Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
Como todo concepto que adquiere repercusión luego de ser pergeñado por primera vez, la representación adquirió, luego de la obra de Hobbes, múltiples significados. Estas formas que tomó ese concepto fueron variadas y contradictorias y dependieron del sentido privilegiado a la hora de utilizar el término. Brevemente podemos encontrar varias acepciones convivientes bajo el común nombre de “representación”.
Por un lado, existe la idea de representación como semejanza, que es llamada por el politólogo Giovanni Sartori “representación sociológica” y lo que expresa es una relación de similitud (en algún aspecto) entre el representante y el representado. En términos sociológicos se dice que alguien es representativo de un determinado grupo en la medida en que éste comparte algunas características esenciales con el grupo. Es este el concepto que se utiliza cuando en la socioestadística se dice que una muestra es representativa del universo en observación.
Asimismo, es posible distinguir entre la representación como delegación y la representación como responsabilidad. La primera acepción se deriva del derecho privado romano y se refiere a la idea de un embajador o un abogado, que asume la representación de un individuo para defenderlo frente a una corte, por ejemplo. La segunda, en cambio, se refiere a los términos de la responsabilidad de los representantes de “responder” a sus representados.
Estos dos tipos de representación aluden a dos formas distintas de relación entre los representantes y los representados: la forma de mandato imperativo o la forma de independencia. La representación pensada como un mandato imperativo, asociada con la representación jurídica, implica la idea de que el representante es un mero delegado cuya función consiste en transmitir las instrucciones exactas que sus principales le han encomendado. Por su parte, la representación pensada en términos de independencia, asociada con la representación política, implica la idea del representante como fiduciario, como un experto, cuya función es la de tomar las decisiones que considera son en beneficio de sus principales.
El mandato imperativo se encuentra asociado con la forma de representación de intereses corporativa que caracterizó tanto a los estados estamentales como a diversos órdenes políticos feudales a partir del siglo XIII en Europa. Las principales instituciones de este período premoderno de la representación fueron los parlamentos medievales que, con un peso político desigual en los distintos países, constituyeron instancias de carácter asambleario y de representación corporativa de los distintos intereses de los estratos de la sociedad medieval: la nobleza, el clero y la burguesía quienes en algunos casos se representaban en persona y en otros enviaban a sus fiduciarios.
De esta manera, los parlamentos medievales señalan el antecedente histórico de la representación política moderna que surgió con fuerza en los países europeos y en Estados Unidos a partir de los siglos XVIII y mediados del siglo XIX.
El lopezobradorismo no entiende la representación ni como delegación ni como responsabilidad, dado que no defiende al ciudadano en sus derechos fundamentales a la vida y la libertad y tampoco le responde con políticas gubernamentales que procuren su bienestar.
Tiene razón Joseph Pulitzer al designar que las sociedades decaen o evolucionan al mismo tiempo que su prensa y, la libertad de prensa evoluciona al representar el derecho de la información de los ciudadanos al revelar y sistematizar información pública a la sociedad mexicana, derivada de la vulneración cibernética de miles de archivos de la secretaría de la Defensa Nacional.
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