Abanico
Sobran intelectuales de derecha. Y de izquierda.
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
No podemos dejar para después el comentario de la escritora
doña Teresa Gil, en donde habla, con conocimiento de causa de los
Intelectuales de derecha.
Intelectuales que aprovecharon dinero del pueblo y lo traicionan,
son el yerro del periodismo. Que sobran, añadiríamos nosotros.
No se olvida que hay dos proyectos en juego; uno es del pueblo.
Y pregunta si devuelven algunos intelectuales lo que el pueblo
invirtió en ellos o quieren seguir sacando.
Porque dice que el conocimiento, si no transforma no sirve.
Acumular títulos, nombramientos y una curricula larga y tendida,
sirve para el regodeo autobiográfico o para que los periodistas que
quieren resaltar los méritos de su entrevistado, se den vuelo con sus
haberes.
Falsa concepción cuando ese conocimiento no ha sido puesto a
disposición de quien pagó estudios y sacrificó a otros sectores para
pagar universidades, maestrías, doctorados o envíos al extranjero.
Y ese que pagó y dio becas, es el pueblo. Y éste, hay que
reconocer, no lo hace gratuitamente. Lo hace para recibir la
compensación que justamente merece.
El resultado expresado en esa alta preparación es con el fin de
que sirva al resto de la población.
No es una selección al desgaire, aunque en algunos organismos
que la hacen, privilegian a amigos o a familiares.
Es la búsqueda de invertir en privilegiados, en un conocimiento
que será invertido más tarde.
Se insiste en que intelectuales que aprovecharon dinero del
pueblo y lo traicionan, son el yerro del periodismo.
En la inversión pública hay un oportunismo valioso que intenta
arropar talentos para que esa inversión fructifique.
Los resultados pueden ser de todo tipo y tiene mucho que ver
con el estado que hizo la inversión.
Aquellos científicos que creó el nazismo sirvieron para mostrar la
eficacia de los hornos crematorios y la utilización de las partes físicas,
para los experimentos más inhumamos, entre otros horrores.
Países de tiempos más cercanos, Cuba por ejemplo, han
utilizado esos conocimientos para desarrollar su ciencia, su educación
y la salud, y que ahora se enfrenta al daño por los avatares de un
bloqueo que se extiende a las vacunas.
Lo inhumano de los que bloquean, es el mundo de los poderosos
que quisieran desaparecer a partir de la negación, de la lucha en la
que está inserto el conocimiento.
Eso se veía en los viejos regímenes, como el feudal, en el que
se conservaba a los siervos analfabetas y en el caso de las haciendas
en México, en donde los peones eran iletrados porque así le servían
más al hacendado.
Y nos pregunta si Zaid, Krause, Camín., et al, intelectuales
mexicanos, ¿sirven al país?
Gabriel Zaid un importante escritor y poeta regiomontano (La
poesía en la práctica 1985) salió del escondite en el que ha estado
durante décadas no solo al negar su rostro y su palabra hablada, sino
con la actitud defensiva a quien viole esa decisión.
El gran fotógrafo Pedro Valtierra artista de altos niveles,
reconocido a nivel internacional, publicó una fotografía de Zaid en
1993 y ardió Troya.
El originario de Monterrey lo demandó e hizo un escándalo.
Ahora salió para llamar a no votar por Morena, pero si hacerlo en las
urnas para impedir “vía libre a Morena”.
Lo hizo en un artículo publicado en el diario de derecha
Reforma.
El valor de algunos intelectuales que México ha tenido se han
manifestado en muchos aspectos de la ciencia, la economía, la
literatura el arte, entre otros.
Varios nombres luminosos nos deslumbran desde el pasado y
actualmente, premios Nobel, escritores, poetas, científicos.
Pero hay sectores que se han acogido a grupos, a un intelecto
porfiado de dar cátedra para enfrentar proyectos a los que no apoyan.
Lo vemos en el caso del grupo de Letras Libres y Nexos, ahítos
de premios y menciones, pero alejados del pueblo mexicano.
Sectores desde donde se ha creado una embestida permanente
contra el actual proyecto de la 4T, que ha llegado incluso a los
insultos.
Y que ahora pretenden con la fuerza de sus nombres un tanto
averiados, llamar a la insurrección del voto para confirmar sus
intereses. No los del pueblo.
O la concepción de pueblo que ellos tienen, el que acunó
generoso su vida lujosa y que quieren que todavía lo siga haciendo.
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