Descomplicado
LA PANDEMIA Y LA ECONOMÍA CXLII…La guerra de cifras gubernamentales para tratar de minimizar las movilizaciones en contra de la reforma electoral y 45 años del nacimiento de unomásuno y sin resolverse la huelga de los trabajadores.
Las multitudinarias marchas y manifestaciones efectuadas en 63 ciudades del país y en por lo menos otras diez de cuatro países de América y Europa en defensa de la democracia y del actual sistema electoral mexicano, mostraron un absoluto rechazo a la reforma legislativa que está planteando el presidente Andrés Manuel López Obrador y es por ello por lo que desde la semana pasada se mostró nervioso, agresivo, grosero y tratando de descalificar a todos y cada uno de los ciudadanos que participarían.
Miles de ciudadanos opositores a la reforma electoral se reunieron el domingo muy temprano y marcharon por la avenida Paseo de la Reforma y sus alrededores para manifestar su defensa de un sistema electoral construido a lo largo de los años y que ha permitido la alternancia en el poder público. Desde la última reforma electoral en 2014, se han disputado en los estados y la Ciudad de México, 55 336 cargos de elección popular, entre ellos 55 gubernaturas, 93 legislaturas y 5932 ayuntamientos. Tan sólo el año pasado los institutos estatales registraron 275,424 candidaturas locales.
Pero López Obrador y sus cercanos estuvieron insistiendo día con día desde la semana pasada que quienes participarían “son muy hipócritas, racistas, clasistas, aspiracionistas, se creen superiores, sabiondos, déspotas, son de los que maltratan a sus trabajadores, muchos vienen de abajo, pero se vuelven ladinos, se desclasan, olvidan sus orígenes; a veces esos son hasta peores…etc.,
Según Martí Batres, secretario de Gobierno capitalino, a la marcha por la democracia en la Ciudad de México asistieron entre 10 y 12 mil personas, cuando otras fuentes estimaron cerca de 800 mil personas. López Obrador dijo ayer en la mañana que en Paseo de la Reforma caminaron el domingo unos 50 a 60 mil y que el Zócalo se llena con 125 mil. “Por eso –esgrimió–, no vinieron al Zócalo, no hubiesen llenado ni la mitad…
Pero más allá de la guerra de cifras sobre los asistentes a las marchas, lo que es un hecho es que son miles, millones de mexicanos los que rechazamos la reforma electoral que está planteando el Ejecutivo y que los legisladores de Morena y sus partidos satélite el Verde Ecologista y del Trabajo no cuentan con los votos suficientes para llevar a cabo una reforma constitucional de esa envergadura. Tal vez por eso, López Obrador está molesto y nervioso y desde hace varios días, en sus soliloquios mañaneros, se puso a responder con insultos, descalificaciones, difamaciones y hasta con declaraciones burlonas en contra de las organizaciones de la sociedad que convocaron a las movilizaciones.
El único orador, José Woldenberg, dio un discurso breve pero impecable, en el que señaló, entre otras cosas, que “lo que nos obliga a salir a las calles, el que se encuentra en el centro de la atención pública, es que buena parte de lo edificado se quiere destruir desde el gobierno. Es necesario insistir en eso, porque significa no sólo una agresión a las instituciones existentes sino a la posibilidad de procesar nuestra vida política en un formato democrático. México no puede volver a una institución electoral alineada con el gobierno, incapaz de garantizar la necesaria imparcialidad en todo el proceso electoral. Nuestro país no merece regresar al pasado porque lo construido permite elecciones auténticas, piedra angular de todo sistema democrático. México no puede destruir las destrezas profesionales, los conocimientos adquiridos y el compromiso de los funcionarios que integran los servicios profesionales electorales.
Dijo también que “México no puede centralizar todos los procesos electorales en dos instituciones descomunales, no sólo porque somos —según la Constitución— una república federal, sino porque ni el INE ni un solo Tribunal podrán realizar con eficiencia lo que hoy encuentra cauce y solución en 32 entidades soberanas. Tan sólo el año pasado los institutos estatales registraron 275 424 candidaturas locales. Con tales números ¿es deseable y posible concentrar, centralizar y administrar ese universo político en una sola institución? Por eso, México no puede deshacerse sin contemplaciones del entramado federalista en materia electoral sin perder en eficacia y confianza. Tampoco de los tribunales en materia electoral porque siguen siendo necesarios para desahogar el permanente litigio que acompaña nuestras elecciones.
Pero López Obrador está más que nervioso y molesto. Ayer le respondió a la reportera Dalila Escobar, de la revista Proceso que “en el fondo los que se manifestaron lo hicieron en contra de la transformación que se está llevando en el país, lo hicieron a favor de los privilegios que ellos tenían antes del gobierno que represento, lo hicieron a favor de la corrupción, lo hicieron a favor del racismo, a favor del clasismo, de la discriminación, ese es el fondo” y sin hacer sin ninguna distinción expresó que “ni modo que Madrazo y Elba Esther y Fox sean demócratas, ¿no? El mismo Woldenberg, que convalidó fraudes electorales cuando estuvo en el INE. En fin. El doble discurso.
Ayer se cumplió el 45 aniversario de la publicación del primero número del diario unomásuno. En este caso, dentro de un mes se cumplirán 12 años de que los trabajadores iniciaron una huelga. si bien los bienes inmuebles que eran propiedad de la empresa, la Junta Local de Conciliación y Arbitraje ya dictaminó que ya son de los poco más de 350 trabajadores y sus familias, estos no se han podido vender y sin darles a cada trabajador su dinero por la injerencia de un sindicato de la CTM. Este asunto lleva más de 12 años sin favorecer a los trabajadores y sus familias y el único beneficiado es el dirigente cetemista Mario Chágary.
Lo más grave del asunto es que todos los trabajadores (sindicalizados y de confianza) iniciaron una huelga que ya ganaron en todas las instancias. Ayer que se cumplieron 45 años del nacimiento de unomásuno y a 12 años de iniciada la huelga de los trabajadores, la secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde Luján (cuyos padres fueron cercanos a este caso, para que se haga justicia.