Imperativo, estudio y reflexión sobre IA en la justicia: Guerra Álvarez
Diciembre navideño y de definiciones.
Inicia diciembre, el último mes de este revuelto, politizado y polarizado año. El último mes del 2022 que es el de definiciones, toma de posiciones y levantamiento de trincheras para los comicios del 2024. Encuestas, señalamientos y una propaganda inusitada marcan a Claudia Sheinbaum, la jefa del gobierno capitalino, como la más clara candidata de Morena a la primera magistratura. Las otras dos corcholatas, así llamadas por el presidente López Obrador, marchan de comparsas solamente.
Enfrente, en la oposición a la 4 Transformación, no se ve ni partido, ni proyecto y ni candidato, pese a los diversos autodespates de personajes del PRI y el PAN, vamos tampoco de Movimiento Ciudadano que aspira a llegar al máximo poder sin coaliciones ni amarres con otros partidos.
Empero, quien si molesta, amarga y hasta urticaria produce en los inquilinos de los palacios virreinales del Centro Histórico y del Cobián –el ubicado en Bucareli, frente al reloj chino—es el aún coordinador de la junta de coordinación política (Jucopo) y líder de la fracción morenista en el Senado de la República: Ricardo Monreal, que con el humor que lo caracteriza ha entonado en diversas ocasiones la vernácula canción “Diciembre me gustó para que te vayas, que sea mi cruel adiós mi Navidad…”
El experimentado político zacatecano no ha ocultado sus deseos de ser Presidente de la Nación y aparecer en la boleta del 2024, ello pese a no ser destapado como corcholata por el señor de Palacio Nacional. Hasta hace poco tiempo Monreal era uno de los asiduos invitados a desayunar tamales y chilaquiles en los recintos palaciegos del Zócalo. Hablaba, discutía e informaba del trabajo legislativo al Primer mandatario. Hoy ya no.
En los inicios de la actual legislatura era muy bien visto por la totalidad del morenismo en el Senado –salvo por los radicales encabezados por Martí Batres, que le disputaban el poder en el recinto legislativo–. Empero, su capacidad de diálogo, consenso y acuerdo le sumó muchos puntos entre los senadores de Morena del ala conservadora y de los demás partidos. Así pudo sacar adelante diversas iniciativas presidenciales, como lo de la Guardia Nacional y sus Leyes secundarias, entre otras.
Sin embargo, de alguna manera llegó la fractura con el inquilino de Palacio Nacional, y Monreal dejó de ser invitado. Aunque para matizar, más tarde fue nombrado corcholata oficial, aunque no “hermano”. Calificativo que en política significa mucho. El hecho es que Monreal ya no es invitado a Palacio y es objeto de fuertes señalamientos por las alas duras y rudas del partido guinda. Hay quienes lo han señalado hasta de traidor al interior del morenismo, en tanto que otros partidos políticos lo tratan de cobijar y hasta le han ofrecido su candidatura.
Con mucha habilidad y colmillo anunció que participaría en la marcha organizada por el presidente López Obrador para auto elogiarse, pero al ver las agitadas aguas, optó por viajar a España a una Reunión Interparlamentaria, a la que también acudieron el panista Santiago Creel y el perredista Miguel Ángel Mancera. Hecho que la gobernadora de Campeche y golpeadora de la 4ª T, aprovechó para señalarlos como las corcholatas de la oposición.
Los señalamientos de los morenos contra Monreal no han parado. César Cravioto, del ala radical, ha dicho que Ricardo está “cada vez más cerca de la oposición”. O sea que no ven con buenos ojos los acercamientos “con la derecha conservadora”, pero advirtió que deben ser cautelosos para no generar divisiones innecesarias al interior de su movimiento.
Y ya encarrilado dejo ver, que, a su juicio, Monreal ha cometido muchos errores o provocaciones para salir de Morena, pero, aun así –expresó el legislador—“debemos mantener la unidad hasta donde se pueda”. Para Cravioto, Ricardo Monreal debe tomar su propia decisión”. Los errores de Monreal son el llamar a la reconciliación nacional y ponderar el diálogo como el mejor quehacer de la política.
Y hablando del Senado y la reciente decepción nacional –el rotundo fracaso en Qatar, al no acceder al cuarto partido, es decir calificar para octavos de final–, los senadores de Morena exigen la comparecencia de federativos y dueños de equipos, a mi entender los principales culpables de la decepción y dolor de millones de aficionados. Sólo que el soccer en nuestro país es un negocio privado, antes que un deporte o una actividad pública.
Mientras prevalezca un modelo de negocios que los enriquezca y no ponga en jaque sus jugosas ganancias, este seguirá así y con un sistema de competencia que favorece la mediocridad, impide el desarrollo deportivo, la detección de talentos jóvenes, la importación masiva de jugadores extranjeros de medio pelo.
México ha dejado de ser el gigante de la Concacaf – región donde se juega el peor soccer del orbe—y ya es superado por la liga MLS de los Estados Unidos. Los federativos mexicanos, pero sobre todo los dueños de los equipos y las televisoras, deben revolucionar todo su esquema so riesgo de que se les vacíen los estadios, mermen sus oros y se repita el fracaso en el 2026.
Así que, a su regreso de Madrid, Ricardo Monreal tendrá que definirse, pues hoy por hoy, irrita el de Palacio Nacional. A su regreso de Qatar, los federativos y dueños de equipos también a definirse. O siguen con su “exitoso” modelo de negocios y hundiendo al soccer mexicano o se revolucionan para no herir más los sentimientos de millones de aficionados.