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CIUDAD DE MÉXICO. 30 noviembre de 2022.- Preservar la Maroma en sus diversos estilos regionales y fortalecer su práctica entre las nuevas generaciones son los principales objetivos del Tercer Encuentro Nacional de Maromeros, a celebrarse del 8 al 11 de diciembre en el marco de la fiesta patronal en honor a la Virgen de Guadalupe en Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca.
El evento bianual, organizado por el Colectivo Plural e Independiente de Maromeros en México, Correspondencias Maromeras A.C., reunirá a más de cien artistas mixes ayuujk, nahuas, mixtecos, zapotecos y chinantecos, practicantes de este arte -también llamada danza de maromeros-, procedentes de Veracruz, Guerrero, Ciudad de México y Oaxaca.
Su realización busca “valorar a la Maroma en su diversidad, pues en los últimos años se le ha dado visibilidad únicamente a la maroma mixteca. Por eso se mostrarán las variantes y los diferentes estilos regionales que hay en el sur de México”, dice la etnofunambulista Charlotte Pescayre, organizadora del encuentro, hecho en colaboración con la Autoridad Municipal de Santa María Tlahuitoltepec.
Realizado dentro del programa México en Escena-Grupos Artísticos del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, el encuentro incluirá funciones, proyecciones de cine, una muestra fotográfica y talleres de intercambio de experiencias entre artistas de esta expresión, cuyo origen se comparte entre Asia, Grecia y Mesoamérica y que incluye danza, ritual, música de banda de viento y acrobacia, informó la oficina de relaciones públicas.
Las agrupaciones participantes son: Maromeros de Acatlán con la Banda la Movida de Raúl Panchito de Zitlala (Guerrero), Maromeros Zapotecos de Santa Teresa Sochiapan (Veracruz), Transatlancirque (CDMX), Maromeros de Santa Rosa Caxtlahuaca, Maromeros y trapecistas de Tlahuitoltepec “Comuneros del Viento”, Maromeros del Fígaro de Temextitlan y la Banda Filarmónica del Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe-CECAM (Oaxaca).
Esta reunión transcultural y transregional servirá también para explicar el significado de la Maroma y evitar más tergiversaciones en torno a ella porque su naturaleza es específica, plantea Pescayre, investigadora franco-mexicana y autora de diversas publicaciones académicas sobre el tema, tanto en México como en Europa.
“(A la Maroma) se le ha asimilado al circo. Si bien ha habido contribuciones entre ambos desde la época virreinal y aunque tengan puntos de encuentro en la acrobacia, son distintos. Eso que llaman circo indígena o circo comunitario no es así. No todos los acróbatas son maromeros, quienes son los que danzan en la cuerda”, aclara la doctoranda en Etnología por la Universidad de París Nanterre y en Estudios Mesoamericanos por la UNAM.
La Maroma, patrimonio cultural inmaterial
“Maroma” proviene del árabe “mabruma”, que refiere a la cuerda vegetal, torcida o retorcida y dio nombre a la danza que se realiza en ella: la de maromeros. Es una disciplina poco conocida y valorada en México, pese a tener un profundo arraigo en Mesoamérica. Mientras en otros países es común ver figuras femeninas sobre la cuerda, en México la practican mayoritariamente los hombres.
Se trata de una expresión espectacular, ritual y festiva ejecutada por artistas campesinos indígenas y mestizos en las regiones rurales del sur de México con dos fines: religioso y agrícola. Incluye acróbatas, equilibristas, payasos, trapecistas, músicos y se lleva a cabo durante las fiestas patronales de Oaxaca, Guerrero, Puebla y Veracruz.
Permite la cohesión social de los pueblos que la practican al ser una celebración comunitaria. Ser maromero implica gran respeto: al cumplir con los ayunos, con el tequio comunitario, danzar para el santo patrón y subirse a la cuerda.
“Sacar la Maroma de su contexto equivale a distorsionarla”, alerta Pescayre, quien agrega que esta práctica tiene un significado distinto según cada pueblo, aunque “hay un simbolismo entre el cielo, la tierra y el inframundo siempre presente en las culturas mesoamericanas”.
Por ejemplo, entre los nahuas de Guerrero se inscribe en las danzas hechas en fiestas importantes que responden al ciclo agrícola para pedir lluvia y cruzar la cuerda simboliza el paso por el purgatorio, mientras entre los zapotecos del sur de Veracruz obedece a una fiesta para agradecer a la virgen por las cosechas.