Abanico
La escuela conductista expresa un profundo desinterés en las instituciones. Y explica que las instituciones eran, en el pensamiento de muchos conductistas, cáscaras vacías a ser llenadas con roles individuales, status y valores.
Posteriormente, hay un salto para enfocar el problema, a través del neo-institucionalismo. Es a partir de ahí que todas las preocupaciones respecto a las características institucionales han sido elaboradas. Consideraciones basadas en las teorías de elección racional que las antecedieron y en contraste con las tradiciones institucionales anteriores, estos esfuerzos son teorías en equilibrio, que buscan explicar las características de los resultados sociales no sólo sobre la base de las preferencias de los agentes y el comportamiento maximizador, sino también sobre la base de las características institucionales.
El conductismo ofrece nuevos elementos en un esquema progresivo, evolutivo, y se trata del concepto de equilibrio inducido por la estructura, que se basa en la idea de que un proceso institucional, descrito por sus reglas, puede ser graficado como un juego en forma extensiva.
Y agrega que la secuencia, cuyos detalles se encuentran en las reglas institucionales de procedimiento que fueron suprimidos en la mayoría de las teorías anteriores, importa porque determina qué movimientos siguen a cuáles otros y quién logra moverse y cuándo; por tanto, la secuencia se vuelve estratégica.
Nos dice que la identidad de los individuos importa porque las reglas confieren el privilegio de ciertos movimientos sobre ciertos grupos específicos.
Hay que aclarar que esta caracterización de los conductistas está basada en una institución, como el sistema político mexicano contemporáneo. En nuestro país, las capacidades Institucionales del Estado son sustituidas por las capacidades personales del presidente, dirá en el estilo personal de gobernar, Daniel Cosío Villegas.
Requerimos una forma de gobierno en que el conocimiento experto devuelva la certidumbre no sólo para la operación de la administración pública federal, sino para la viabilidad económica, social y política del país en un entorno recesivo global y en medio de las dificultades del presidente, López Obrador que no termina de cuajar su proyecto en medio de una consulta de revocación de mandato que, en lo cualitativo tuvo su virtud en el rol del Instituto Nacional Electoral en la organización e instalación de 99.96 por ciento de las casillas y su defecto consistió en la táctica del partido dominante por normalizar las violaciones a la constitución y la ley que, obligan al pronunciamiento del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación respecto de la validez de la consulta.
En lo cuantitativo, los resultados del conteo rápido del INE devuelven al presidente a su base electoral de 2006, con poco más de 8 de cada 10 mexicanos que decidieron no votar en la consulta. También hay que preguntarse el porcentaje actualizado de aprobación de AMLO, con la nueva encuesta (revocación de mandato).
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