El agua, un derecho del pueblo
Hace 17 años no asiste un Presidente a dar su informe ante el Congreso
Dos escenarios.
Dos Palacios.
Dos eventos.
Dos actos constitucionales.
Dos realidades de México.
Mismo día.
Misma hora.
Un solo protagonista…
Dos escenarios se prepararon para este día, 1 de septiembre de 2022. Dos Palacios serán las sedes del arranque del quinto año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, dos eventos que inician a las 5 de la tarde.
Uno el Palacio Nacional donde este jueves el presidente, leerá un mensaje a la Nación con motivo de su IV Informe de Gobierno. Con un lema: “No somos iguales”.
Al mismo tiempo en el Palacio Legislativo de San Lázaro se instala la Sesión del Congreso General para iniciar los trabajos del segundo año de la LXV Legislatura.
No es casualidad, de conformidad con el artículo 69 de la Constitución el primero de septiembre de cada año, a la apertura de las sesiones ordinarias del primer periodo del Congreso, se ordena al Presidente de la República presentar un informe de gobierno correspondiente al año inmediato anterior ante los legisladores como representantes del Pueblo de México.
Debería ser un solo acto, pero la violencia política desatada físicamente por legisladores y militantes el PRD en 2006, ahora ya casi todos ellos en Morena, durante lo que sería el sexto informe de gobierno de Vicente Fox Quezada, impidieron que el Presidente pudiera presentarse ante el Congreso.
Por primera vez en ese 2006 fue el secretario de gobernación quien hizo entrega del mensaje a la nación, el informe y anexos a los diputados por escrito, esa nueva tradición la inició Carlos María Abascal Carranza, quien, curiosamente, sustituyó en el cargo a Santiago Creel Miranda, que en este 2022 será quien lo reciba como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de los Diputados.
Serán 17 años consecutivos en los que el Presidente de la República en turno no asiste a la sede del Congreso General a entregar su informe y dar su mensaje a la Nación con ese motivo, Vicente Fox Quezada fue el último mandatario mexicano en cumplir cabalmente el mandato constitucional de frente a los legisladores hasta su quinto informe de gobierno en el 2005.
NI Felipe Calderón Hinojosa, ni Enrique Peña Nieto presentaron sus informes personalmente ante el Congreso, y por tanto tampoco dieron un menaje desde el Palacio de San Lázaro, lo han hecho, y no existe ningún interés de López Obrador por dejar su posición de “jefe” para asistir como “siervo de la nación” a dar su informe ante los representantes del pueblo, porque la única voz y representación del Pueblo es él.
Y si no quedó claro con las miles de veces que lo ha dicho en las mañaneras, basta ver su agenda y anuncios.
Los eventos inician a la misma hora en los dos palacios, el Presidente dará su “mensaje a la nación” desde el Palacio Nacional, se podrá seguir por los canales oficiales y redes social, pues no hay medios invitados, y hasta que termine mandara al secretario de Gobernación con su IV Informe de gobierno a la Cámara de los Diputados, a las 6 o 7 de la tarde.
“En cuanto acabe el mensaje, entre 6 y 7 de la noche, él (Adán Augusto López Hernández) entrega el documento al Congreso”.
Los legisladores encabezados por el diputado del PAN Santiago Creel Miranda y el senador de Morena Alejandro Armenta (al menos la cierre de esta edición) como nuevos presidentes de las mesas directivas de cada cámara ya llegan roncos y se irán afónicos para llegar mudos a su primera sesión de trabajo, citada para el viernes 2 de septiembre en cada recinto.
En el Palacio Nacional se oirán los señalamientos y acusaciones sin pruebas ni denuncia formal a los que saquearon al país, a los que insisten en la corrupción a todas luces aún impune, la voz vespertina de las mañaneras dará sus datos sus cifras, sus previsiones y triunfos y luego… los aplausos vacios, hipócritas de quienes esperan que el mesías los vea chocando las palmas.
Y a unas calles a un par de estaciones del Metro, saldrán hasta la explanada del Palacio de San Lázaro los gritos por un lado de los opositores al gobierno de la 4T, insultos, denuncias, señalamientos y demandas al ausente, y por el otro, los de Morena con interpretaciones, defensas y otras cifras copiadas de un informe aun sin entregar oficialmente, por el no presente.
A al mandatario mexicano no le importa, va a seguir con su 4T, con crear instituciones de la nada por decreto como el IMSS-Bienestar y convertir esta nueva amalgama de programas de un fallido sistema de salud a uno de los mejores del mundo, porque él lo dice.
Los gritos no van a para el capricho de pasar la Guardia Nacional a la Sedena, lo va a hacer con o sin reforma lo dijo una y otra vez “Por acuerdo de la Presidencia”, y seguirán los nombramientos nepotas hasta para organismos que aún ni existen, como el LitioMex.
Tampoco se va a escuchar las voces de multitudes entre los edificios del Zócalo pidiendo justicia, apoyo, medicinas, protección, recursos, no hay, no habrá si no están la lista de beneficiarios, así viva en las Lomas de Chapultepec, en Lomas Virreyes, Ecatepec, Iguala o en Chalco y tiene 65 años van tener su pensión, pero si busca a un desaparecido o alivio para su hijo con cáncer ¡olvídelo!
La 4t sigue, y el país lo soporta… pero siguen cayendo miles de mexicanos.