Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Escasez de medicamentos y el manotazo de López Obrador
Durante más de tres años se escuchó una y otra vez, casi todas las mañanas, la reiterada afirmación de que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador llegó al poder con la premisa de no mentir, no engañar y no robar, pero un manotazo en la mesa el miércoles 10 de noviembre en una reunión del gabinete en Colima recordó que la escasez de medicamentos es uno de los pendientes que no se han resuelto.
Las marchas diarias de los padres de niños con cáncer pasaron a ser parte de la normalidad en la Ciudad de México, que se fueron extendiendo cada semana hacia las principales ciudades del país, en las que el reclamo era el mismo: faltan medicamentos oncológicos para las quimioterapias de niños que requieren de tratamientos integrales y constantes para poder sobrevivir a la penosa y mortal enfermedad que han estado paliando en los más de tres años de este gobierno que no ha podido resolver la escasez en todos los hospitales del sector Salud, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores al Servicio del Estado (ISSSTE) del territorio nacional.
En junio se agudizó la falta de oncológicos y la protesta se extendió a todo el país cuando los convocantes a un paro nacional extendió la protesta a varias ciudades de la República ante el mayor desabasto de oncológicos, y las protestas las encabezaron padres de la Ciudad de México, Yucatán, Puebla y Veracruz.
La entonces secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero llevó la negociación con los indignados padres a la sede de la institución donde cada semana había una reunión en la que cundió el atole con el dedo, ante la imposibilidad del gobierno para conseguir los medicamentos suficientes, que apenas alcanzaban para paliar la protesta. Las reuniones semanales las continuó el nuevo titular, Adán Augusto López Hernández en la misma dependencia, junto con los responsables del gabinete de Salud, donde los padres escuchaban las mismas promesas incumplidas hasta la fecha.
Al acabarse los medicamentos, volvían a las calles las multitudes de ofendidos padres, que manifestaban su inconformidad por las mentiras de los funcionarios de alto nivel que en cada reunión les ofrecían que ahora sí se resolverá la escasez. Y de nuevo se incumplía la promesa y la respuesta de ellos era de vuelta a las calles. Así, en un círculo vicioso desde junio.
Desde temprana hora, los padres organizados marchaban al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México donde bloquean los accesos y el paso de vehículos en el boulevard del mismo nombre, al mismo tiempo que otros grupos cierran el paso de vehículos en las autopistas y avenidas principales de la capital del país y otras ciudades de los estados.
Estos bloqueos responden siempre a la convocatoria lanzada con días de anticipación por las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) y la Asociación de Padres de Familia con Niños Enfermos para demandar al gobierno federal que entregue medicamentos oncológicos para niños con cáncer.
«Lo que exigimos a las autoridades es que se garantice el abasto regular, suficiente para el tratamiento integral de nuestros hijos. No queremos medicamento a cuentagotas. No buscamos soluciones parciales, porque los tratamientos que no se dan en un esquema completo, no le funcionan a nuestros pacientes», dio a conocer la asociación en un comunicado del 27 de junio, luego de que denunciaron el incumplimiento de las promesas del gobierno federal.
Las pancartas en cada protesta rezan demandas por el estilo de «El cáncer no está en cuarentena», «Porque los niños no pueden luchar solos contra el cáncer» y «Necesitamos quimioterapias por favor». Pero no han sido visibles para los altos funcionarios de la burocracia dorada que como en sexenios anteriores, hacen oídos sordos a las demandas populares que según el inquilino del Palacio Nacional son atendidas, porque “ya no es como antes, ya no hay corrupción”, afirmaciones que chocan contra la “necia realidad”, a la que se refería el periodista Julio Sherer.
En la víspera del viaje del presidente López Obrador a Nueva York, para presidir la sesión inaugural del Consejo de Seguridad de la ONU, de la que por un mes presidirá la representación mexicana, los padres convocaron a un nuevo paro nacional para exigir de nueva cuenta los medicamentos para la atención integral de sus hijos con cáncer. Esto motivó al jefe del Ejecutivo a llamar la atención al secretario de Salud, Jorge Alcocer y al titular del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) Juan Ferrer Aguilar por la escasez de medicamentos que tanto niegan en sus semanales declaraciones del informe que suelen denominar El pulso de la salud.
Con un manotazo, les dijo que no quiere excusas ni pretextos para que persista la escasez de medicinas que, además tienen que estar disponibles para todos en forma gratuita, por lo que no aceptará las mentiras que les han endilgado a los padres de familia, mientras que en su presencia niegan y sueltan cifras millonarias de las dosis que supuestamente son adquiridas en varios países europeos, luego de que fuera roto el bloqueo que 10 consorcios mexicanos habían creado en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, a los que no se cansa de señalar de haber hecho negocios con el tráfico de influencias.
Sin afán de molestar, pregunto, sin la autorización de los padres de niños con cáncer: ¿seguiremos oyendo mentiras sobre el abasto de medicamentos o atenderán al regaño del jefe del Ejecutivo?