VIRAL: Niño suplica no privar de la libertad a su madre en Mazatlán
CIUDAD DE MÉXICO, 15 de junio de 2021.- Nació para ser maestra e hizo de su vocación un culto. Con perseverancia, firmeza de convicciones y total determinación, creó el sistema de Jardines de Niños y estableció los cimientos sobre los que por décadas descansara la educación nacional. Sudcaliforniana ilustre, en 1954 –al igual que el Maestro Erasmo Castellanos Quinto–, recibió la primera medalla Belisario Domínguez, que otorga el Senado de la República
En unos cuantos días, el próximo 23 de julio, se cumplirán 58 años de la muerte de la maestra Rosaura Zapata Cano. Al paso del tiempo, su nombre se ha convertido en sinónimo de la preponderancia femenina y pone de relieve la obra de la pionera de la educación preescolar en México.
Su vida comenzó casi a la par que la gestión de Porfirio Díaz al frente del poder ejecutivo del país, un periodo que, sin duda, marcó la transición hacia un nuevo siglo y la inserción de México en la escena mundial. Época en la que la educación superior aún estaba muy restringida a las mujeres, en particular en algunas profesiones.
No es casual que su proyecto de educación preescolar se consolidara justo con el proyecto de país postrevolucionario. Instituciones como la Secretaría de Educación Pública, avalaron sus esfuerzos que habían iniciado en 1904 con el establecimiento de los primeros Jardines de Niños en México.
Rosaura Zapata Cano, mujer revolucionaria y vanguardista, nació el 23 de noviembre de 1876, en La Paz, Baja California Sur.
Fue la hija de en medio de 3 hermanos: Elena, Rosaura y Enrique. Su madre, Elena Cano Ruiz, era originaria de Mulegé. Rosaura poseía un carácter firme y decidido, forjado por la férrea disciplina militar impuesta en el hogar por su padre, el Capitán Claudio Zapata, jefe de armas de Baja California, en 1877.
La Revolución Mexicana de 1910 encontró a la maestra Zapata en plena actividad educativa. En su cátedra de la Escuela Normal Primaria para Maestras, impartía un curso especial sobre Metodología del Kindergarten, resultado de sus experiencias adquiridas en Alemania, Inglaterra, Francia y Suiza, donde estudió a los grandes pedagogos del momento.
Nació para ser maestra; hizo de su vocación un culto y a él entregó sus años, su capacidad y su talento. Fue una mujer indispensable en el momento histórico que le tocó vivir.
Sudcaliforniana ilustre, con perseverancia, firmeza de convicciones y total determinación, creó el sistema de Jardines de Niños y estableció los cimientos sobre los que por décadas descansara la educación nacional.
Fundó dos instituciones. La primera de ellas fue el Jardín de Niños “Federico Froebel” – y la segunda, el centro “Enrique Pestalozzi”, los nombres de dos educadores a quien ella admiraba.
En Veracruz, con el apoyo directo del presidente Venustiano Carranza, fundó el primer preescolar del puerto. Luego, entre riscos y planicies, recorrió la república entera para promover la educación de los párvulos.
Su nombre es conocido en todo el país y su labor honra a México en el extranjero. En 1949 fue nombrada miembro del Consejo Directivo de la Organización Mundial para la Educación Preescolar.
Sus enseñanzas, su amor a la niñez, su extraordinaria vitalidad nutrida por la alegría de los infantes y su ferviente anhelo por capacitar a las educadoras, es un ejemplo para la superación de las mujeres mexicanas.
Una mujer visionaria
Zapata Cano, una mujer profundamente visionaria, en 1955 planteó el mejoramiento de la salud física y mental de los infantes, y para ello realizó una campaña en todo el país, para promover la fundación de parques infantiles. Posteriormente inició una cruzada para establecer las denominadas brigadas de alegría, mediante funciones de teatro infantil, educación ambiental y física, que permitiesen preparar niños sanos, como base de las futuras generaciones.
Más de 50 años de estudio y consagración total a la infancia, dieron como resultado un sistema de Educación Nacional. Su propuesta: que los niños y niñas mexicanos vivan libremente en una atmósfera de libertad, pero sujeta a normas que guían su actividad, donde prevalezca la bondad, la verdad y la belleza.
La maestra subrayaba en sus estudios pedagógicos, la importancia de ofrecer a los niños las mejores condiciones para que su naturaleza dinámica y creadora se desarrollara debidamente.
En su camino como educadora, también perfiló la conciencia de la lucha de las mujeres por sobresalir en una sociedad que todavía las relegaba al ámbito del hogar y la familia.
Tan solo un año antes de recibir la primera medalla “Belisario Domínguez” por parte del Senado de la República en 1954 –galardón que también le fue entregado al Maestro Erasmo Castellanos Quinto–, se había logrado el sufragio femenino en México. Luchó por la superación de la mujer y su destino le permitió presenciar la justa conquista del respeto y la admiración de sus logros en sus diversos ámbitos.
Todas las actividades estaban dirigidas a provocar y guiar la vida física, mental, emocional y social de los niños y niñas para asegurar que esa experiencia fuera una huella indeleble en el cuerpo y el espíritu de cada uno de ellos.
Perfeccionamiento y desarrollo de la educación preescolar, sus metas
En su vida profesional, la Profesora Rosaura Zapata ocupó varios cargos en la administración educativa, siempre relacionados con el perfeccionamiento y desarrollo de la educación preescolar, tanto en México como en el extranjero.
Fue Directora General del Departamento de Enseñanza Preescolar de la Secretaría de Educación Pública (SEP), asesora técnica de las instituciones ocupadas en la educación infantil en Latinoamérica y logró la creación del Instituto de Información Educativa Preescolar, cuyo objetivo era actualizar a las profesoras en materia pedagógica y unificar los criterios de los docentes en torno a este objetivo.
También se interesó por difundir la cultura infantil. Organizó una exposición sobre juguetes de todo el mundo, de la cual una parte fue donada al Museo Infantil de Santa Rosa, en Washington.
Publicó diversos artículos, revistas y libros, con el fin de apoyar la educación de los infantes, entre ellos: Cantos y Juegos para Kindergarten, Rimas para Jardines de Niños, La Educación Preescolar en México 1951, Técnica de la Educación Preescolar, Cuentos y Conversaciones para Jardines de Niños y escuelas primarias.
Participó en la edición de la revista Kindergarten, fundada en 1907, cuya finalidad era la de difundir y discutir la doctrina y la técnica de los Jardines de Niños, la primera en su género en México. Igualmente colaboró en El Maestro, publicación que se encargó de difundir la cultura creada y promovida por José Vasconcelos, mientras estuvo al frente de la educación en México.
Fue muy discreta en el amor y su existencia transcurrió sin hijos, dedicada por entero a su vocación de educadora.
Para festejar el día del maestro, en mayo de 1963 –dos meses antes de morir, el 23 de julio de ese mismo año–, y cuando la luz del sol casi había cegado sus ojos, desde el fértil huerto de su casa en San Ángel, llegaron hasta ella los cánticos de los pequeños, para revelarle con la luz luminosa de sus voces, el panorama progresista que trazó a favor de cientos de generaciones de niños mexicanos, beneficiados por su incansable trabajo.
Fue entonces cuando una sonrisa de gratitud surcó su rostro y de sus ojos emergieron conmovedoras lágrimas de agradecimiento.