El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Felicidades, en su día, abuelitas y abuelitos hoy domingo 28
Demos descanso a las lecturas sobre la problemática nacional. Nos agobia enterarnos de noticias policíacas. Es lamentable que los mexicanos estemos divididos y complacientes de que eso ocurra. A todo lo que vivimos, súmele la carestía de los alimentos. El control de precios que mantienen grupos delincuenciales en algunas entidades. La expresión de la ama de casa: “Todo ha subido, los precios de la carne, de legumbres, de frutas, de los frijoles”. El dinero ya no alcanza.
Mi comentario de esta ocasión tiene diversos objetivos. Primero, recordar a las bellas que intervinieron en las cintas de la Época de Oro del Cine Mexicano. Referir con singular cariño a las estrellas que se mantienen en este mundo y de las que guardamos por los momentos de entretenimiento, gracias a sus profesionales interpretaciones de variados personajes.
Tercer punto, que las nuevas generaciones conozcan a las guapas, atractivas y curvilíneas que aparecieron en las pantallas de más 400 cines que existían en la República. Al estar preparando mi comentario, hubo una interrupción y dialogué con un amigo sobre este tema y citamos nombres de las artistas. Nos escuchaba un joven y preguntó, ¿quiénes son esas personas, de que hablan? Aquí la respuesta a mis hijos y a mis nietos, a todos los de su generación.
NACIÓ ENTRE ARTISTAS
La guapa, juvenil y chica de la sonrisita de conejo, desde que apareció en la pantalla grande me cautivó. Desde el día en que la vi en la película “Escuela de Vagabundos” me dije, “esta niña es mi novia”. Lo hice saber a mis familiares y a mis amigos. Pero ella, Anabel Gutiérrez, jamás se enteró. El próximo septiembre cumpliría 90 años, de los cuales dedicó la mayor parte a sus actividades artísticas. Por su actuación como Laura Valverde, en esa cinta filmada en 1955 recibió el Ariel como la mejor actriz juvenil.
Graciosa, simpática, traviesa, “Laura” fue la sal y pimienta de la película al lado de los consagrados como Pedro Infante (el “compositor” y vagabundo Alberto Medina), Oscar Pulido el licenciado Miguel Valverde y jefe de la familia), Eduardo Arcaraz (el abnegado mayordomo Audifaz). Dos primeras actrices. La súperguapa de rostro angelical, Miroslava Stern (la romántica Susy) y doña Blanca de Castejón (mamá Emilia que todas las mañanas saludaba a sus pececitos).
Anabelle Rafaela Gutiérrez Aicua nació el 5 de septiembre de 1931 en el meritito Distrito Federal. Su padre Juan Eduardo Rafael Gutiérrez Goizueta, era actor. Su madre, la bailarina Alicia Aicua López. Su abuelo paterno, Miguel Gutiérrez era empresario teatral y su esposa, la abuela Soledad Goizueta cantante de ópera. Por el lado materno, el abuelo fue actor cómico y la abuela, cupletista.
Imposible que quien artísticamente se llamó Anabel Gutiérrez, dedicara su vida a estar fuera de un set, de un estudio de grabación o un escenario teatral. Lo traía en la sangre. La simpatía que mostraba, le dio un sitio muy especial. Por ello su hija Amairani Romero y su nieta Macarena siguieron sus pasos en el ambiente del espectáculo, donde Anabel acaparó el aplauso del público y el reconocimiento de los críticos de cine, teatro y televisión. El periodista José Luis Arévalo era su sobrino.
En la ciudad de Puebla murió “mi novia”. Su hija declaró que su mamá no sufrió, no fue hospitalizada. Simplemente dejó de respirar y se fue al cielo, pidiendo que sus cenizas fueran esparcidas en el viento. Las tres hijas convinieron en repartir en tres urnas las cenizas y mantenerlas en sus respectivos hogares.
DOLORES DEL RIO Y MARÍA FÉLIX
Antes de reseñar sintetizadamente la vida de ocho de las estrellas del firmamento fílmico mexicano, comento que en nuestro baúl de los recuerdos, están las historias de dos de los primeros rostros femeninos que cobraron fama, prestigio y fanáticos de los años 40, cuando las cintas se grababan con muchas dificultades técnicas. Todo era el cine de blanco y negro cuando surgieron dos norteñas.
