
Libros de ayer y hoy
LA PANDEMIA Y LA ECONOMÍA LXXXV…El fallecimiento de Sócrates Amado Campos Lemus y su polémica postura en los acontecimientos de 1968.
Por mi trabajo periodístico, tuve la fortuna de entrevistar y hacerme con el tiempo amigo de varios ex dirigentes del movimiento estudiantil de 1968. Entre ellos, Luis González de Alba, Eduardo Valle Espinosa, El Búho; Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, Marco Antonio Ávila Cadena, El Ringo; Félix Hernández Gamundi, Jesús Martín del Campo, Salvador Martínez de lla Roca, Gilberto Guevara Niebla, Marcelino Perelló, y al gran Raúl Álvarez Garín. A Pablo Gómez, también. este último super soberbio y mamón. Además, al ingeniero y maestro Heberto Castillo Martínez. Y, por supuesto, a Sócrates Amado Campus Lemus. Un amigo muy querido desde mi infancia, Rolando Álvarez Rivas, fue quien me presentó al Ringo y a Sócrates.
A unos cuantos días de conmemorarse el 53 aniversario de los trágicos acontecimientos registrados en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, la mañana del pasado jueves se dio la noticia del fallecimiento de uno de los líderes del Movimiento Estudiantil del 1968, Sócrates Amado Campos Lemus, en Monterrey, Nuevo León. En ese 1968 el oaxaqueño Sócrates tenía 22 años y fungió como delegado de la Escuela Superior de Economía del IPN.
El 2 de octubre estuvo en la Plaza de las Tres Culturas. Cuando una bengala roja fue arrojada al cielo, se apoderó de un micrófono. Gritó: “¡No corran, compañeros! ¡Es una provocación!”. De inmediato, comenzaron a escucharse los primeros balazos. El batallón Olimpia lo detuvo en el edificio Chihuahua. Fue torturado en el campo militar. Campos Lemus pasó a la historia como “provocador y delator del movimiento”. Algunas personas que aseguran haber participado en el mitin, declararon que colaboró, después de la matanza, con los soldados para identificar a los estudiantes presos en el Campo Militar Número Uno.
Su controvertida participación en el mitin del 27 de agosto de 1968 y los testimonios de quienes aseguran que colaboró con los soldados para identificar a los estudiantes presos en el Campo Militar Número Uno, después de la matanza del 2 de octubre, colocan a Campos Lemus –según ex integrantes del Consejo Nacional de Huelga–, como parte de una estrategia de represión orquestada por el gobierno mexicano. Permaneció en Lecumberri hasta 1971. Luego de vivir más de dos años en el exilio, después coordinó el Plan Huicot durante el gobierno de Luis Echeverría, fungió como delegado del Fondo Nacional de Fomento Ejidal en Zacatecas y dirigió la Casa de Artesanías en el estado de Hidalgo.
Sócrates Amado Campos Lemus fue acusado, por décadas, como “delator del movimiento» estudiantil” y jamás quiso desmentir dichas versiones. Cargó toda su vida con el estigma de haber traicionado a los líderes estudiantiles, supuestamente bajo el señalamiento de haber “delatado” a sus compañeros cuando estuvieron detenidos en el Campo Militar. Se dedicó al periodismo y escribió varios libros, uno de los últimos, referente a los acontecimientos del 68. Pero no fijó su postura ante las descalificaciones y denuestos.
Campos Lemus, el 21 de abril de 2004 dejó su cargo como director ejecutivo de la Dirección General de Comunicación Social de la Procuraduría General de la República, donde se desempeñó como asesor del entonces procurador general de la República, general Rafael Macedo de la Concha, tras la difusión de una fotografía en la que aparece departiendo en una comida con los narcotraficantes del cártel del Golfo, Juan García Abrego y Juan N. Guerra; además, fue acusado también de trabajar para Fernando Gutiérrez Barrios.
