrupción. Sostiene que “no somos iguales”. Efectivamente. “Son peores”.
Lo que es un hecho, es que en este oscuro camino hacia el próximo 6 de junio con campañas electorales en los que se renovarán más de 20 mil cargos de elección, que incluye la totalidad de la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas, 30 congresos estatales y mil 900 ayuntamientos, entre otros, las agresiones, insultos, acusaciones mutuas infundadas y sin pruebas entre candidatos y entre contrincantes, serán el tono que prevalecerá por encima de las propuestas, como ya lo estamos constatando.
Y es que, a sólo dos meses de las elecciones, el presidente anunció inesperadamente que aumentará la pensión a los adultos mayores hasta duplicarla y que la edad mínima para recibirlo se reduce de 68 a 65 años. Y aunque no dijo de dónde sacará dichos recursos públicos. Además, el martes 23 de marzo, se reunió en Palacio Nacional con los gobernadores de los estados, a quienes tramposamente lo obliga a firmar “un acuerdo” para que todos cumplan la ley, a lo que están obviamente obligados, presuntamente para no meter mano en el proceso electoral, lo que es totalmente absurdo. Y no sólo eso, sino que López Obrador no ha cesado sus insultos y ataques a los árbitros electorales.
Ello ha motivado que la semana pasada, exconsejeros electorales, gobernadores, exfuncionarios, candidatos, escritores, actores, intelectuales, entre otros, publicaron un desplegado para demandar que se respete la autonomía del Instituto Nacional Electoral (INE) ante expresiones difamatorias: “El INE es víctima hoy de expresiones difamatorias que buscan desacreditarlo. Debilitar la presencia pública de la autoridad electoral sólo beneficiaría a quienes se niegan a que el voto de los ciudadanos decida los resultados de las elecciones. Por eso, y por infundados, rechazamos los amagos recientes para desacreditar a los consejeros electorales”.
Por cierto, en el plantón instalado afuera de la sede del Instituto Nacional Electoral (INE), en donde simpatizantes y militantes de Morena demandan que se restituya la candidatura a las gubernaturas de Guerrero y Michoacán de Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón, subió de tono. En un improvisado templete, los morenistas Salgado Macedonio y Mario Delgado realizaron una ceremonia fúnebre porque para ellos el “INE está muerto”, y amenazaron a los siete consejeros que votaron en una primera instancia por retirarle la candidatura al guerrerense que si vuelven a hacerlo “los van a buscar, porque al pueblo le gustaría saber en dónde vive Lorenzo Córdova”.
En el mismo tono de López Obrador y bajo amenazas públicas que ameritan una acción penal, el senador con licencia, Félix Salgado Macedonio advirtió: “Sino se reivindican se los digo de una vez los vamos a hallar a los siete –consejeros–, los vamos a buscar, y vamos a ir a ver a Córdova, no le gustaría al pueblo de México saber dónde vive Lorenzo Córdova, no les gustaría saber cómo esta su casita, de lámina negra, que cuando llueve se gotea y moja su cuerpo, si, cabroncito, eh!, no sabe porque estamos luchando en Guerrero, hay mucha gente pobre”, dijo.
El dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, señaló que no tienen “plan B y en Guerrero su única opción es Salgado Macedonio”, porque tiene más del 50 por ciento de las preferencia en esa entidad y sí el INE no le da la candidatura “estaría reventando la democracia”, mientras que Salgado Macedonio indicó que por la vía legal y la movilización logrará su objetivo “de ser candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero porque aún tienen la posibilidad de impugnar ante el Tribunal Electoral y la Suprema Corte de Justicia de la Nación”, y reiteró que “nunca fue precandidato aunque él lo haya dicho en un video”.