El 3 de agosto de 1904 en la ciudad de Durango llegó a este mundo una niña que fue bautizada con el nombre de María de los Dolores Asúnsolo y López Negrete. Al cumplir sus 21 años, la duranguense debutó en los sets norteamericanos e inició una brillante carrera con el nombre de Dolores del Río. Un rostro atractivo, finas facciones, bella la muchacha que acapararía la atención de los productores mexicanos y alternó con las estrellas, Pedro Armendáriz, “la Doña”, Arturo de Córdova y los hermanos Fernando, Domingo y Andrés Soler.
Dolores del Río, adoptó el apellido de uno de sus esposos. Fue pareja del recordado Orson Welles. En un museo de Estados Unidos su figura de cera fue incluida como un reconocimiento a su calidad profesional y por su belleza. En su natal Durango hay una estatua de bronce, abandonada y descuidada. Los restos de quien hizo un el papel de “María Candelaria”, en la cinta del mismo nombres, reposan el Rotonda de las Personas Ilustres, Panteón Civil de Dolores, en la Ciudad de México.
María de los Ángeles Félix Güereña dentro y fuera de los escenarios y de las pantallas cinematográficas lucio su belleza, su fuerte carácter y su hablar norteño, fuerte y golpeado. Así era María Félix, “La Doña”. Vivió como quería. Doblegó a los hombres y fue una mujer que para nada frenaba su hablar. Es la única persona de su talla que un día dijo que el Zócalo olía horrible, “a miados”. Conversando en la televisión con J Zabludovsky hizo a ruborizar a éste, pues no reparó en decir algo así como “también dicen que eres joto”.
María nació en Alamo, Sonora, el 8 de abril de 1914 y murió el 8 de abril de 2002. Exactamente se fue a los 88 años”. Dos de sus matrimonios fueron verdaderamente un escándalo, por diferentes motivos. Su boda con Jorge Negrete, en su casa de Catipoato, Tlalpan, reunió a un millar de personas de todos los círculos sociales. Al unirse con Agustín Lara, el célebre compositor romántico, no acudió el mismo número de invitados pero si causó revuelo. Su biografía que incluye sus éxitos como actriz, es ampliamente conocida. María Félix reposa en una tumba del Panteón Francés de La Piedad, en la Capital Mexicana.
6 ACTRICES Y 2 CANTANTES
Al reportear en los pasillos del medio artístico, donde hace años funcionaba Radio Pasillo, el Chismómetro del Espectáculo, platicamos varios colegas y llegamos a una conclusión. Esa determinación la he comentar sobre las mujeres que destacaron en la Época de Oro dl Cine Mexicano, los años del Siglo XX. Los sesentones en adelante seguramente suspirarán y las nuevas generaciones sabrán algo de un maravilloso pasado.
Encontré los nombres de seis estrellas, actrices, comediantes y cantantes. El solo citar los nombres, es abrir un arcón de historias muy bonitas y extensas, lea: María Victoria, Queta Lavat, Ana Luisa Peluffo, Silvia Pinal, Rosita Arenas e Irma Dorantes. De las también actrices, destacadamente com intérpretes de las composiciones románticas, bravías y rancheras, anote a Marilú (La Muñequita que Canta) y a Lucha Villa ( La Grandota de Camargo o La Bronca de Chihuahua). Las mencioné de acuerdo con su año de nacimiento.
La tapatía María Victoria alcanzó el estrellato como cantante en la década de los años 50. Como actriz participó n muchas películas compartiendo créditos con otras bellas, Yolanda Varela y Evangelina Elizondo. En la comedia seguimos delatándonos con su serie televisiva de “Casa de Huéspedes” y “La Criada Malcriada”. María Victoria durante 50 años estuvo el 12 de diciembre de cada año para cantar Las Mañanitas a la Virgen de Guadalupe. A sus 95 años disfruta su vida y recuerda a su esposo Rubén Zepeda Novelo que se fue muy joven.
Más de cien películas, infinidad de actuaciones en los teatros y en telenovelas hasta 2004, Queta Lavat se mantuvo en el medio del espectáculo. Defeña nacida en 1929, Queta hizo su debut en el cine al lado de Jorge Negrete en la película “Así se quiere en Jalisco[CM1]”. Su hermano Jorge recién falleció y también dejó un legado por los papeles que interpretó en el cine. El vicio de esta dama de 93 años, es igual mío: la lectura.
