Corrupción neoliberal
En México sin duda, todos los días vemos actos terroristas, y no se trata de una percepción personal, es un tema que consignan los medios y está plasmado en la ley y que debería servir como base para sancionar a grupos que se han especializado en esta materia; sin embargo, hemos visto como autoridades, algunos opinadores y ciertos miembros de la sociedad, se rehúsan a aceptarla, como si el hecho de no mencionarlos terminara con esta práctica.
Pero podemos revisar lo que dice nuestra legislación, a la letra en el Código Penal Federal se señala que: A quien utilizando… explosivos, o armas de fuego, o por incendio, inundación o por cualquier otro medio violento, intencionalmente realice actos en contra de bienes o servicios, ya sea públicos o privados, o bien, en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad o a un particular, u obligar a éste para que tome una determinación.
Esto lo vemos todos los días en lugares como Baja California, Guanajuato, Zacatecas, donde hay prácticamente un estado de sitio, las clases se suspendieron y los niños en las escuelas deben ser capacitados por si se encuentran en un fuego cruzado, y muchos otros lugares; sin duda esto obedece a motivos de poder, y las autoridades son los remitentes del violento mensaje.
Hace un par de semanas fui con un grupo de activistas a la Organización de las Naciones Unidas para solicitar que México sea reconocido como un país con un conflicto armado interno, porque tiene condiciones similares a si atravesara por una guerra, y que también la orquesta de las naciones nos vea como país con un profundo problema de terrorismo, por el hecho de que necesitamos ayuda internacional sin duda; a problemas compartidos, responsabilidades conjuntas. Aún no recibimos respuesta, ni de la ONU ni de la Secretaría de Relaciones Exteriores a quien también le dirigimos la solicitud.
El gobierno de la República ha repetido en varias ocasiones que no existe el terrorismo en México a pesar de las múltiples evidencias, pero también aferrándose a un falso concepto de soberanía, porque no quieren intervenciones extranjeras, una situación que tiene mal concebido el gobierno.
Existen países de primer mundo que no tienen ninguna reserva en señalar que existe terrorismo, y de hecho, nuestras propias autoridades lo hacen cuando es fuera del país. En agosto de 2019, en un ataque a un centro comercial de El Paso, Texas, donde seis mexicanos murieran y otros siete resultaron con heridas de gravedad, Marcelo Ebrard señaló “México rechaza y condena de manera absoluta el cobarde ataque perpetrado ayer en El Paso, Texas, el cual considera como un acto terrorista contra mexicanos inocentes”.
Esta situación se repite todos los días en nuestro país, pero aquí no tenemos el valor de la autocrítica ni la auto reflexión. Si decimos que existe este problema no implica invasiones internacionales, se trata de aplicar una legislación que vuelva vulnerables a estos grupos criminales, y así podrían ir a fondo en la resolución del problema.
Además, si los nombramos terroristas, podemos darles su verdadera dimensión de enemigos del país, de sus pueblos y comunidades, y sembrar en la conciencia de la población que no son ninguna figura aspiracional, y mucho menos representa un camino para salir adelante, hoy muchos de nuestros jóvenes tienen una idea mal concebida de los narcotraficantes. No le debemos tener miedo a llamar al terrorismo por su nombre, pero sí a dejarlo crecer y que nadie haga nada.