La fiesta de la palabra y el riesgo de la incultura
Tuvieron una lucha sorda.
Poco a la buena y más a la mala.
Y como nadie sabe quién se llevará la pesca del río revuelto, Olga Sánchez Cordero y Julio Scherer trabajaron sin querer para Adán Augusto López.
Desde la semana pasada el tabasqueño, el brody de su paisano el presidente, tiene la encomienda de desempeñar las funciones de ambos.
En términos políticos, López Hernández recupera el poder del antepasado inmediato de la Secretaría de Gobernación (Segob).
Salvo el manejo de la seguridad pública, la cual tanto lastró el trabajo del hidalguense Miguel Angel Osorio Chong porque lo distrajo de la gobernabilidad.
Desde antes de difundirse su nombramiento, Adán Augusto recibió la promesa de mayores poderes a los de su antecesora y supo cuáles serían sus responsabilidades.
Ya es el enlace del Ejecutivo con los demás actores: los otros poderes –el Legislativo y el Judicial–, los gobernadores y los partidos políticos.
El tiempo demostrará cuánto cambio el trato con los dos últimos, porque prácticamente no hay contacto o de plano han sido despreciados.
Los tiempos del Congreso
En gran medida el trabajo público dependía de Julio Scherer.
El director jurídico de la Presidencia atendía lo sustantivo, incluida la agenda del Congreso de la Unión y el trato con el presidente de la Corte, Arturo Zaldívar.
Ambos convinieron en ampliar el período de Zaldívar hasta 2024 y para ello utilizaron de títere al senador oaxaqueño del Verde Raúl Bolaños Cacho para la iniciativa.
A su llegada, Adán Augusto López buscó a los operadores oficialistas en el Senado y en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal e Ignacio Mier, para los temas más caros a Palacio Nacional.
Pidió la aprobación inmediata de varias reformas, entre ellas la Ley Federal de Juicio Político y Declaratoria de Procedencia.
No es posible porque no hay consenso, le acotó el zacatecano Monreal, quien sin embargo ya tiene lista la discusión senatorial y aprobación para el próximo jueves.
Una semana no hace diferencia en ese caso, como sí lo hace el nuevo reparto de poder: hay más Gobernación con López Hernández y menos injerencia publica con María Estela Ríos.
Huellas de Cabeza de Vaca
1.- Las reformas a la ley sobre juicio político tiene un móvil.
Con ellas el poder federal trata de subrayar la endeble situación del gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca.
El panista está en el poder al amparo de la decisión del Poder Legislativo del estado, todavía dominado por correligionarios.
Las modificaciones quitarán soberanía a los Congresos locales y en situaciones similares solamente valdrá la decisión del federal.
En principio las nuevas disposiciones no afectarán a Cabeza de Vaca porque ninguna ley tiene efectos retroactivos.
Pero faltará ver la sevicia de los nuevos diputados morenistas porque tendrán mayoría y, con ese control, podrían intentar aplicarla al mandatario para impedirles terminar su sexenio.
Y 2.- la pandemia ha revalorado el trabajo de los educadores, según la firma BlinkLearning.
Es la opinión de 75 por ciento de los maestros, dice el Estudio Global sobre Uso de la Tecnología en Educación, difundido en México por Alberto Zatón.
La muestra incluyó a 573 profesores, quienes se declararon motivados a seguir con su actividad pese a la situación adversa, aunque 42 por ciento se manifestó por un alza salarial.