Abanico
España en pausa. Debe pedir perdón
Sigue la pausa con España. En una aparente contradicción entre el presidente AMLO y su canciller Marcelo Ebrard, el jefe del ejecutivo negó que haya relanzamiento en las relaciones que tenemos con ese país. En la entrevista que tuvieron los cancilleres Ebrard y José Manuel Albares según ellos se reactivaron las relaciones bilaterales y el hispano hasta dijo que esas relaciones son excelentes. Pero al respecto, AMLO ha sido muy claro y quizá muchos mexicanos apoyan esa postura: no puede haber relaciones plenas cuando un obstáculo se interpone, el de la petición de perdón. La respuesta soberbia de la llamada corona española, refleja una postura frente a los que alguna vez fueron sus súbditos. El presidente solicita que la petición sea expresada con humildad, para poder generar entre ambos la verdadera igualdad. Y no puede haber cordialidad si un negro pasado se interpone entre el nuestro y un gobierno que se dice socialista y una monarquía que se asume democrática. Por lo contrario, hay un reconocimiento a un gran pueblo con el que existe una vinculación de iguales que se expresa de muchas maneras. En cultura y política sobre todo. Ahí es donde florece la diferencia. Porque la hay entre un don Miguel de Cervantes y un nefasto José Maria Aznar, desde luego.
UNA MADRE PATRIA INVASIVA Y ACOMODATICIA QUE QUIERE SEGUIR SIÉNDOLO
Los que consideran a España la madre patria, se apegan a un concepto de madre poco corriente en la definición de ese ser. Una madre invasiva, saqueadora y acomodaticia, que por siglos ha tratado a los que considera sus hijos, seres de menosprecio, solo para la utilidad y el usufructo. Un concepto poco común diferente al de la madre abnegada, presta al sacrificio y al apoyo, como los mexicanos comunes consideran a su madre. La pausa que el presidente declara y que también está en relación a Perú, tiene más apertura que la que se tenía con Francisco Franco, porque las relaciones siguen vigentes y el gobierno considera las relaciones comerciales y turísticas bienvenidas. Hay un embajador en Madrid y una cónsul en Barcelona. Y el gobierno se deslinda de la coincidencia de ex presidentes como Carlos Salinas de Gortari, Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, de irse a vivir a ese país y lo ve como normal aunque los tres hayan usado métodos fuera de lo común para instalarse en suelo hispano. Y algo que empieza respirar en la mente de AMLO y que habrá que analizar cuando se proponga, es un cambio al artículo 33 constitucional que se refiere a los extranjeros y en cuya reforma tiene pensado eliminar la causa política.
GUADALUPE VICTORIA, LOS HECHOS SE REPITEN EN LO SIGLOS
Precisamente un 21 de diciembre de 1827, Guadalupe Victoria, el primer presidente que tuvo México, dictó una orden de expulsión para los españoles que vivían en México. Fue una postura más fuerte que la de AMLO desde luego, pero la vigencia de la relación con esa nacionalidad seguía siendo conflictiva, pese a que la independencia ya transitaba aunque precaria, en nuestro suelo. La orden no fue cumplida en su acepción, aunque se destaca que muchos españoles si se fueron de regreso a su patria. Llamado en realidad José Ramón Adaucto Fernández y Félix, el primer presidente escogió el seudónimo con el que pasó a la historia y con el que reposa en el monumento de la Independencia junto con Hidalgo, Morelos, Guerrero, Nicolás Bravo y otros. Asumió junto con su definición de victorioso el nombre del estandarte que usó Miguel Hidalgo en 1810, de la Virgen de Guadalupe. Por otra parte, el mandatario fue un personaje singular no solo en la defensa permanente de la patria, sino en las propuestas que hizo a favor del país que lo llevaron a ser nombrado benemérito como después lo fue Benito Juárez. Entre muchas obras, creó estructuras educativas y se opuso, como Morelos, a la esclavitud. Hasta su muerte a los 59 años, tuvo clara defensa del país y lo demostró mientras luchaba a lo largo de los años contra su enfermedad de epiléptico. Este ejemplo solo es para subrayar que la relación con España siempre ha tenido diferentes momentos tensos, después de la independencia y que en el caso actual la falta de sensibilidad de los gobernantes hispanos, los acentúa.