Ráfaga/Jorge Herrera Valenzuela
Era la principal línea aérea de México.
Pero ahora disputa el primer lugar en vuelos, pasajeros y rutas con Volaris, con desventaja en algunos campos ante el diseño ideado por Pedro Aspe.
Su imagen de solidez, seriedad y puntualidad se rompió cuando fue necesario un rescate llegado de Estados Unidos.
Bendito apoyo de Delta Air Lines.
Desde su posición hegemónica, quiso adueñarse de las dos terminales del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Lleva lustros casi en solitario con la Terminal 2.
Cuando quebró Interjet se apropió de los slots de la compañía encabezada por Miguel Alemán Magnani, pero se lo impidieron y al apropiárselos causó estragos por programar vuelos imposibles.
En aquellas condiciones, Aeroméxico rechazó inicialmente la invitación para utilizar el aeropuerto sucedáneo de la Base Aérea Militar de Santa Lucía, rebautizada como Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
Hoy es distinto.
El Consejo de Administración encabezado por Javier Arrigunaga ha aprobado, y la compañía anunciado, su disposición a trasladar todas sus operaciones hacia aquel lugar.
Primero que AMLO
No será fácil para Aeroméxico operar sólo desde el AIFA.
Vienen muchas decisiones ejecutivas cuyos efectos rebasarán a cualquier aerolínea, bien sea por razones de operatividad como de soberanía aérea nacional.
Pero desde ahora esa empresa puede presumir un dato de distinción: usará el Aeropuerto Internacional Felipe Angeles antes de su inauguración.
El 21 de marzo despegará su primer vuelo a las seis de la mañana –Santa Lucía-Villahermosa-Mérida–, dos horas antes de la ceremonia oficial prevista para López Obrador y gran parte de su gabinete.
La autorización la dio el administrador de la terminal, el general Isidoro Pastor Román, cuya tarea es instrumentar los servicios complementarios para hacerla funcional.
El montará un emporio: hoteles –Holiday Inn tendrá la primera concesión para 270 cuartos–, taxis, estacionamientos, tiendas, restaurantes y un sinfín de concesiones.
Para efectos de crónica, el de Aeroméxico será el primer vuelo comercial -tendrá dos diarios en principio- salido de ese aeropuerto.
Porque como base aérea del Ejército Mexicano y de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) no ha dejado de operar y el 1 de enero a las ocho de la mañana entró en servicio la Torre de Control.
Esta permanecerá como el único enclave civil del AIFA bajo propiedad del Servicios a la Navegación del Espacio Aéreo Mexicano (Seneam) de Víctor Manuel Hernández.
Víboras en el AIFA
Puede mover a risa, pero es verdad:
El terreno del AIFA está plagado de víboras peligrosas y una de las primeras tareas será limpiar la zona y mantenerla fumigada.
Como gran parte de los terrenos no cuentan con pavimento e inclusive los estacionamientos tienen tierra suelta, el riesgo es mucho.
Cualquier usuario puede llegar, sobre todo de madrugada, y ser atacado por esos reptiles al bajar del auto y entonces sí a ver cuántos se salvan.
Constructores y supervisores de aeropuertos no lo consideran un problema mayor ni exclusivo, pues en muchos lugares del mundo sucede lo mismo.
Simplemente el hombre les invade su espacio.