Pero hubo varios dirigentes del movimiento, como Luis González de Alba, Eduardo Valle Espinosa, Raúl Álvarez Garín y Gilberto Guevara Niebla que, en su momento, reivindicaron a Campos Lemus. Por ejemplo, Luis González de Alba, escribió:
“… Entre la izquierda algunas guerrillas se han exterminado a sí mismas al perseguir y fusilar ‘traidores’ o a los diversos desviados de la línea revolucionaria correcta. Algo semejante hemos hecho de 10 años a la fecha los que encabezamos el Movimiento Estudiantil de 1968. En particular, y por diversas razones, tres miembros del Consejo Nacional de Huelga han sido señalados uno como traidor y los otros dos como policías. Se ha estigmatizado como claudicante al que trabaja en Hacienda, en Programación, en la CFE, en teléfonos, etc. Y si no trabaja allí, entonces lo hace en la iniciativa privada, con lo cual –cubierto el campo de todas las posibilidades– sólo queda la denigración de quien por lo visto únicamente sería puro si viviera de sus rentas. Es verdad que las declaraciones de tres delegados estudiantiles sirvieron al gobierno de Díaz Ordaz para fundamentar la imagen con que deseaba pasar a la historia. Pero también es cierto que ninguno, ni siquiera Sócrates Campos Lemus, actuó como informante de la policía en el seno del CNH. Es absolutamente indudable que este organismo jamás estuvo infiltrado. Prueba de esta afirmación es que los interrogatorios a que fuimos sometidos en el Campo Militar No. 1 eran simplistas, ingenuos y aun ridículos; no el interrogatorio eficaz del policía bien informado, sino el tanteo a ciegas de quien no sabe nada. Y consideremos que nuestros interrogadores no eran de esa clase de policías recién egresados del hampa, sino de la Inteligencia Militar. No sabían nada porque nunca pudieron infiltrar el CNH. Si Sócrates es simplemente un mitómano, Marcelino es ahora un inteligente detractor.
Raúl Álvarez Garín, sobre la trayectoria de Campos Lemus: «Quizá se movió en una dirección doblegado por el miedo y por la tortura, y se agotó como personaje político el 2 de octubre de 1968, porque hay actitudes que te marcan de por vida y siempre fue fantasioso, mitómano e inconsistente».
Eduardo Valle Espinosa: “A veces, al calor de los acontecimientos, te gana la pasión y el coraje. Muchas veces cometemos injusticias con juicios sumarios. Sócrates lo traté mucho en la cárcel. Le dije de frente: Eres un traidor y siempre lo negó. Las declaraciones de Sócrates Campos Lemus y de Marcelino Perelló cayeron como anillo al dedo en la mano tendida de Díaz Ordaz. Sócrates mencionó políticos que supuestamente colaboraban con el movimiento, dio una larga lista de nombres, fechas, citas y, por otra parte, inventó unas columnas de seguridad que el CNH había dispuesto en Tlatelolco para repeler una agresión. Mintió porque ya no quería que lo torturaran. Así de simple”.
Sócrates Campos Lemus lo repitió muchas veces en diversas entrevistas que concedió: «Muchos hablan de torturas, a todos nos dieron de putazos, te pegaban en todos lados, menos en la cara; yo llegué orinando sangre, ese es uno de mis problemas, los riñones. Pero lo más cabrón es que tú escuchabas gritos, por ejemplo, de mujer y los soldados te decían: ‘Es tu mamá, hijo de tu puta madre’. A ver cabrón, vas a salir y vas a leer esto porque ahí está tu mamá y la vamos a chingar. Pues entonces lees, ¿no? ¿O qué, vas a decir: ¿No leo? Yo no sabía quiénes estaban afuera, si hubiera sabido que eran periodistas, a lo mejor te avientas el tiro, ¿pero así, ¿cómo? Cuando estás en el Campo Militar te van ablandando día con día, de tal forma que cuando te dicen: ‘Lee esto’, pues lo lees. Yo te juro que no lo he vuelto a leer (el documento que en 1968 leyó ante la prensa), porque si yo hubiera sido policía no hubiera estado dos años y ocho meses en la cárcel; salí al exilio y Salvador Allende me apoyó. ¿Esto hubiera sucedido si yo hubiera sido policía?».
