Poder y dinero
Hace unos días en Tabasco asesinaron a un ex funcionario del municipio de Cárdenas, se llamaba Armando Villegas. El asesino en huida fue detenido por pobladores. Una vez capturado, lo lincharon a golpes y terminaron ahorcándolo en un árbol de la zona.
No sabemos que habrá motivado a los asesinos, pero lo que sí podemos deducir, es que los pobladores tomaron la justicia por su mano, por la ausencia de un sistema que garantizara la no impunidad.
Esta situación es lamentable por lo que se evidencia, los ciudadanos estamos solos si es que buscamos justicia. Hablamos no sólo de Tabasco o de Chihuahua, es un mal que padece todo el país, la muestra es que tenemos un nivel de impunidad del 98 por ciento. Es decir que de 100 crímenes denunciados, sólo 2 se resuelven.
Así que, ante la ausencia y el abandono del estado, la gente se ve orillado a intentar mantener orden por sus propios medios, e irónicamente al hacerlo, se convierten en criminales ante la ley. Pero realmente, ¿cuáles son las opciones que les queda ante la impunidad, y la violencia que predomina en la mayoría de los municipios mexicanos?
No apruebo esta forma de hacer justicia, pero se debe reconocer que es una forma que tiene la comunidad para cuidarse. Lo que se nota es que hay una ausencia de estado, las instituciones se ven rebasadas, por incapacidad u omisión, o porque el crimen tiene cooptadas las policías, y lo que provoca es que la gente esté harta y si nadie te garantiza la vida, entonces empiezan a procurarla con lo que pueden.
En territorios dominados por los cárteles, donde hay extorsiones, secuestros, donde la gente vive amenazada y el gobierno no puede garantizar seguridad, es natural que la gente busque cuidarse, y se comienza a armar, con la única finalidad de proteger su vida y la de su familia.
Yo espero que nunca se repita una situación como la de nuestra familia, pero hoy en día, hay caminos en todo México secuestrados por el crimen organizado, que a pesar de que se denuncie, se haga público, nadie se toma la molestia de desplegar seguridad; y ante el peligro inminente, la gente busca tener las herramientas para protegerse, y considero todos estamos de acuerdo que es procurar una defensa legítima.
Así que los linchamientos no es la enfermedad, es sólo un síntoma de un México que ya no quiere padecer la actividad criminal. El gobierno debe tomar en cuenta que seguirá está práctica mientras no se tome en serio su papel de garante de la vida. Entre enero y agosto de 2022, se contaron 145 intentos y 15 muertos, pero la tendencia sigue al alza.
A mediados de semana, los mexicanos que nos gusta el futbol, nos llevamos una gran decepción con la actuación de la selección mexicana, y aunque duela en el corazón, no hubo ningún muerto y la vida seguirá su curso, pero lo que pasa en la gran chanca llamada México es que el desgobierno está ganando, y quienes deberían defendernos, prefieren quedarse en la banca.