Visión financiera/Georgina Howard
¿México, nido de espías rusos?
Héctor Cabrera Fuentes es un microbiólogo nacido en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, que soñó de niño con convertirse en científico de adulto y lo logró, pero decisiones fallidas lo llevaron a convertirse en espía a las órdenes del gobierno de Rusia y está a un paso de ser condenado en Estados Unidos, lo que jamás hubiera imaginado.
El caso de Cabrera Fuentes es uno de los que llamó más la atención de las autoridades de la Casa Blanca para pensar que, desde México, Rusia realiza acciones de espionaje en contra de la Unión Americana.
Después de haber realizado estudios en México, logró un doctorado de Microbiología Molecular en la Universidad de Kazán (Rusia). El Instituto de Mexicanos en el Exterior lo tenía detectado como un compatriota destacado y su nombre se relacionaba con investigaciones sobre tratamientos para regenerar piel quemada, pero su vida daría pronto un giro inesperado.
Aprovechando sus continuos viajes entre México, Estados Unidos y Rusia, en 2019 lo reclutó un funcionario de este último país, del cual no se ha revelado el nombre, para que realizará labores de espionaje en la Unión Americana.
Cabrera Fuentes realizaría el trabajo de espionaje, a cambio de que su primera esposa y sus hijas, residentes en Rusia, pudieran salir de ese país y reunirse con él en Estados Unidos. Los rusos lo tenían en un puño y al científico no le quedó otra que colaborar.
Aparentemente la encomienda del mexicano era sencilla, empezó a recibir diversas cantidades de dinero para que pudiera detectar la matrícula de un auto de un funcionario estadounidense e informar de ello.
La advertencia de su contacto ruso era que no podía haber huellas de esta actividad, pero las cosas fallaron, porque la segunda esposa de Cabrera Fuentes cometió el craso error de sacar una fotografía del vehículo, situación que fue detectada por un guardia estadounidense. Ahí se descubrió la mascarada.
Las presiones de las autoridades estadounidenses llevaron a Cabrera Fuentes a reconocer que el número de la matrícula sería entregado a una fuente rusa. En febrero de 2020, el científico fue detenido y en el mismo mes de 2022 se declaró culpable, por lo cual puede recibir en mayo una condena de por lo menos 10 años.
El caso del científico oaxaqueño es uno de los más emblemáticos para que autoridades de Estados Unidos consideren que México es un nido de espías rusos, así de grave.
Apenas ayer, el jefe del Comando Norte de Estados Unidos, el general Glen VanHerck, advirtió a senadores estadounidenses que Rusia tiene en México a su grupo más numeroso de agentes de inteligencia de todos los que tiene desplegados en el mundo.
De acuerdo con despachos noticiosos, durante una reunión con el Comité de Fuerzas Armadas del Senado de Estados Unidos, VanHerck informó que ese grupo de la Organización de la Administración Principal de Rusia, conocido por sus siglas de GRU (Glavnoye Razvedyvatelnoye Upravlenie), espía muy de cerca para influir en la Unión Americana.
El señalamiento de Glen VanHerck se produce en un momento de tensión entre México y Estados Unidos, por la guerra de Ucrania y el posicionamiento que ha tenido nuestro país frente al conflicto y al papel jugado por Rusia. En los últimos días, se han producido acontecimientos que han presionado las relaciones con el vecino del norte.
Motivados por el Partido del Trabajo, diputados de este partido, de Morena y del PRI, integraron el Grupo de Amistad México-Rusia, ceremonia en la cual Viktor Koronelli, embajador de Rusia en México, agradeció al gobierno de la 4 T no imponer sanciones a su país por la guerra con Ucrania y no enviar armas a ese país.
El PT se ha caracterizado por su apoyo público a gobiernos de dictadores, como lo hizo cuando el 26 de diciembre de 2011 lamentó el deceso del tirano de Corea del Norte, Kim Jong IL La integración de ese grupo recibió críticas, porque se realizó en el momento menos oportuno, debido al agravamiento de las reacciones internacionales respecto al rumbo del conflicto bélico.
Sin embargo, rápidamente vino una reacción del bando contrario, cuando en la misma Cámara de Diputados, legisladores de todos los partidos, a excepción del PT, formaron el Grupo de Amistad México-Estados Unidos, en la cual Ken Salazar, embajador de la Unión Americana en nuestro país, advirtió que la cercanía entre México y Rusia “nunca puede pasar”.
Sin duda, que a Salazar le caló la postura del embajador ruso y señaló que México y Estados Unidos deben solidarizarse con Ucrania y manifestarse en contra de Rusia. La Cámara Baja se convirtió así en una eventual arena de apoyos a las principales potencias del mundo.
Y es que el gobierno mexicano ha enviado señales más que contradictorias en relación a la guerra. Por instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador; el embajador de México ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente, ha condenado la agresión de Rusia en contra de Ucrania y ha pedido el cese inmediato de hostilidades y el establecimiento del diálogo entre las partes.
El presidente ha ratificado, sin embargo, que México no participará en sanciones económicas en contra de Rusia, pero que tampoco colaborará con armas para el ejército ucraniano, situación que no ha sido bien recibida por Estado Unidos y la Comunidad Europea, quienes ven a México como un país indefinido ante la guerra.
En el agravamiento de las tensiones entre Estados Unidos y Rusia, México se encuentra precisamente en medio. Por un lado, pesa mucho la vecindad, la vinculación histórica y geográfica, y la sociedad económica que tenemos con la Unión Americana pero, por otro, tenemos un gobierno que presenta una postura dividida con el gobierno de Putin. Condena la guerra, pero no se atreve a ir más allá en acciones de reprimenda con los rusos, como lo han hecho otras naciones.
Los mexicanos tenemos a un presidente que condena la guerra, pero que considera que las acciones de Rusia han sido mal comprendidas e incluso señala que en materia de información periodística se privilegia la que favorece a Ucrania. Como siempre, cuestionando lo difundido por los medios.
No se descarta que de México se generen acciones de espionaje por parte de Rusia, en contra de Estados Unidos, pero no hay elementos para indicar que se deba a una estrategia oficial. Lo que sí llama la atención es que al interior del gobierno mexicano y entre los políticos del partido oficial, Morena, y sus aliados, se tengan ojos ciegos a la terrible invasión y los crímenes de guerra cometidos por Vladimir Putin. Eso es más que evidente.