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Académicos de América Latina señalaron que para enfrentar la pandemia y próximas emergencias sanitarias, se requiere del trabajo conjunto entre las universidades, toda vez que estas instituciones tienen un papel estratégico en el desarrollo de las naciones en materia científica, tecnológica y de investigación.
En el Seminario a distancia “La vacunación contra COVID-19 en América Latina. Hechos, proyectos y alternativas”, organizado por la UNAM y la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe, Samuel Ponce de León Rosales, titular de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus de la Universidad Nacional, expresó:
En el mundo se necesitan vacunas para la población, “porque en términos de las epidemias no existen fronteras”, de ahí que el rol de las universidades es trascendental para concretar la colaboración entre países, razón por la cual se requiere mayor financiamiento, desarrollo de tecnología e investigación.
El también director del Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS) reconoció la capacidad de las naciones, sin embargo, apuntó la necesidad de la cooperación para establecer los caminos y trabajar coordinadamente. “Desarrollar un plan de vacunación regional, para no depender de otros; tenemos que desplegar estas capacidades, como una estrategia inaplazable y construir consensos”.
En tanto, Francisco José Trigo Tavera, titular de la Coordinación de Relaciones y Asuntos Internacionales de la UNAM, coincidió en que se debe incrementar la cooperación entre las naciones de América Latina, y aprovechar el talento que hay en las universidades de la región.
Se pronunció a favor de que se realice un taller de expertos regionales, a fin de delinear proyectos concretos entre las instituciones de educación superior integrantes de la Red de Macrouniversidades.
Jorge Volpi Escalante, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, se refirió a los biológicos y comentó: “en una época dotada de enorme pesimismo por la pandemia y por las condiciones que vive el mundo, no dejan de ser un motivo para maravillarse ante la capacidad de la imaginación y de la investigación científica de los seres humanos, para atajar de una manera veloz, una pandemia que no había ocurrido nunca así, en un mundo tan interconectado y con tal velocidad de comunicaciones”.
La vacuna, continuó, está en el centro de diversas guerras culturales que hemos presenciado a lo largo de la pandemia y que empezaron, sobre todo, en Estados Unidos, pero permearon a otros países. “Esas guerras culturales tienen que ver con una división en Estados Unidos entre la izquierda y la derecha”.
Para Alejandro Macías Hernández, especialista de la Universidad de Guanajuato, lo más importante es seguir apostando por acciones de control, debido a que la vacunación por sí sola no es suficiente para detener la pandemia.
En tanto, Hugo Oscar Juri, rector de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, expuso que si la pandemia continúa se debe contar con paneles de expertos para hacerle frente. No sabemos si la próxima pandemia será por otro coronavirus o qué vamos a enfrentar.
En cada país hay centros de investigación de excelencia, “pero sin duda tenemos que trabajar juntos”; debemos convencer a nuestros estados que tomen decisiones: si vamos a dejar pasar esas revoluciones, como la actual, que es biológica y sin precedentes, seguiremos dependiendo en la siguiente pandemia.
Al hacer uso de la palabra, Luis Carlos de Souza Ferreira, director del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de São Paulo, Brasil, recalcó que 35 por ciento de la población latinoamericana habita en esa nación, es decir, más de 213 millones de personas.
Brasil desarrolla sus propias vacunas, entre ellas Butanvac; no obstante, el país precisa mirar más allá de sus fronteras, en particular, hacia el resto de las naciones latinoamericanas. “Es una catástrofe pública sin paralelo en los últimos 100 años”, enfrentar la pandemia exige un esfuerzo general del gobierno, empresas y academia, opinó.
Más adelante, Flavio Salazar Onfray, vicerrector de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile, compartió que en su país se realiza un proceso de inoculación exitoso, gracias al cual 60 por ciento de la población objetivo ya tiene vacunación completa.
Sin embargo, puntualizó, persiste una alta circulación viral, lo cual evidencia que es necesario establecer programas integrales de contención de la pandemia que combinen la inmunización con medidas de confinamiento, control de fronteras, trazabilidad de los infectados y monitoreo de las variantes.
Fernando de la Hoz Restrepo, profesor de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad Nacional de Colombia, expuso que su país es uno de los que registra mayor impacto del coronavirus en morbilidad y mortalidad.
Colombia lleva casi dos meses con las unidades de cuidados intensivos ocupadas por arriba de 90 por ciento, debido a la dinámica de la infección, movimientos sociales y apertura de las actividades industrial, comercial, etcétera. “Con cobertura de 60 o 70 por ciento de vacunación, no se puede esperar que realmente se logre controlar la diseminación del virus; la buena noticia es que los grupos que se priorizaron para vacunarse, sí muestran una disminución de la mortalidad”, concluyó.