Escenario político
Amenazas cumplidas
Antes de compartir la verdad del colega Fernando Alberto Irala Burgos sobre el cambio climático, trataremos de explicar, sucintamente, que es la variante Delta del Covid 19.
Esta versión de Covid-19 surgió en India, donde causó la mortal y aterradora segunda ola de la pandemia, y se extiende por América del Norte, el Reino Unido, Europa y China.
Los investigadores ahora saben que la variante Delta se propaga más rápido que la variante alfa original del SARS-CoV-2 y duplica las hospitalizaciones.
Según las últimas estimaciones, más de la mitad de las nuevas infecciones por coronavirus en los Estados Unidos se atribuyen a la variante Delta del nuevo coronavirus.
Se observan estimaciones similares en todo el mundo.
Los fabricantes de vacunas COVID han asegurado al público que las vacunas existentes protegen a las personas vacunadas de la nueva variante cada vez más transmisible del virus.
Pero qué tan bien previenen las vacunas las enfermedades y las hospitalizaciones.
Varios artículos de investigación recientes estimaron la efectividad de tres vacunas COVID-19 diferentes contra la variante Delta.
Existe una preocupación por parte de los expertos debido al número de fallecimientos en este 2021 relacionados con el Covid-19, ya que se esperaba que este año la cifra disminuyera considerablemente, sin embargo, no se contaba con la aparición de una nueva variante llamada Delta.
Esta variante ha resultado sumamente contagiosa y ha causado estragos en más de 90 países.
Esperan encontrar el antídoto, en breve.
Y sobre el cambio climático nos habla el técnico Irala Burgos:
Alarmante y esperanzador es al mismo tiempo el informe preparado por un grupo de expertos, dado a conocer por la ONU a principios de agosto, sobre los estragos que causa ya en el planeta el cambio climático, y lo que puede ocurrir en las próximas décadas y siglos.
Estamos muy cerca ya de la frontera en que se producirán daños irreversibles, cuando la temperatura promedio del globo terráqueo se ubique en un grado y medio sobre los niveles preindustriales.
Ahora mismo, las observaciones arrojan que ese nivel está ya más de un grado arriba, y que en las próximas dos décadas podría rebasarse ese tope fatídico.
Ya actualmente, también, se aprecian los estropicios generados sobre el ambiente, con el deshielo de los polos, la mayor agresividad y frecuencia de huracanes y otras perturbaciones, y la amenaza a la biodiversidad.
Muchas son las predicciones formuladas por los especialistas, una de las más terribles y generalizadas es el aumento en los niveles de los océanos, que al mediar el siglo sepultarán buena parte de las costas continentales que a la fecha conocemos, incluidos centros turísticos y sus playas, poblaciones en los litorales, e islas enteras.
La esperanza existe, por supuesto, porque ya hay un esfuerzo internacional y metas fijadas a los gobiernos, para reducir las emisiones de carbono, así como la quema de combustibles, y revertir el proceso de calentamiento.
Sólo que este esfuerzo debería acelerarse y las metas tornarse más estrictas si se quiere detener la catástrofe y revertir los males ya causados.
En ello están empeñados muchos líderes políticos del mundo, aunque hay algunos que no.
Hace poco padecimos allende el norte a esa figura del mal que fue Donald Trump, quien negaba que el cambio climático existiera e incluso sacó a su país del Acuerdo de París, instancia donde se gestionan las acciones a favor del medio ambiente.