Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
El voto femenino y sus avatares
El voto para las mujeres que se aprobó en México el 17 de octubre de 1953, podía considerarse tardío en el universo de países en los que las mujeres empezaron a votar. Nueva Zelanda fue el primero de ellos. Lo singular en el caso de México es que 69 años después de haber conseguido ese derecho, las mujeres rebasaron a los hombres en las últimas dos elecciones más importantes, la presidencial de 2018 y la llamada elección mexicana más grande de la historia en 2021. El número de mujeres que votó fue superior al de los hombres, en el primer caso según el INE, 66. 2 por ciento de mujeres, contra 58.1 por ciento de hombres, en una votación del 62.3 por ciento del padrón nacional. El siglo XX es el que configura la tabla votante de la gran mayoría de los países en el mundo, aunque hay algunos que apenas lo han abierto para las mujeres, como los países árabes en 2015. Nuestro país todavía tardó dos años más, 1955, para que las mujeres pudieran emitir el sufragio. En la actualidad se ha llegado a la paridad de género, cosa que era absurda en aquellos años de Adolfo Ruiz Cortínes, el presidente que abrió el derecho a votar, aunque no fue concesión, ya que la demanda tenía largas décadas en las luchas de mujeres y partidos de izquierda.
LA CARENCIA DEL VOTO FUE AGRESIÓN PERMANENTE A LAS MUJERES
La negación al voto aún a principios del siglo XX, era una afrenta universal, en un mundo que ya arribaba a la modernidad y la era industrial era una realidad. Las mujeres estaban sujetas a una cápitis diminutio como en la era patriarcal de principios de esta era. Las historias del proceso se cuentan pormenorizadamente desde la percepción feminista, y la verdad es que las luchas por el sufragio ya afloraban en el siglo XVIII en Nueva Jersey por ejemplo y es en el siglo XIX, cuando se diseminaban demandas en el viejo continente, y en Estados Unidos se planteaba formalmente en 1848 el voto femenino en la Declaración de Sentimientos de Séneca Fals. Es a partir de 1910, cuando se disparan los registros y llama la atención que se concede en general a mujeres de 18 años en adelante, con algunas excepciones como el caso de Gran Bretaña que en sus inicios solo se concedía a mujeres de 30 años. La gran mayoría dieron apertura, pero en algunos países como en la África blanca, concedían el voto como concesión o condicionado. Votaron primero las mujeres de piel clara, luego las indias y finalmente las negras.
EN EL VATICANO EL VOTO FEMENINO HA SIDO PROHIBIDO DESDE SIEMPRE
Con la llegada del papa Francisco se planteó la apertura al voto de las mujeres, en una iglesia en la que sus integrantes oficiales son hombres. En el caso de esa iglesia que presume de contar con mil 300 millones de fieles, tiene entre sus miembros a 641 mil monjas, las cuales no participan en ninguna forma de votación, sobre todo cuando se eligen potentados, papa en entre ellos. No hay diferencia con ciertos países porque su postura en torno a las mujeres es similar. En algunos aún con el voto abierto, la expresión popular es misógina y se observó como ejemplo en el caso Chile en 2013 cuando se dio la votación más reducida de ese país, en la elección a la segunda vez presidencial de Michelle Bachelet, la que la ONU elevó después a Alta Comisionada. En esa votación, al revés de México que en 2018 tuvo una votación de 62.3 por ciento como ya se indicó, en aquel caso el 58 por ciento no votó. O sea, el misogismo que se expresó por siglos para no dar el voto, ahora se suele manifiestar en cierto casos, en el propio voto.
LA MONJA ROJA ELVIA CARRILLO PUERTO Y SU LUCHA POR EL SUFRAGIO
Aunque son mencionadas otras mujeres y organizaciones, el nombre que siempre relumbra en la lucha por el voto, es el de Elvia Carrillo Puerto, la llamada monja roja nacida en Motul Yucatán en 1878. Gran sensibilidad de esa mujer que desde su juventud se dio cuenta de lo absurdo de que las mujeres no pudieran participar en la elección de sus gobenantes, uno de los cuales era su propio hermano Felipe el gobernador. Elvia inició desde esa juventud sus luchas que en muchos casos fueron reprimidas. El propio Felipe fue asesinado. En la búsqueda de apertura, se dieron varias agresiones. Reconocida por el estado mexicano, el Senado de la República da conocer su biografía (2018) como un ejemplo de esa lucha. Ella vivió para ver consolidada la realidad de su esfuerzo en la Constitución en 1953, ya que murió en 1968 en la capital del país, a los 90 años.