México se la juega en 2025
Ethel Rosenberg y el macartismo latente en redes
En redes se ofende a personajes que fueron víctimas del macartismo y cuya inocencia, reconocida después, no se toma en cuenta.
Insultante, la actitud de internautas de redes que nombraron Ethel Rosenberg a una gallina que encontraron rondando en oficinas del Pentágono. Lo es porque la mujer de ese nombre, activista del Partido Comunista Estadounidense en los años cincuenta, fue de hecho asesinada junto con su esposo Julius por los poderes de ese país, acusada de un espionaje que nunca se probó. Su propio hermano David Greenglass, quien los había denunciado, confesó diez años después que sus acusaciones habían sido falsas. Usar en tono peyorativo el nombre de alguien que además fue víctima, es delito en muchos países. Es un delito que se puede equiparar a la calumnia y a la difamación. Las redes se dieron vuelo mezclando un hecho sorpresivo y humorístico, como el de la gallina que rondaba, con algo que implica no solo la muerte de inocentes, sino que exhibe el nivel, que empresas de redes no controlan, de fake news, pero sobre todo, del ámbito fascista que ya se va ampliando en países como Estados Unidos. En ese país, la ultraderecha tiene en marcha una campaña golpista aplicando los viejos valores del conservadurismo que implican destruir al contrario. Hay acusaciones serias contra el ex presidente Donald Trump y otros instigadores de la situación. Las amenazas de Biden contra Rusia en el caso Ucrania, reviven en el interior, la persecución que tanto alentó el senador Joseph Raymond McCarthy de 1950 a 1956.
Los esposos Rosenberg, una pareja estadounidense ejemplar
Los esposos Ethel y Julius ciudadanos del país del norte, nacidos ambos en Nueva York, se casaron en 1939, ella era actriz y cantante y él, ingeniero eléctrico y ambos, por su ideología se afiliaron al Partido Comunista de Estados Unidos, postura que era normal y se exhibía en la vida pública. En el entorno macartista de denuncias falsas, acusaciones infundadas, procesos irregulares y listas negras como se define la actividad de ese período, las principales víctimas fueron intelectuales como Bertolt Brech y actores y cineastas como Charles Chaplin. De México apareció en las listas negras Rosaura Revueltas, hermana de José. Por eso se destacó y quizá se planteó como ejemplo, el que una pareja de la vida civil fuera acusada de espionaje y sometida a un proceso por traición. Se les acusó de haber entregado a la URSS, informes sobre la bomba atómica. Detenidos por denuncias entre ellas del hermano de Ethel, David, fueron sometidos a un proceso lleno de irregularidades y pese a la protesta mundial en rechazo al ajusticiamiento en la que participaron Jean Paul Sastre y Pablo Picasso, fueron llevados a la silla eléctrica el 19 de junio de 1953, en el penal de Sing Sing. La declaración del hermano y cuñado sobre su inocencia, hecha después, debió haber borrado esa acusación siniestra del gobierno estadounidense y reivindicar la imagen. Por eso resultan no solo insultantes los comentarios en las redes, sino tipificación de un delito contra alguien cuya culpa jamás fue demostrada con hechos.
Escritores anticomunistas se dieron vuelo con los Rosenberg
En países capitalistas en donde campean las historias sobre espionaje, han montado una alharaca cuando hay espías o presuntos espías comunistas. A los Rosenberg, personajes derechistas como Walt Disney, Ronald Reagan, y otros, los trataron como si fueran el mismo demonio• Hay una ignorancia sobre ese sistema, que raya en la imbecibilidad. Es lo que se ve ahora en la campaña contra la actriz inglesa Emma Watson, porque pidió respeto a Palestina. Los libros escritos no solo en esa época sino recientemente sobre los esposos ejecutados, los ponen como traidores, tipos nefastos, como algo que debe de ser borrado. Llama la atención el caso de la Premio Nobel 2007, Doris Lessing que en su libro El Cuaderno dorado de 1962, parte de una novela sobre diferentes colores, menciona a Ethel y se refiere como ex comunista, a esa doctrina como algo que vino a menos y en lo que ya no se debe de creer. La causa en ella es comprensible. Oriunda de Irán, con una gran obra, más de 40 títulos, fue acogida por el Reino Unido y es uno más de los Nobel que se ha adjudicado ese conglomerado isleño. Ahí, la escritora entró en crisis con la doctrina marxista y sus personajes, sobre todo en El cuaderno dorado (De bolsillo 2014), van enfilando hacia la involución. O sea, Lessing pagó al imperio inglés con su nueva tesis sobre la izquierda. Murió en Londres en 2013.