Juego de ojos
La Línea 12 buscaba varios objetivos.
El oficial: atender el clamor de demanda de transporte masivo del oriente de la Ciudad de México.
Dos: presentarla como la magna obra del gobierno de Marcelo Ebrard.
La final: ser la plataforma de lanzamiento de dos candidaturas, Ebrard para presidente y Mario Delgado para jefe de Gobierno.
Los dos funcionarios más señalados como posibles responsables de una obra hecha a las prisas, sin estudios técnicos, con improvisaciones y desorden administrativo.
Las empresas participantes, constructoras y proveedoras, dan fe de aquella desorganización.
Hoy debe saberse, si se difunde información completa y profesional, si los señalamientos periodísticos son ciertos.
Pero también debe precisar quiénes intervinieron.
Ausente de toda participación estuvo el director del Metro, Francisco Bojórquez, porque se le desplazó y él calló cuando vio las anomalías.
Una mano extraña
Francisco Bojórquez sufrió otro fenómeno.
Mientras bailaban millones para la nueva obra, caían los recursos destinos al mantenimiento del Sistema.
La entonces Asamblea y hoy Congreso de la Ciudad de México hacía asignaciones, pero en el camino se le mutilaban.
Los asambleístas asignaban en promedio tres mil millones de pesos al año, mas sólo llegaba la mitad con fines etiquetados.
Mil 500 millones de pesos en números redondos: 500 para uniformes y equipo de personal, 500 para otros fines y sólo 500 para prevenir y reparar.
Otro dato a aclarar es por qué hubo tantos organismos: Proyecto Metro, fideicomisos y dos equipos, uno para rieles y para trenes.
Como los dos se creían con funciones absolutas y chocaban entre sí, Marcelo Ebrard designó un mediador para recibir reportes directos.
En las prisas se llegó a la contratación de los trenes con la española CAF y la francesa Bombardier con una interferencia:
Un alto, altísimo funcionario actual de la Presidencia de la República, intervino y abogó por CAF, para enojo de Bombardier.
Si la investigación es a fondo, deben relucir tantos gestores y formas de una gran construcción sin proyecto definido.
Mas no aparecerá, porque tiene la protección, muy, muy superior, Florencia Serranía, quien ante las crisis dice ser “sólo directora del Metro”.
¡Oh, el (no) mantenimiento!
Ojeda con Zaldívar
Las acciones públicas pueden solucionarse en privado.
Así se saldó el dicho del secretario de Marina, Rafael Ojeda Durán, en Palacio Nacional contra del Poder Judicial de la Federación.
“Parece que el enemigo lo tenemos lo tenemos en el Poder Judicial”, dijo el almirante el 21 de mayo sin ser corregido por su jefe.
Hacía referencia a la vigilancia en puertos y aduanas para evitar el tráfico de drogas, en especial fentanilo como lo advirtió la vicepresidenta estadunidense Kamala Harris.
Pidió Ojeda Durán:
-Entiendan que esto es una situación que hay que hacerla paso a paso y bien fiscalizada y bien judicializada porque si no, las ayudas, que no tenemos de jueces y ministerios…
Después de aquella polvareda mediática, el almirante secretario pidió cita con el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar.
Hablaron y, colorín colorado, las aguas se han asentado.