Referirme a la bella queretana Ana Luis Peluffo, es recordar a un joven extremadamente guapa y que en la Época de Oro se atrevió a presentar desnudos en la pantalla. Imposible, en aquellos años de la segunda itad del Siglo XX, que los productores no la acosaran para contratarla. A las 19 años d edad, en 1948, piso por primera vez los sets cinematográficos, al entrar en el reparto de la cinta “Tarzán y las Sirenas”, en Hollywood. Su última película la filmó en 2010, cuatro después terminó de trabajar en series y programas de televisión; hizo telenovelas hasta el 2005.Está e su natal Querétaro donde fue bautizada como Ana Luisa de Jesús Quintana Paz Peluffo.
Muchísimo que comentar en torno a la gran Silvia Pinal, quien a sus 91 años todavía pisó los tablados de un teatro y ha tenido que guardar reposo, contra su voluntad. Poco el espacio para contar lo que ha hecho sonorense como actriz, cantante, comediante, directora de televisión, diputada federal, senadora, líder de la ANDI (que aglutina a los intérpretes), primera dama, abuela, bisabuela. Esposa de Rafael Banquels, de Gustavo Alatriste, de Enrique Guzmán y de Tulio Hernández Gómez.
En el año 1950, a sus 17 de edad, una juvenil belleza de nombre Rosita Arenas, desfiló por las principales calles y avenidas de esta hermosa Ciudad de México. Iba en un carro alegórico, de pie y aventando besos, era la Reina de la Primavera. De ahí saltó al estrellato como actriz del cine mexicano. Nació en Caracas, Venezuela, por allá andaban sus padres y la registraron en la Embajada de México. Desde pequeña conoció los sets, pues acompañaba a su papá el gran actor don Miguel Arenas. Su primera película la titularon “Mará del Mar” con otro genio, Andrés Soler, y bajo la dirección del coahuilense Fernando Soler.
La más jovencita de este sexteto es conocida como Irma Dorantes, apenas tiene 87 años y fue la última esposa del actor, cantante, comediante y “mujeriego” Pedro Infante. A esta yucatequita que vivimos de niña en Los Tres Huastecos, regañada “por el sacerdote” por pintarse los labios, Su señora madre la impulsó en la artisteada y la inscribió en concursos radiofónicos, donde Irma Aguirre Martínez siempre triunfó. Trabajó con todas y todos los miembros del estrellato. Su hija Irma Infante sigue los pasos de su mamá.
MARILÚ Y LUCHA
También pertenecen l grupo de actrices y cantantes. Ambas fueron estrellas en la pantalla grande y frente a los micrófonos, lo mismo que en la televisión. Las dos se encuentran retiradas de los escenarios, aunque debo precisar que una de ellas ha recibido en los últimos años homenajes en el Teatro de la Ciudad de México.
Marina Herrera Aragón, originaria de Cárdenas, San Luis Potosí, a los 13 años, en 1940, comenzó a demostrar sus aptitudes como cantante y en Monterrey, Nuevo León debutaría profesionalmente, con mucho éxito. A pesar de su corta edad fue recibida con aplausos y el destino la llevó a formar parte del reparto de la película “Los Hijos de don Venancio”, todavía era menor. Actuó junto con don Joaquín Pardavé y cantó en ese film. En los inicios de su carrera fue “bautizada” como “La Muñequita que Canta” y así la conocimos. Hasta antes de la pandemia, en el 2019, Marilú cantó en programas de radio y de televisión. Saludos a sus dos queridas hijas Marina y Elvira, estimadas amigas.
Cómo nos deleitamos al oír cantar a Lucha Villa. Cómo nos divertimos con su actuación en “Mecánica Nacional”. Cómo la extrañamos al verse obligada a dejar de interpretar la canción ranchera y sus magníficas interpretaciones en “Lagunilla Mi Barrio”. Una intervención quirúrgica mal aplicada, nos quitó a la chihuahuense nacida el 30 de noviembre de 1935. La apodaron “La Grandota de Camargo” y “La Bronca de Chihuahua. Guapa, frondosa y siempre muy amable acompañada de sus seres queridas vive de los recuerdos y nosotros seguimos escuchando sus canciones.