Jubileo 2025: Llevar esperanza a donde se ha perdido
Todo cambio, siempre es para bien. Eso creía.
El Siglo XXI lo empezamos con supuesto cambio, supuesto porque solo fue slogan de campaña electoral. Doce años de una alternancia que no fue tal. Siguieron los vicios tradicionales y se lanzó a los soldados a labores policíacas. Volvió un régimen del “revolucionario institucional”, peor que los anteriores y corrupto sin límite.
Tres sexenios gubernamentales inéditos. Dieciocho años, una generación de mexicanos que solo sabe de violencia, de corrupción, de impunidad, de inseguridad, de falta de proyectos nacionales y ausencia total de verdaderos políticos, de hombres y mujeres sin una formación definida ideológicamente. Tan malo el tricolor como el azul y como el de amarillo y negro. Ni a quien irle, era el clamor popular.
Llegó en la década final del 1990 un sureño y habilidosamente se coló entre quienes eran y son políticos-políticos, con vocación de servidores públicos, experimentados en las batallas electorales. Su audacia le permitió, cubierto con piel de oveja, ganarse la confianza de los importantes. Saltó al nivel nacional y se empeñó en ser Presidente de la República. Logró un triunfo arrollador, histórico. Más de 30 millones de votos en las urnas. Lo siguen como al Mago Merlín.
¿Hubo cambios en el país?
Sí, pero falló lo que apunté en la primera línea de este comentario periodístico.
Mucho es lo que puede señalarse como negativo. Decidí tocar un punto que debe ponernos a reflexionar, en serio. Tal vez habrá quién o quiénes consideren que no tiene trascendencia el invitar a casa a quien se nos ocurra, olvidando que primero hay que invitar a los miembros de la Familia.
BIENVENIDOS Y DISFRUTEN
Debo precisar que los mexicanos somos reconocidos hospitalarios. Tanto a los de casa como a los que llegan de otras latitudes, la Capital Mexicana se engalana al recibirlos y ofrecerles todas las atenciones para que disfruten su estancia. Que conozcan las calles y avenidas de nuestra hermosa Ciudad. La visita a sus museos, a los edificios coloniales, a la Basílica de Guadalupe con sus dos recintos. Entrar a la histórica Catedral Metropolitana. Por supuesto Palacio Nacional y el Museo del Templo Mayor.
Es costumbre que los gobernantes en turno hacen invitaciones a personajes de otros países para que asistan a eventos como los de las Fiestas Patrias, el Aniversario de la Revolución Mexicana y a la trasferencia del mando presidencial. También a eventos de trascendencia que se realizan en los campos culturales, sociales y deportivos.
El año pasado no dejó de sorprendernos que el invitado de honor, en primer lugar, al Grito de Independía y el Desfile Militar, en el aniversario del Movimiento de 1810, fuese el presidente cubano, Miguel Díaz Canel. Es heredero de la dictadura castrista y opera con la misma línea en su país. Sin embargo el Presidente de México le abrió las puertas del balcón presidencial. El pueblo mexicano confirmó ser excelente hospitalario.
En este 2022 el invitado de honor es ya conocido en México, pues durante un mes, a partir del 12 de diciembre de 2019, estuvo en la Ciudad de México al serle otorgado el asilo político. Días antes fue depuesto de la presidencia bolivariana. Para participar en el seminario “Los Partidos y una nueva sociedad”, celebrado en el mes de octubre, Evo Morales se reencontró con los funcionarios del gobierno mexicano.
Otros invitados son integrantes de las familias de dos líderes sociales y políticos, el doctor Martin Luther King y el también gratamente recordado Nelson Mandela. Figuran en la lista los nombres de Aleida Guevara, hija del argentino-cubano Ernesto “Che” Guevara” y la del líder César Chávez, líder campesino y activista de los derechos civiles estadounidenses. La segunda, no se dio el nombre, no había confirmado su asistencia.
Reitero que son bienvenidos los familiares de ilustres personajes, pero el caso del boliviano es el que no ganó simpatías. El expresidente uruguayo José Mujica y la primera ministra de la India, Narenda Modi, así como John y Gabriel Shipton, padre y hermano del activista programador de Internet Julian Assange, también son invitados a los eventos patrios.
AUSTERIDAD FRANCISCANA
De acuerdo con el Presidente de México desde hace unos meses “estamos viviendo en la austeridad franciscana”. ¿Estamos?, es mucha gente, repuso un funcionario morenista. Esto quiere decir que los recursos se han ido como el agua entre los dedos de las manos. Por eso el gobierno dejó atrás la “austeridad republicana”, declarada por el tabasqueño al comenzar su sexenio.
En la Plaza de la Constitución el espectáculo artístico estará a cargos del conocido conjunto Los Tigres del Norte, anunciado por el de Tabasco en su programa televisivo “La Mañanera”. No creo que esos músicos e intérpretes cobren “cuota franciscana”.
Muchos recursos que se requieren para la compra de medicamentos, simplemente no llegan para cubrir necesidades ingentes. Tampoco hay para dar apoyos a los deportistas y la dueña de la CONADE busca argumentos de todo tipo para con tal de no aplicar el presupuesto millonario de que dispone.
Bueno, el Gobierno Federal no debe escatimar recursos para la atención a sus distinguidos huéspedes. Decidió reservar nueve habitaciones del hotel Círculo Mexicano, ubicado en República de Guatemala 20, en el costado Sur de la Catdreal Metropolitana y “está a unos pasitos de Palacio Nacional”.
En la planta baja de ese hotel hay comercios y, coincidencia, está la tienda de “Chocolates Rocío”, propiedad de los hijos del inquilino tabasqueño que no paga renta por el modesto departamento que ocupa en la sede del Poder Ejecutivo Federal.
¿Alguna vez había oído de la existencia de ese majestuoso Hotel Circuito Mexicano?
Los consejeros, asesores, organizadores del evento y el Secretario de Relaciones Exteriores son responsables de que México haga un ridículo de ese tamaño. Si el jefe se oponía a pagar hoteles de cinco estrellas, sus cuates empresarios le hubiesen apoyado a gastar o bien no invitar a personajes extranjeros, ajenos al despilfarro en obras faraónicas y a las austeridades de un supuesto gobierno izquierdista.
Un amigo y colega, cuyo nombre mantengo reserva, me expresó que “en casa el Señor Presidente tiene a una historiadora”, por qué no recordaron que hay descendientes de Miguel Hidalgo, de José María Morelos, de los Hermanos López Rayón, de Ignacio Allende y más recientes los de Pancho Villa, de Emiliano Zapata, del constitucionalista coahuilense Venustiano Carranza, para no alargar la lista.
Esperemos que para el 2023 nos informen que familiares de nuestros héroes independentistas y revolucionarios tendrán un lugar entre los invitados de honor. Total no habría mayor erogación por transportación, alimentación y hospedaje.
Por eso comento, hay de invitados a invitados.