Escenario político
La Pérfida Albión y los 30 toneladas de oro de Venezuela
Mientras son peras o manzanas, la Pérfida Albión lo está demostrando en ese rejuego venezolano de gobierno legal y opositores, que reclaman la gran fortuna dorada que está valuada en mil 500 millones de dolares. El oro en peso de 30 toneladas que exigen cada quien por su lado, está depositado en el Banco de Inglaterra. La apropiación colonialista de los antiguos países invasores, no cede con el tiempo y siguen sintiéndose dueños de países que no solo allanaron con su presencia y los saquearon, sino que al ser éstos independientes después de largas luchas, todavía ejercen presión sobre ellos para decidir sus asuntos. En algunos casos hay una autodefensa, como en el caso relacionado con Julián Assange en el que al defender a Estados Unidos, el Reino Unido se está protegiendo. En la situación de Venezuela, hay una autodefensa particular de los países que forman la Unión Europea (UE) y el propio Reino Unido ya fuera de ella, ante lo que consideran la amenaza de la izquierda. Quitar poder a la izquierda así sea reteniendo una fortuna que es ajena a partir de un bamboleo utilitario, viola leyes internacionales. En el absurdo de avalar una asamblea que nombró a un tipo, Juan Guaidó, como presidente de ese país tildando al presidente electo Nicolás Maduro de ilegal, no solo hay una intromisión descarada en los asuntos internos de un país, es una agresión a un pueblo que votó legítimamente por el actual presidente. Este, ante la controversia, fue reconocido por la ONU en meses recientes, después de varios requerimientos.
El internacionalismo solo aparece para sacar ventajas
Los organismos como la ONU se supone que tienen la misión primordial de unificar a la comunidad internacional. En el caso del conflicto Rusia-Ucrania esa intención quedó fuera de contexto. El propio secretario general de ese organismo Antonio Guterrez siendo miembro de la UE, ha tomado partido por Ucrania y se vio en entrevista con Putin en la que expresó, con actitudes, su posición ante una comunidad que esperaba una respuesta de tranquilidad. El caso de Venezuela tan exacerbado por Donald Trump, fue como Ucrania para Joe Biden, uno de sus fines centrales para asirse a un poder que tiene como fundamento mostrar la fuerza sobre todo con la amenaza. La ira contra el país sudamericano se expresó de muchas maneras y llegó al extremo de que desde Estados Unidos se avaló a un presidente espurio en la persona de Guaidó. Intereses que involucraron a México porque vimos como corrían a apoyar desde el poder el aprendiz de canciller Luis Videgaray y con él, los ex presidentes Felipe Calderón, Vicente Fox y de España el otrora socialista Felipe González. Era como para dar risa. Fue como si los moviera un mandato, que así era en realidad, impulsando un golpe de estado que se reflejó en muchas situaciones. En la intención de Trump de reelegirse puede estar en su agenda volver al tema Venezuela que quedó inconcluso.
En cuestiones económicas Inglaterra exhibe su postura ideológica
El Reino Unido es uno de los que apoya, por la instigación de Trump, la presencia de Guaidó, como un sujeto extraño que fue impuesto desde el exterior. Así como en Ucrania la UE y otros países respondieron a la exigencia del imperio gringo, en Venezuela crearon un presidente con alguien que no ha sido electo democráticamente por el pueblo. En el caso del oro guardado en las cámaras acorazadas del Banco de Inglaterra, los opositores argumentan que el regreso de ese oro al presidente Maduro, será para reprimir a la población. Ese caso se da solo en la postura opositora, sobre la cual si hay escenas terribles de agresión, como las personas que quemaron vivas hace dos años. Situaciones similares se han dado. Sin embargo, Inglaterra les dio entrada jurídicamente en el asunto de ese patrimonio. Como se decía al principio sobre las obligaciones de los organismos internacionales como la ONU, las que podemos leer en sus documentos centrales, La Carta de las Naciones Unidas (Editorial Unesco), son otros organismos los que dirimen esos asuntos. El caso Assange debería de haber estado en manos de la ONU o de la Corte Penal Internacional, porque aborda un principio central que es tema fundamental de esos documentos, la libertad de expresión. Y en cuanto a la riqueza que atañe a los pueblos, cuando por cuestiones de resguardo están en manos ajenas, deben ser materia de vigilancia de organismos internacionales también, porque lo que está en juego, es el patrimonio de esos pueblos. No puede alegar la ONU que la Carta le prohíbe la intromisión en la vida interna de los países, porque en esos casos hay un resguardo con principios. Sobre la intromisión es algo que hace muy seguido. Para criticar a México por ejemplo y quedarse callada frente a Estados Unidos.