Juego de ojos
¡Tragedia y comedia; realidad de cada día!
La tragedia es que siguen matando periodistas en México.
Y el crimen más reciente es el del periodista Armando Linares, quien era director del portal Monitor de Michoacán y que fue ultimado en su casa de Zitácuaro, Michoacán.
Pero la tragedia es mayor si recordamos que recientemente, Armando Linares había denunciado las amenazas en su contra tanto al alcalde de Zitácuaro, como al gobernador de Michoacán y al propio presidente Obrador.
Nadie hizo caso, a pesar de que semanas antes asesinaron en el estudio donde se trasmitía el diario digital “Monitor”, otro periodista.
Trágico que, a pesar de los dichos y engaños presidenciales, siguen impunes los “mata-periodistas” mexicano.
Y resulta una desdicha que en México los periodistas sean asesinados porque el poder público lo tolera –el poder federal, estatal y municipal–, porque ninguna autoridad castiga a los matarifes y porque los criminales se saben impunes y hasta aliados del poder presidencial.
Fatalidad que eleva a ocho el número de periodistas muertos y a 9 los comunicadores asesinados en sólo los primeros 75 días del 2022.
Catástrofe que coloca a México como el país más peligroso del mundo para el ejercicio periodístico, lo que ya escandaliza al mundo entero.
Y toda una tragedia que en los primeros 39 meses y 17 días que lleva el gobierno de López Obrador el número de periodistas asesinados sea de 60.
Pero el terror que mayúsculo si comparamos las cifras de que hoy en México los criminales han matado en promedio a un periodista cada 20 días, desde el 1 de diciembre de 2018 que arrancó el gobierno de Obrador.
Pero la fatalidad ya resulta intolerable bajo cualquier premisa cuando se prueba que en los primeros 75 días del 2022 han sido asesinados 8 periodistas –además de una conductora y modelo de televisión–, lo que significa un promedio de muerte de un periodista cada 9 días.
Sí, en el presente año las bandas criminales, impunes, han matado a un periodista cada 9 días.
Promedio de muerte que no experimenta ningún país del mundo, incluso aquellos en los que existen guerras o invasiones.
Por eso, tiene razón el eurodiputado Jordi Cañas, del Grupo Renew Europe, quien respondió así a la grosera carta del gobierno de México.
“En México se asesinan periodistas porque se puede y porque es impune quien los mata. Pero esa es una cosa y otra muy distinta es que en México exista un gobierno que todos los días pone sistemáticamente en la picota a periodistas, los desprestigia y en un contexto de violencia contra ellos, no se puede ignorar que eso contribuye a las muertes”.
Así, en sólo 75 días del 2022, han sido asesinados José Luis Gamboa, en Veracruz; Margarito Martínez, en Tijuana; Lourdes Maldonado, también en Tijuana; Roberto Toledo, en Zitácuaro, Michoacán; Heber López Cruz, en Salina Cruz, Oaxaca; Jorge Camero Zazueta, en Empalme, Sonora; Juan Carlos Muñiz, en Fresnillo Zacatecas y el pasado martes fue asesinado Armando Linares, en Zitácuaro, Michoacán.
Pero la tragedia es mayor cuando se confronta con la comedia cotidiana que nos regalan a diario el gobierno de López o sus aliados.
En este caso se trata de la comedia que llevó preso al ex gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, motejado como “El bronco”, quien fue sacado de su rancho y llevado al penal de Topo Chico, en Nuevo León, en medio de un espectáculo mediático deleznable.
Y es que el actual gobernador de Nuevo León, Samuel García, ordenó un cuidadoso trabajo mediático que consistió en la recopilación audio, video e imágenes del exmandatario desde su detención y traslado al panel, hasta el fichaje como criminal.
Y a pesar de la violación de los derechos humanos de El Bronco, las imágenes recorrieron las redes sociales hasta convertir “al criminal” en tendencia.
Es decir, una venganza al mejor estilo de Palacio.
Pero no, no hablamos del Palacio de gobierno de Nuevo León, sino del Palacio de López Obrador.
Y es que en Nuevo León es un secreto a voces que detrás del “mozalbete” gobernador Samuel García, en realidad gobierna un grupo de operadores políticos enviados desde la Ciudad de México.
Los mismos a los que les resultaba urgente elaborar un poderoso distractor capaz de revertir la debacle del gobierno de Samuel García, quien enfrenta una crisis de espanto sólo en el primer año de gobierno, en donde nadie sabe si hay o no gobernador estatal.
Todo ello en medio del mayor nivel de violencia y desempleo y, en especial, de la creciente irritación popular a causa del incremento en los precios del transporte público.
A Samuel García se le va de las manos el gobierno estatal, mientras que el alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas –por pura casualidad socio de Samuel García–, vive las peores crisis de violencia e inseguridad.
Por eso era urgente un distractor, una comedia, un escándalo capaces de desviar la atención de los gobiernos fallidos de la mancuerna Samuel García-Colosio, quienes enfrentan un creciente descrédito por la frivolidad de sus gobiernos, basados en las redes sociales y no en las acciones de gobierno.
Y también por eso, desde la Ciudad de México llegaron a Nuevo León los estrategas presidenciales que, en cuestión de días, no sólo localizaron al “chivo expiatorio”, sino que diseñaron el “qué y el cómo”.
Y de esa manera “El Bronco” inundó las redes sociales y se convirtió encarne de presidio.
El mismo “Bronco” que propuso “mochar las manos” a los corruptos, el mismo “Bronco” que se burló de López Obrador en los debates presidenciales y el mismo que utilizó dinero público para la compra de apoyos que le permitieran buscar la candidatura presidencial
Sí, el mismo “Bronco” que hace meses llevó preso al exgobernador Rodrigo Medina, en otro montaje que sólo sirvió para que Jaime Rodríguez Calderón apareciera en una imagen junto con el exmandatario, vestido con la ropa del penal.
Lo cierto es que Rodrigo Medina piso la cárcel solo algunas horas y luego fue liberado por falta de pruebas.
Así la tragedia que a diario sacude al país, con la muerte de periodistas y ciudadanos, pero que el presidente Obrador se empeña en negar, frente a la comedia “engañabobos”, como la detención de “El Bronco” que todos los días nos regala el comediante de Palacio.
¿Hasta cuándo?
Al tiempo.