Visión financiera/Georgina Howard
Reforma electoral: se avecinan tiempos oscuros
Ayer comenzó la discusión en comisiones de la Cámara de Diputados, la tercera de las tres principales que anunció en 2021 el presidente Andrés Manuel López Obrador y quizá la de mayor trascendencia porque podría significar la perpetuación en el poder del lopezobradorismo y Morena al devolver al gobierno federal y los estatales el control de los procesos electorales, tal y como lo hizo el PRI por más de 70 años.
Una traición del PRI de Alejandro Moreno a la alianza opositora se ve cada vez más cercana y la posibilidad de que se trastoque todo el sistema de equilibrios y la confianza en los procesos electorales construidos durante décadas.
La intención de AMLO es ahorcar a los partidos bajando su presupuesto para reducir su capacidad competitiva y que la Cámara de Diputados se reduzca a 300 integrantes electos por listas estatales y la de Senadores a 96 legisladores con el objetivo de entregar el control de esos procesos a los gobernadores (hoy en su mayoría de Morena).+
La iniciativa de López Obrador pretende también que el gobierno federal se haga del control de las elecciones desapareciendo un INE independiente y autónomo para sustituirlo por un organismo único que organice los comicios y cuyos consejeros sean electos no por su capacidad, experiencia y prestigio, sino por un dudoso voto popular.
Pero hay una pregunta que surge cuando inicia la cuenta regresiva para la aprobación o rechazo de la reforma electoral de AMLO y es que a estas alturas, poco más de un año después los críticos del modelo “electoral” autoritario que el lopezobradorismo pretende imponer a la sociedad, ni la sociedad civil ni los partidos de oposición hayan convocado a defender la democracia mexicana y sus libertades más allá de los discursos y las declaraciones.
Miles de horas en radio y TV, millones de bites en la web y sus redes, así como ríos de tinta se han regado durante meses y meses pero no se ha visto en términos reales ninguna acción para confrontar realmente la regresión autoritaria que AMLO pretende imponer para perpetuar a Morena en el poder.
Porque el Presidente ha dejado en claro que ni ve ni oye y no le importa lo que digan sus críticos dentro y fuera del país, como en el caso de la censura del Consejo de Europa a su reforma electoral, se le resbalan las críticas y los argumentos y sus opositores no entienden pasados dos tercios del sexenio que frente a su autoritarismo la reflexión y el debate democrático no tienen espacio en su ejercicio del poder.
Porque no solo son los partidos y el INE los que han resentido su desprecio por una sociedad democrática, incluyente, de bienestar y derechos. Y si no hay que preguntarle a las feministas, la comunidad LGBTTTQ, los niños con cáncer, las madres trabajadoras, los estudiantes de las universidades Benito Juárez, a empresarios, periodistas y más.
Sólo una consigna rige el actuar de El Peje, el uso de todos los recursos posibles pasa mantener el poder, por eso al igual que el PRI populista donde se formó destina millones y millones a programas clientelares, disfrazados de beneficios sociales, para ejercer control electoral a cambio de pensiones, becas y apoyos directos que no garantizan un verdadero bienestar para los más pobres.
Hoy por hoy el PRI huele a traición a la democracia y lo mostró al apoyar la reforma que fortalece la militarización del país al entregar a la Sedena el mando y la administración de los recursos de la Guardia Nacional, cuyos dirigentes están más preocupados por seguir gozando de impunidad ante sus actos de corrupción que de contener la ambición del Presidente y su partido para defender al país y a los partidos opositores manteniendo los controles y contrapesos que contienen la aplanadora de Morena.
En los hechos el PAN y Movimiento Ciudadano han hecho propuestas para enfrentar la regresiva reforma electoral en los comicios presidenciales de 2024: instaurar la segunda vuelta en las elecciones presidenciales, restringir la promoción personal mediante las conferencias mañaneras, reglamentar los gobiernos de coalición y castigar la intervención de grupos criminales en los comicios, ante la sospecha de su alianza con Morena.
Conocedor de la mezquindad de los dirigentes de los partidos de oposición, Morena ha propuesto lo que ya bautizaron como la “cláusula de la vida eterna” que permitiría el reparto de los votos entre los partidos de una coalición para permitir que los institutos mini partidos garanticen la mínima votación para mantener su registro, la cual formaba parte de la legislación y fue eliminada con la reforma electoral de 2007.
En fin que la oscuridad se cierne sobre la democracia mexicana. Muchos venezolanos que tienen más de una década en México recuerdan que esa fue la estrategia de Hugo Chávez para perpetuarse en el poder, atacar a los medios, ahorcar a los partidos, perseguir a los empresarios, fortalecer al Ejército y designar a su sucesor.
Más de una década después somos testigos en nuestro propio territorio de la crisis humanitaria provocada por el éxodo de miles de venezolanos que huyen de la miseria y el autoritarismo de un país donde el salario no supera los 30 dólares (poco más de 600 pesos) y el kilo de huevo cuesta 5 dólares (algo así como unos 100 pesos). Ojalá en algunos años no veamos a los mexicanos huyendo de nuestra patria.