La nueva naturaleza del episcopado mexicano
@guerrerochipres
La geografía política del país registra una transformación sustancial que refleja el empoderamiento de las mujeres en todos los órdenes de las actividades cotidianas y centrales.
De las 15 gubernaturas disputadas este domingo, seis fueron, de acuerdo con el avance de resultados registrado hasta este martes, ganadas por mujeres.
Con ellas, de confirmarse las tendencias, por primera vez en la historia habrá siete mujeres al mismo tiempo en gobiernos estatales. A la Jefa de Gobierno de la capital de la nación, Claudia Sheinbaum, se sumarán Marina Ávila, de Baja California; Layda Sansores, de Campeche; Maru Campos, de Chihuahua; Indira Vizcaíno, de Colima; Evelyn Salgado, de Guerrero, y Lorena Cuéllar, de Tlaxcala.
La actual mandataria de Sonora, Claudia Pavlovich, deja el cargo en septiembre.
Décadas de lucha feminista para ampliar los espacios de participación revolucionan el escenario político y hacen patente la reducción en la brecha de género.
Los seis puestos obtenidos en las urnas en esta elección intermedia representan el 66 por ciento de las nueve gobernadoras que ha registrado la historia política mexicana, desde 1979 cuando la profesora Griselda Álvarez ganó las elecciones en Colima para convertirse en la primera mandataria estatal.
La búsqueda de esa paridad encontró eco en 2014, cuando fue incluida en la Constitución, en 2019 con una sentencia de la Suprema Corte que la avalaba para todos los cargos y a finales del 2020 que el INE dispuso que cada partido incluyera al menos 7 mujeres de sus 15 candidatos a gobernador.
La alternancia es un rasgo inequívoco de la democracia, no solo en lo que se refiere a partidos, sino también en cuanto a género de los candidatos. La madurez de los electores se manifiesta al elegir la que consideran su mejor opción.
Cuando hay una mujer en el poder, el resto comienza procesos de empoderamiento positivo que impulsan una agenda de género, de igualdad, de respeto a las minorías y a los derechos humanos.
En el combate a la violencia de género sin duda habrá mayores avances y una política de sororidad. Esto dará confianza a las víctimas para ejercer la denuncia, que favorecerá en la disminución de la impunidad en delitos como la violación o los feminicidios.
Las personas electas lo fueron por sus capacidades y valores, que están por encima de cualquier otro rasgo que pretenda menoscabar sus condiciones o que recurra a argumentos del machismo patriarcal, como argüir un parentesco o cercanía política.
Más de un millón 600 mil votantes en esos seis estados sufragaron no por un asunto de paridad o equidad de género, sino por una alternativa que atienda sus necesidades.
Cada entidad tiene realidades demográficas, sociales y económicas diferentes. Escuchar y atender las necesidades de las mandatados es obligación de los mandatarios. La agenda ciudadana debe ahora ser impulsada desde la misma ciudadanía.
La capacidad de interacción y articulación entre la comunidad, organismos civiles, empresariales y autoridades debe estar en primer plano, independiente del color o género de la representación política.