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CIUDAD DE MÉXICO, 6 de julio de 2021.- Manipular la historia o promover mitos y hechos que no existieron, no es una práctica exclusiva de los Gobiernos modernos, sino que al menos en México existe desde el periodo prehispánico, asegura el escritor y divulgador Enrique Ortiz.
Conocido en redes sociales como Tlatoani Cuauhtémoc y autor del libro El mundo prehispánico para gente con prisa, en entrevista con Quadratín México, considera que quizá hacer pasar por hechos reales historias ficticias, se debe a falta de información entre la sociedad o porque en México persiste una filia por idealizar a figuras históricas, así como gusto por mitos fundacionales como el del águila devorando una serpiente en nopal.
“Desde el siglo 20 hemos creado muchísimos mitos de la historia de nuestro país, nos gustan esas historias que a veces no se apegan a la realidad, como la de los Niños Héroes o que Hidalgo era un padre que no rompía una flor y que era todo bondad, cuando no era así. Nos gusta clasificar nuestra historia que hubo héroes y villanos.
“Nos gustan los mitos en donde idealizamos a los protagonistas de la historia y esas historias que son difíciles de creer, pero las cuales son hermosas, como este mito fundacional”, señala en alusión a la leyenda que explica el origen de la fundación de Tenochtitlán.
Este año, tanto el Gobierno de México como el de la Ciudad de México han organizado festejos por los siete siglos de fundación de Tenochtitlán, dando por cierto que la capital del llamado imperio mexica se erigió en 1321, aunque para este hecho no existen evidencia científica y tanto académicos como historiadores se han pronunciado contra el glorioso hecho de hacer coincidir en el 2021, no solo el establecimiento de la ciudad azteca sino empatarla con la caída del este imperio ante los españoles como sucedió en 1521 y posteriormente con la consumación de la Independencia de México de 1821.
“Para empezar nunca hubo una fundación per se de Tenochtitlán, nunca se dio este portento, entonces desde ahí empezamos con los problemas. En las fuentes del siglo 16 y en las crónicas, la fecha más mencionada es 1325, aunque hay otros documentos que mencionan otras fechas, más tempranas o tardías.
“Sin embargo lo que creo, a manera de opinión, lo que está buscando hacer el Gobierno capitalino, es un contrapeso en la conmemoración de estos procesos históricos para que empate en el mismo año 2021, la caída de Tenochtitlán y los 700 años de la fundación de Tenochtitlán, aunque no sea muy preciso”, recalca Enrique Ortiz.
De acuerdo con el conocedor del mundo prehispánico, el mito del águila devorando un serpiente, fue establecido por los jerarcas indígenas que formaron la Triple Alianza como Tlacaélel, Itzcóatl y Moctezuma primero, quienes se unieron para derrocar al señorío de Azcapotzalco.
“Los mexicas salen de Aztlán y llegan a la cuenca de México, son rechazados, denigrados y expulsados de muchos lugares, sin embargo, cuando llegan a este islote en medio del lago de Texcoco, los señores de Azcapotzalco, los tepanecas, les permiten asentarse ahí, pero con la condición de que sean tributarios y mercenarios para su guerras, entonces ellos se vuelven sus guerreros hasta 1428 cuando obtienen su libertad. Para esa época, en el lugar donde se establecieron en Tlatelolco existe evidencias de que ya había una población asentada.
“Entonces cuando ellos obtienen su libertad, ellos reescriben su historia, crean este mito fundacional, la ficción que narra que Huitzilopochtli dispuso que la señal para asentarse y fundar Tenochtitlán sería el lugar en donde encontraran un águila posando en un nopal devorando una serpiente, pero en realidad se trata una invención que ellos crearon para volverse un pueblo elegido por su Dios y para justificar su expansión militar y la subyugación de decenas de señoríos”.
Como divulgador de la historia de México, Enrique Ortiz, por más de ocho años, ha recurrido a las redes sociales para acercar el rostro humano y no de bronce de varios personajes que han forjado la identidad nacional, lo cual se ve reflejado en El mundo prehispánico para gente con prisa, en el cual acerca la sociedad episodios, costumbres y la visión que tenían los habitantes del Valle de México antes de la llegada de los españoles.
-¿Para quién está dirigido tu reciente libro?
-La intención del libro es acercar la historia, sobre todo la vida cotidiana de los antiguos nahuas, a la mayor cantidad de mexicanos, ese es el objetivo. La verdad no pensé en alguien por edad, mi objetivo era llevar estos datos, anécdotas y sucesos relevantes que son poco conocidos, y de esta manera quitar un poco esta estigmatización que sufren los mexicas, también llamados aztecas, de que eran un pueblo bárbaro y que solamente destacaban por su violencia, guerra y por el sacrificio humano.
Si uno ve las librerías en la actualidad, la gran mayoría de los libros, asociados a los mexicas y a los nahuas solo hablan de la conquista, y eso parece que es lo único relevante cuando realmente los antiguos nahuas tuvieron un alto grado de desarrollo y sofisticación, fueron una sociedad sumamente estratificada con un amplio conocimiento, del movimiento de los astros, de la medición del tiempo, con un año de 365 días y con hábitos sorprendentes de limpieza para aquel momento, vivían en una ciudad, que por densidad de población superaba a la París del siglo 16. En Tenochtitlán se estima que convivían 150 mil habitantes.
Se trata de quitar la ignorancia y llevar la historia a muchos más mexicanos y gente con prisa, que no tienen tiempo de leer una obra monumental como la Historia general de las cosas de la Nueva España, o como las cartas de Relación de Hernán Cortés; entonces es llevarles este contenido de una manera más amable.
¿La evidencia histórica apunta que la fundación de Tenochtitlán fue en 1325?
El astrónomo Jesús Galindo, quien ha investigado el movimiento de los astros a través de los tiempos y gracias a su investigación y cálculos, ha establecido que se dio un eclipse total de sol el 13 de abril del año 1325 y evidentemente para esas fechas los mexicas ya habitaban en Tenochtitlán, entonces al ver este fenómeno natural y tan apasionante, ellos deciden tomarlo como la fecha clave, ajustan todo a este eclipse solar, porque para ellos tenía un importante simbolismo, era la batalla entre Tonatiuh, el señor solar y la noche y todas las fuerzas que están asociadas a ella. Si por ejemplo para el ser humano es impactante ver un eclipse total en la actualidad, imagina para estas sociedades en las cuales la religión estaba en todos los aspectos de su vida, había factores de magia presentes en todo, desde la cosecha hasta la guerra. Entonces este hecho confirma esa posibilidad de que fue en 1325.