Escenario político
Covid y la negligencia de los López
Silvia llegó desde Ixtapaluca, Estado de México, y llevaba 17 horas de permanencia en una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social de Iztapalapa, sin que consiguiera una ficha para acceder a una prueba y comprobar si tiene Covid-19. La mujer estaba ansiosa, como muchas personas que estaban a su alrededor.
Miles de mexicanos de todas las edades han abarrotado los centros de las instituciones del sector salud en los últimos días en busca de una prueba, pero en un ambiente de caos, son las menos las que han logrado su objetivo.
“Ya estoy desesperado, por más temprano que llegó al kiosko, simplemente no alcanzó ninguna de las 50 fichas que reparten diario. Ya llevo tres días así y ya no sé que hacer”, afirma el señor Manuel López Sánchez.
Indica que se siente mal, con fiebre, cuerpo cortado, tos y dolor de garganta, desde hace días y por eso quiere comprobar si tiene Covid-19, pero además porque en su trabajo le exigen que muestre un comprobante PCR, con resultado negativo a contagio de Sars-Cov-2.
“Me siento mal, como mucha gente que está formada y no puede ser que simplemente salga el personal del IMSS y después de que ya tenemos aquí varias horas de estar formados, simplemente nos digan que ya no hay pruebas, que volvamos mañana”.
Y arremete: “para que sirve que paguemos impuestos y que nuestras empresas cubran sus cuotas patronales a tiempo, si el Seguro Social no contrata los suficientes reactivos para hacer las pruebas. Estamos al mismo nivel de Haití y de esos países, en donde la gente se enferma, sin siquiera poder comprobar que es lo que tiene. Yo me siento mal, puedo tener una fuerte gripa, influenza o Covid-19, pero ¿cómo lo voy a saber si no me hago una prueba? No se vale”, dice molesto mientras se aleja rumbo al Metro para ir a su casa y poder regresar mañana en espera de por fin conseguir la ansiada ficha.
Y ante la demanda de exámenes anti Covid-19 que rebasó la capacidad no sólo del IMSS, sino del ISSSTE y de la Secretaría de Salud. La respuesta del máximo funcionario en materia de estrategia anti virus, el contradictorio Hugo López Gatell, no ha dejado lugar a dudas en su incompetencia. Se ha limitado a decir que los mexicanos mejor no salgan a hacerse pruebas.
Las reuniones de fin de año se convirtieron en una fuente de contagio para millones de mexicanos y eso se tradujo en una mayor presencia de enfermos en las clínicas y hospitales del sector salud y en las cifras registradas por las autoridades.
El 1 de diciembre de 2021 el número de contagiados diarios fue de 3 mil 345; el 15 de ese mes, fue de 2 mil 956, pero la espiral creciente ya nadie la pudo parar; el 31 de diciembre, llegaron a 10 mil 37, el 5 de enero, a 20 mil 626; el 8 de enero, se llegó al primer nivel máximo de contagiados, con 30 mil 671, con lo que se superó el nivel de 28 mil 953 casos diarios, registrado el 18 de agosto de 2021.
Sin embargo, ese número se hizo añicos, cuando el pasado miércoles llegó al nivel histórico de 44 mil 187, cifra muy similar a 43 mil 523 nuevos contagios de este jueves.
El 23 de marzo de 2020, que dio inicio la llamada Jornada Nacional de Sana Distancia, cuando el gobierno prendió las alarmas de que el mundo y el país se enfrentaban a una pandemia, sólo se registraron 51 contagiados en un día.
Ahora, cuando México se encuentra de lleno en la cuarta ola de la Covid-19, con más de 40 mil contagiados diarios, la mayor parte de las 32 entidades del país se encuentran en semáforo verde. Evidentemente que ya no le interesan a las autoridades federales que haya más contagios.
El Gobierno Federal encendió todas las alertas hace dos años. Ahora ya ni alertas tiene, no le interesa, se muestra displicente, apático. No le importa que los mexicanos se contagien, dejó de ser un tema de interés prioritario.
Para el pseudo funcionario de marras (no lo puedo llamar de otra manera), López Gatell, la solución radica en que los mexicanos renuncien a hacerse pruebas, es decir, que no sepan si están contagiados o no, porque eso no le interesa a este médico burócrata, ni al Gobierno Federal, ni a su jefe, el secretario de Salud, Jorge Alcocer, ni al mismo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
A los supuestos encargados de la salud de los mexicanos, les interesa que los mexicanos infectados se escondan en sus casas, en donde nadie los vea, en donde no pongan en evidencia que este sistema de salud está tronado, para que nadie sepa que ahí prevalece la incompetencia y la corrupción. Que los mexicanos que se sientan mal, simplemente no vayan a un centro de salud.
Tenemos a un presidente de la República que, contagiado por segunda ocasión de Covid-19, ni siquiera usa cubre bocas, como medida obligatoria para proteger a quienes se encuentran a su alrededor, que, en acto de ignorancia o cinismo desmedido afirma en un video que los pacientes del mal pueden usar Vick Vaporub, como cuando su mamá lo trataba de aliviar de una gripa en sus lejanos años de niño, allá en Tabasco, y apela a las caricias de los familiares como el mejor de los medicamentos, sin importar si los demás puedan contagiarse.
Parece mala broma por parte de un presidente de la República, pero no lo es, son palabras llenas de populismo y hasta parecieran de mala fe, en un país, en donde la cifra de fallecidos por complicaciones de Covid-19 estarían rondando el medio millón de personas, que dejaron un vacío que no se puede llenar entre quienes los conocieron y que representa una de las peores desgracias sanitarias que el país haya sufrido.
En el colmo de la desmemoria, López Obrador apenas dijo ayer que “esta pandemia va de salida”. Lo mismo dijo en marzo, abril, mayo, junio y en prácticamente todos los meses de 2020 y después de 2021 y claro que eso no fue cierto. Es como repetir la máxima del teórico de la propaganda nazi, Joseph Goebbels, de que habría que decir mil veces una mentira para que se convirtiera en verdad ante las masas.
Aunque es menor el número de internados en esta cuarta ola, en gran parte gracias a la vacuna, eso no significa desaparecer el impacto sobre la salud de los mexicanos, sobre su situación económica familiar y sobre la economía nacional. Al gobierno lópezobradorista se le olvida que el número de muertos crece todos los días.
Por incumplimiento en sus funciones urgen las renuncias de Alcocer y L. Gatell, pero tienen un jefe que los protege, aunque muestren una incompetencia criminal. Pobre México con tales funcionarios en materia de salud, desde el nivel presidencial, pero algún día ya no estarán. Nada es para siempre, ni el Coronavirus, ni ellos.