Para Contar
Sucedió hace seis años.
En pleno desmantelamiento del Partido Revolucionario Institucional (PRI), varios miembros del gabinete fueron llamados a Los Pinos.
La pregunta fue similar para todos ellos:
-¿Aspiras a ser candidato a la Presidencia de la República?
No todos fueron sinceros, pero algunos sí salieron a buscar espacios mediáticos, actividades populares en sus giras y búsqueda de nexos con los poderes regionales.
Dos se lo tomaron en serio.
Por una parte, Enrique de la Madrid, a la sazón secretario de Turismo, aceptó su interés por contender en el 2018 para suceder a Enrique Peña.
José Narro Robles, secretario de Salud, también expresó públicamente sus intenciones pero encontró oposición interna.
Más cauto, Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación decidió mantener su institucionalidad y esperar la señal desde la residencia presidencial.
Nunca llegó la autorización, pues desde mucho tiempo atrás se había optado por un supuesto ciudadano: José Antonio Meade, secretario de Hacienda.
Cuando René Juárez llegó en 2018 al PRI, le pregunté cómo lo encontró:
-Hecho una mierda -me contestó frente a su secretario Arturo Abarca.
Puras ambiciones personales
El resultado ya todo mundo lo sabe.
Pero de aquellos nombres sólo sobrevive Enrique de la Madrid desde un ámbito civil y con un trabajo de numerosas propuestas en ambiente, economía, turismo, educación, tecnología…
Una loable labor en solitario porque los partidos políticos de oposición -él encajaría en la alianza PRI-PAN-PRD y MC si al final Dante Delgado cambia de parecer- están postrados y sometidos a ambiciones.
Vea usted:
Acción Nacional (PAN) está inmerso en una lucha donde Marko Cortés opera como personero de Ricardo Anaya y ya declaró derrotado a su partido para 2022.
En el Revolucionario Institucional Alejandro Moreno, Alito, ignora a los mejores cuadros priístas y se reserva para sí el derecho de ser postulado por el tricolor para el 2024.
Del Partido de la Revolución Democrática (PRD) de Los Chuchos no hay noticias ni militancia ni fuerza para contender solo, lo cual lo obliga a depender de una eventual alianza con los otros.
Conclusión: hoy las condiciones están dadas para la desaparición del PRI y nuevas deserciones si ignora a militantes distinguidos y con propuesta.
No tiene más cuadros ni otro destino, y para colmo ahora coquetea con el gobierno y Morena para vender sus votos a cambio de impunidades.
El gobierno juega con Creel
1.- En el gobierno se carcajean de la postura oposicionista de Santiago Creel al gobierno de López Obrador.
Porque ambos son amigos desde antes de 2000, cuando el tabasqueño no cumplía los requisitos de residencia para el Distrito Federal y tanto Creel como Francisco Labastida abogaron por él.
-¿Por qué? -les preguntó el presidente Ernesto Zedillo.
-Porque queremos vencerlo en las urnas -respondieron.
La historia se los reprime hoy, cuando Creel ya se reunió con Adán Augusto López porque López Obrador no tiene tiempo ni voluntad para dialogar con la oposición.
Y 2.- la guerra al interior de Morena cada vez es más fuerte y descarnada conforme se acercan las postulaciones de candidatos para gobernadores de 2022.
El mejor ejemplo es Hidalgo, donde la lucha intestina crece y ha iniciado una campaña contra el senador Julio Menchaca.
¿De qué lo acusan ahora?
De ser amigo de Ricardo Monreal y por lo tanto incondicional si el zacatecano se mete a la boleta presidencial en 2024.
Mientras las zancadillas arrecian, Cuauhtémoc Ochoa ve despejarse el panorama morenista.