Teléfono rojo
El sainete presidencial premeditado
Sería digno de un comediante de alta talla, si no fuera porque el principal actor de este sainete es el presidente Andrés Manuel López Obrador y porque de sus resultados depende la salud y, quizá la vida, de millones de niños y adolescentes.
Así se entretejió esta comedia de engaños, en la que se pretende convencer a la ciudadanía que la información dada en la conferencia mañanera de Palacio Nacional un día puede ser verdad y, al otro, mentira, todo dependiendo de la conveniencia política del momento. Parece que se quiere aprovechar que el pueblo de México no lee, ni se informa a detalle de lo que hacen nuestras autoridades.
Primer Acto: el 12 de agosto, ante cámaras de televisión, en la conferencia mañanera del presidente López Obrador, la secretaría de Educación Pública, Delfina Gómez, presentó al mandatario un protocolo de 10 acciones para el retorno a clases presenciales el 30 de agosto, entre las cuales se encontraba la firma de una carta-compromiso, por medio de la cual los padres de familia autorizarían a sus hijos a permanecer en las instalaciones escolares.
Por televisión, y con periodistas como testigos, se pudo observar a un atento presidente de la República, mirar con detenimiento la presentación de la titular de la SEP. No había duda de ello. Los medios informaron claramente sobre el tema.
Segundo Acto: El 17 de agosto. De manera inesperada, el presidente de la República negó lo que todo mundo había visto. Afirmó que la carta no era obligatoria y que él no tenía nada que ver con el documento.
“Si me hubieran consultado, hubiese dicho que no. Somos libres, prohibido prohibir. Si van los niños a la escuela y no llevan carta, no le hace”, así, sin más, negó lo que cinco días antes le había presentado públicamente Delfina Gómez.
Tercer Acto: El 18 de agosto, la eminente generadora de confusión y mentiras en contra de los medios, Elizabeth García Vilchis, en la sección llamada “Quién es quién en las mentiras de la semana”, aseguró de manera falsa, que la información sobre la carta “inventada” fue difundida por medios y comentaristas.
“Esta es la carta compromiso de la SEP para el regreso a clases presenciales, pero a carta es pirata, aunque se hizo pasar como documento oficial”, sostuvo la mujer, sosteniendo obviamente una mentira.
Cuarto Acto: En la conferencia mañanera de este jueves, 19 de agosto la maestra Delfina otra vez repitió que la carta es falsa y no oficial, sino que es un “documento de análisis”.
Dijo que le queda muy claro a la SEP la responsabilidad que tiene ante los pequeños y fue más allá. Señaló de manera incongruente: “la carta no existe, se elimina” ¿Se puede eliminar, algo que no existe?, pregunto.
Esta serie de contradicciones, se produce en el peor momento de la pandemia para los niños y adolescentes, cuando se tiene registro de más de 60 mil contagios de menores de 18 años, desde que empezó la emergencia y hasta principios de agosto, que ha provocado la muerte de más de 600 menores de edad en el país.
El anuncio de Delfina Gómez de que los padres tenían que firmar una carta responsiva no fue un sueño guajiro, ni un invento, todo mundo que presenció la mañanera del 12 de agosto lo pudo constatar.
¿Qué motivó entonces esta extraña negación presidencial hacia una medida anunciada y grabada por las cámaras de televisión?
Evidentemente, el rechazo de muchos padres de familia, especialmente en redes sociales, hacia un compromiso al que se les estaba obligando, caló hondo en el sentir presidencial.
No se midieron las consecuencias iniciales de deslindar a la SEP de cualquier responsabilidad sobre los menores que regresaran a clases presenciales. Es un hecho que la dependencia cargaría a los padres toda la carga de lo que pudiera pasarles a sus hijos en un salón cerrado.
Presidencia de la República y la SEP lanzaron el buscapiés de presentar la malograda carta para determinar cuál sería la reacción de los padres de familia y les salió el tiro por la culata.
Es parte de la estrategia presidencial para medir el pulso de los mexicanos, presentar propuestas para después olvidarlas o negarlas, si no es conveniente. Hay muchos ejemplos, uno muy conocido, fue el planteamiento para que Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pudiera ampliar su mandato dos años, presentadp por un diputado del Partido Verde, pero avalada por López Obrador.
El presidente manifestó que la carta, casi maldecida, no existe, porque se quiere superar la burocracia que existía en el neoliberalismo. Cabría preguntar ¿en que periodo de los llamados gobiernos neoliberales, hubo una carta en donde se endose responsabilidad a los padres, porque sus hijos vayan a la escuela? No encuentro registro de ello.
Seguro que en materia educativa debe reducirse la burocracia, pero ese no es el punto. Lo que debe haber es seguridad para que los niños y adolescentes acudan a clases o, que de plano se queden en sus casas, en donde seguramente estarán mejor protegidos, en un contexto de pandemia mundial.
Ante el reinicio a clases, que se efectuará “llueva, truene o relampaguee”, como afirma el presidente de la república, la SEP intensifica el acondicionamiento de las escuelas, abandonadas durante año y medio, vandalizadas, destruidas, muchas de ellas incluso sin agua y para ello, en muchos casos, utiliza la mano de obra gratuita de padres de familia bien intencionados, que no escatiman esfuerzos para que sus hijos estén mejor, ante la ausencia de empleados de la SEP que debían cumplir con ese trabajo.
La SEP tuvo más de un año y medio para hacer los trabajos de recuperación de los planteles y ahora en unas cuantas semanas pretende remozar los salones a marchas aceleradas, lo que no hizo en tanto tiempo, lo cual confirma la improvisación de quienes nos gobiernan.
Al inicio de la pandemia, las autoridades educativas señalaron que sólo con semáforo verde retornarían los niños a las escuelas, pero ahora, parece que la urgencia política de pretender que ya todo es “normal”, sostenida por la presidencia de la República, está forzando a que las clases presenciales se reanuden incluso con semáforo rojo y con el contagio de niños y adolescentes al alza. Nada positivo puede resultar cuando las decisiones políticas tratan de imponerse a la realidad.