Contexto
AMLO el evangélico y sus comparsas
Cuentan los biógrafos de Andrés Manuel López Obrador que después de sobrevivir a un momento de mucho peligro en un río cuando era jovencito, en su natal Tabasco, tuvo la firme convicción de que, si dios le permitió salir de aquel trance, era porque estaba pre destinado a cumplir una gran misión en su vida.
En su adolescencia, a López Obrador ni siquiera le interesaba la política. Le gustaba jugar con sus hermanos al beisbol y disfrutar, entre otras cosas, de paseos en lancha por los ríos de la región de Macuspana, en donde nació.
No obstante, el episodio de tensión que vivió en el río, le cambió para siempre la perspectiva de su vida. Hizo nacer en él una gran fe en Jesucristo. Vi en el redentor un ejemplo a seguir, como promotor de justicia social.
López Obrador creció en un estado del país, en donde la iglesia evangélica tiene una gran influencia, mayor a la católica, y así fue que el adolescente se desarrolló en un ambiente de religiosidad importante.
Fue hasta que asistió a la Universidad Nacional Autónoma de México y concretamente a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, cuando AMLO se interesó abiertamente por la política y determinó que ese era la gran misión que debía cumplir.
Su formación universitaria como administrador público y politólogo, sumada a sus creencias evangélicas, determinaron su camino. Su férrea persistencia, de no desistir jamás en su objetivo, fue la que finalmente lo llevó a la presidencia de la República.
Y ya como mandatario, López Obrador, quien se proclama cristiano abiertamente, ha manifestado su apoyo total a la iglesia evangélica y ha lanzado una ofensiva en contra de su principal oponente, el catolicismo.
Sin duda, si a una corriente religiosa ha favorecido López Obrador, esa es la iglesia evangélica. En agosto de 2019 se dio a conocer información de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), en el sentido de que José Farela Pacheco, hijo del líder de la Asociación de Iglesias Evangélicas Confraternice, Arturo Farela, cobraba 73 mil pesos mensuales, como servidor de la nación de la Secretaría de Bienestar.
Los Farela han sostenido reuniones constantes con López Obrador, quien les ha encargado distribuir su cartilla moral entre su feligresía, lo cual ha sido apoyado por otros distinguidos evangélicos, como Ricardo Camarero y Roberto Vital, quienes también aparecen como servidores de la nación, de acuerdo con lo afirmado por MCCI.
El apoyo de la corriente evangélica a López Obrador ha tenido premios políticos, ya que por medio del Partido Encuentro Social (PES), en las elecciones de 2018 adeptos a esa doctrina obtuvieron 29 diputaciones federales y cinco senadurías. Si bien, el PES perdió su registro, esa tendencia religiosa quedó bien representada.
Otra muestra más del apoyo a la corriente evangélica por parte del gobierno de López Obrador, fue el “préstamo” del Palacio de Bellas Artes, el 15 de mayo de 2019, para que en el recinto se celebrara un homenaje a Naasón Joaquín García, líder de la iglesia evangélica La Luz del Mundo, por el 50 aniversario de su nacimiento.
A la fiesta de Joaquín García, quien se encuentra encarcelado en Estados Unidos, acusado de abuso sexual y diversos delitos cometidos en perjuicio de feligreses, asistieron políticos de la 4 T, como Martí Batres, Sergio Mayer y César Yáñez. Nunca en la historia de este recinto cultural se había ofrecido un homenaje a un líder religioso, jamás el inmueble cultural más importante del país se había usado para emitir mensajes de un credo, cualquiera que fuera.
Después de la muerte de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, asesinados el 20 de junio pasado por un grupo armado en la comunidad de Cerocahui, municipio chihuahuense de Urique, los líderes del catolicismo criticaron la estrategia de seguridad pública del Gobierno Federal.
López Obrador puso en evidencia su tamiz evangélico, al dejarse arropar por su iglesia y lanzar un ataque furioso en contra de los católicos, al grado de desvirtuar los señalamientos de Francisco y de tergiversar los llamados de los representantes del catolicismo para variar su estrategia de seguridad para aplicar la ley, más no para ejercer la violencia en contra de los carteles, como acusó el mandatario.
El presidente ha aprovechado para llamar hipócritas a los jerarcas del catolicismo, que protestaron por los asesinatos de los dos jesuitas, porque supuestamente callaron ante la llamada guerra del narcotráfico, durante el sexenio de Felipe Calderón.
La respuesta de la iglesia católica fue contundente. “No somos hipócritas y no hemos callado ante la realidad del país”, afirmó el secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), monseñor Ramón Castro Castro, ante el golpeteo de López Obrador.
La respuesta declaratoria del Episcopado fue seguida de un video en el que demuestra que en las últimas décadas ha manifestado su condena a la violencia prevaleciente en México. De 1968 a la fecha, la jerarquía católica ha emitido 116 documentos, en los que ha condenado diversos hechos violentos registrados en nuestro país, lo que debía callar el señalamiento presidencial.
Comparsa de la retórica presidencial, Arturo Farela acusa a los dirigentes católicos de pretender incendiar al país (“esa minoría religiosa”, dice, cuando se sabe que la mayor parte de los mexicanos profesan esa fe).
Dentro de su fuerte crítica por la muerte de los jesuitas, la Conferencia del Episcopado Mexicano ha señalado que sólo ha convocado a una jornada de oración por la paz y no a movilizaciones sociales, como lo pretenden los evangélicos, quienes también señalan, falsamente, que se pretende hacer combatir la violencia del narco con la violencia del estado.
El presidente de la República llegó incluso a desvirtuar los señalamientos del Papa Francisco, quien sostuvo que la violencia no sirve para resolver problemas, haciendo creer que el prelado de Roma estaba recomendando que su gobierno no aplique acciones violentas para combatir a los carteles mexicanos.
Así como existen grupos políticos que juegan a ser comparsas de las medidas presidenciales, como los partidos Verde y del Trabajo, también hay iglesias, como la evangélica, que apoyarán al presidente, sin importar si sus estrategias dan resultados o no.
Lo malo es que la realidad, no puede ser frenada con discursos, y en el caso de la seguridad, “los abrazos ya no alcanzan para tapar tantos balazos”, como señalara recientemente el jesuita Javier Ávila, el padre “Pato”, para condenar los asesinatos de sus hermanos de orden, mientras los comparsas religiosos de AMLO lo arropan.