Teléfono rojo/José Ureña
De la nueva refinería, los Pumas y de un Santo
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Antes una precisión que nos señala don Teodoro Rentería Arroyabe, sobre la refinería que compró México en Estados Unidos:
“Tengo el gusto de anunciarles que ya contamos con una nueva refinería”, informó con orgullo el presidente López Obrador.
El objetivo de su gobierno es lograr la autosuficiencia
energética para México a más tardar en 2023.
“‘En la decisión de que nuestro país logre la autosuficiencia energética, el Gobierno de México, a través de la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos, PEMEX, decidió comprar el restante 50 por ciento de las acciones de la refinería de petróleo Deer Park de Houston, Texas, por 600 millones de dólares”.
Pemex tenía desde 1993, el primer 50 por ciento de las acciones, es decir, se adquirieron en el sexenio del priísta, Carlos Salinas de Gortari.
La negociación de la restante mitad de la compañía estadounidense, desde ahora mexicana, concluyó con la empresa Shell para quedarnos con el otro 50 por ciento, en otras palabras, con el total de la empresa.
Un coscorrón a quienes mienten sobre la 4T.
Efemérides:
El 26 de mayo de 1910 Justo Sierra crea la Universidad Nacional de México. Y en 1929, el presidente Emilio Portes Gil se pronuncia a favor de la autonomía de la Universidad Nacional de México, hoy la UNAM.
Desde Iguala, Guerrero, el ingeniero agrónomo don Domingo Beltrán, en torno a la ciudad universitaria, nos dice:
“Vaya qué si valen la pena tantos recuerdos bien a resguardo, compartidos y bien aprovechados por un fanático de sus aventuras de vida. Loas sinceras gran señor de señores.
Y del vicepresidente del Instituto Nacional de Geografía e Historia y secretario general del Club Primera Plana, licenciado en economía, periodismo y egresado del Instituto Politécnico Nacional don Virgilio Arias Ramírez, que a completa lo que nos platicó ayer José Antonio Aspiros Villagómez, sobre la UNAM:
“Sí maestro Carlos, muy buenos recuerdos de esa Ciudad Universitaria donde un servidor llevó a tres amigos sudamericanos que vinieron a estudiar medicina, no influí en ellos que lo hicieran en el Instituto Politécnico Nacional, porque de sus gobiernos traían su recomendación dirigida al Rector de la UNAM.
También fui muy bien tratado cuando impartí durante cinco semestres clase de economía en la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM; me daba mucho gusto que, a mi grupo de 35 alumnos, se llenara el salón porque llegaban alumnos de otros grupos a escuchar mi modesta clase.
Lamentablemente mi ocupación en el Senado de la República cono Secretario General del Centro de Informática Legislativa, me limitó seguir en la UNAM.
Saludos al maestro José Antonio Aspiros y a usted, abrazo fraternal. Virgilio A. Arias Ramírez-C.
Enseguida empecemos con la respuesta que nos da doña Marina Ravelo de Casas a una pregunta sobre el señor San José.
Nos instruye:
“Todos los privilegios de san José se deben a que tuvo el encargo de hacer de padre de Jesús”: San Juan Pablo II.
Hablar o escribir sobre San José suele ser algo paradójico, ya que por un lado resulta ser algo muy simple, y por la misma simplicidad muchas veces se nos complica.
Pero San José es el santo de la simplicidad, el santo del sentido común, de la sencillez, del silencio.
Y se podrían seguir con los calificativos de su santidad y sus atributos, pero no se trata de hacer eso en la reflexión de este día.
De lo que si se trata es de analizar un poco más a fondo, no en profundidad sino en espiritualidad, cómo San José es presentado ante la iglesia como un reflejo fiel de nuestro Padre celestial.
Sabemos que José ha sido identificado por algunos teólogos como la sombra del Padre celestial.
En el Antiguo Testamento, la presencia de dios se identificó con una nube que hacía sombra y marcaba el lugar donde se levantaba “la tienda de Yahvé”.
Ese era el lugar del encuentro con aquel a quien no podían ver cara a cara y cuyo nombre no podían pronunciar.
La sombra tenía una connotación de protección casi maternal, recordándonos que dios es tanto padre como madre.
El padre es el Misterio insondable, el Principio de todo, el Silencio que engendra al Verbo.
Si José es la sombra del Padre, se justifica su silencio, es parte de su esencia.
Podríamos decir que, en José, está la presencia escondida de Dios Padre.
Señor y dios mío, te doy las gracias con toda humildad por manifestarte ante nosotros en todo, desde las cosas sencillas y pequeñas, hasta las que poco se acercan a tu grandeza.
Y concluye su enseñanza nuestra hermanita Marina, que terminó su visita en Austin, Texas a sus hijos Marina y Gonzalo, con una petición a San José.
“Permíteme escuchar en tu silencio y hacer de este mi lenguaje de amor.
Ayúdame a mantenerme humilde y sencilla para ser cobijo, sombra y fortaleza de quienes están a mi cuidado y la sabiduría necesaria saber escucharte en el silencio.
Oh padre de la iglesia, que con tu entrega, fidelidad y amor a Dios te has hecho merecedor de dicho nombramiento.
Muéstrame cómo es que en silencio y sin alardes, se puede demostrar un amor incondicional y cómo en la sobriedad del actuar se puede dar buen ejemplo y ser guía para los demás.
Tú que en tus brazos fue puesto el Hijo de Dios, a quien amaste como propio y cuidaste de Él y de María con verdadera devoción, por favor intervén ante ellos por mí.
Pongo entre tus manos, todo lo que en este momento me aflige y que hace difícil mi caminar, quiero experimentar la serenidad que encierra tu mirada.
Enséñame a trabajar sin cesar por el camino recto, sin importar cuán duro sea, como lo hiciste tú.
Tú que eres modelo de justicia, honradez y fidelidad, y que en silencio fuiste testigo del misterio más grande de amor, enséñame a apagar los ruidos de mi mundo exterior.
Y así, en la quietud de ese silencio, con una fe firme, mantenerme en calma y a la espera de escuchar la voz de tu Hijo Amado, en mi interior, que me invita a hacer vida la palabra y la voluntad de Dios.
Hermosa petición, hermanita, a la que nosotros nos unimos.