Luis González de Alba, se suicidó a los 72 años en su casa de Guadalajara, Jalisco, el 2 de octubre de 2016, fecha en que se conmemoraba el 48 aniversario de la masacre de Tlatelolco. Poco antes, escribió para la revista Proceso:
En contra del criterio estalinista, yo no creo que se puede ser “objetivamente policía”, “objetivamente traidor”. Ni Sócrates ni Marcelino lo fueron ni lo son. Pero resulta deplorable que sea Marcelino –el ideológicamente más sólido– quien se evidencie incapaz de aquilatar el daño que hizo y el que continúa haciendo. La debilidad y la mitomanía explican a Sócrates. Durante 10 años creímos que Marcelino había cometido sólo una torpeza garrafal. “No es un traidor, es un estúpido”, decían sus más bien intencionados defensores y camaradas desde la “comodidad” de la cárcel, como él dice. Mas por lo visto será necesario revisar esa opinión para añadirle la desfachatez.
Gilberto Guevara Niebla, dijo a La Jornada (02/05/2002) que existen numerosos elementos que apuntan a la participación de la CIA en la elaboración de una estrategia de «represión preventiva» que derivó en la masacre del 2 de octubre: «Muchos de los actores que la instrumentaron estaban vinculados con la agencia, al menos indirectamente. El accionar de la CIA podía constatarse en el comportamiento de algunos líderes extrañamente radicalizados».
A 53 años de la brutal represión en Tlaltelolco, ya no viven la mayoría de los protagonistas, pero muchos de ellos dejaron sus personales testimonios en libros, entrevistas y artículos. No se puede reivindicar a un gobierno represor, pero tampoco podemos dejar que la historia la reescriban a su modo personajes inmorales e inescrupulosos. Por ello, a Sócrates Amado Campos Lemus, como al brillante periodista que fue Manuel Mejido Tejón, los debe juzgar la historia. La relación de Sócrates con los militares y policías, desde luego tiene una explicación. Y fue una relación abierta, y no fue disfrazada como la que tuvo Julio Scherer Ibarra con Javier García Paniagua. Hay mucho que escribir sobre los dirigentes del movimiento estudiantil de 1968 y que fue de sus vidas.
Por otra parte, sostiene López Obrador que su principal estrategia es dotar de oportunidades de capacitación, becas y, eventualmente, empleo a los jóvenes y con ellos acabar con el «ejército de reserva» del crimen organizado.
“¿Ustedes creen que solo deteniendo a los capos se va a resolver el problema? No. Claro que si los encontramos los detenemos, pero el propósito es atender las causas y un propósito es quitarles a los jóvenes. Esa es la batalla, Dejarlos sin ejército de reserva. Quitarles a los jóvenes. ¿Cómo le van a hacer los capos si los jóvenes tienen opciones de estudio, opciones de trabajo?», expuso López Obrador.
Tal vez con esa declaración, le quiere responder a Javier Coello Trejo, el ex fiscal de hierro, quien acaba de publicar sus memorias y habla del combate a la corrupción gubernamental.
Por último, Alejandro Gertz Manero, fiscal general de la República (FGR) fue acusado ante la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) por posibles delitos financieros, relacionados con una presunta cuenta de 7.8 millones de dólares depositados en paraísos fiscales. La denuncia fue dada a conocer por su lejano familiar Alonso Castillo Cuevas, hijo de Alejandra Cuevas, quien afirma que “Gertz Manero tiene como objetivo esconder el rastro de una fortuna obtenida de forma ilícita”.
También se incluyó un dispositivo con toda la documentación relacionada con el proceso judicial que el titular de la FGR persigue en contra de la madre de Alonso, la señora Alejandra Guadalupe Cuevas Morán, quien se encuentra actualmente en prisión, acusada “injustamente del supuesto homicidio culposo de su hermano (Federico Gertz) y manipulando las instituciones del Estado para mantenerla en prisión”.
“Consideramos que las acciones de Alejandro Gertz contra mi madre y contra mi abuela (Laura Morán Servín, pareja de su hermano durante más de 50 años), tiene como objetivo esconder el rastro de una fortuna obtenida de manera ilícita”, agregó Castillo Cuevas.