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CIUDAD DE MÉXICO, 11 de febrero de 2023.- Las mujeres viven diversas desigualdades para desarrollarse en la ciencia: representan solo 33 por ciento de quienes realizan investigación, ocupan el 12 por ciento de los miembros de las academias científicas nacionales y reciben becas más modestas que sus colegas masculinos, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Así lo refirió, para UNAM, su académica de la Facultad de Ingeniería y cofundadora de la Colectiva Rastreadoras de Cometas, Mujeres en las Ciencias y las Tecnologías, Lidia Martha Barajas González, quien expuso:
En campos de vanguardia como la inteligencia artificial, solo uno de cada cinco profesionales es mujer; ellas representan 28 por ciento en las ingenierías y 40 por ciento en áreas como informática y computación.
Al ofrecer la conferencia 11 de febrero: Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Una conmemoración indispensable, aseguró que “las investigadoras suelen tener carreras más cortas y peor pagadas; están poco representadas en revistas de alto nivel y a menudo no se les toma en cuenta para los ascensos”.
En el evento organizado por el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM, la también doctora en Filosofía de la Ciencia expresó: “aunque han alcanzado la paridad en áreas relacionadas con las ciencias de la vida –biología, medicina, entre otras disciplinas–, siguen siendo minoría en informática y tecnología, información digital, física, matemáticas e ingenierías, campos que impulsan la revolución digital, en los que se desarrollarán los mejores empleos del futuro, con mayor retribución económica, pero que no serán para ellas.
“Persiste el techo de cristal que es una superficie superior invisible en la carrera profesional de las mujeres, difícil de traspasar y que les impide seguir avanzando; su invisibilidad está dada porque no existen leyes ni disposiciones sociales establecidas ni códigos visibles que impongan limitación, sino que está construido sobre otros rasgos difíciles de detectar como son los cuidados, la maternidad, entre otros”, dijo en el evento moderado por la académica del IISUE, Tania Ocampo Saravia.
Futuras científicas
Docentes de la Facultad de Química (FQ) compartieron experiencias profesionales y de vida personal para motivar a niñas y adolescentes a dedicarse a las llamadas carreras STEM (acrónimo en inglés de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas).
En la explanada del edificio A, ante alumnas y alumnos, se realizó el evento En la Facultad de Química las mujeres hacemos ciencia, donde les comentaron que la creatividad, pasión, organización y confianza en sí mismas son elementos que necesitarán en el futuro.
Moderadora de la llamada conversatoria, Carmina Montiel Pacheco, del Departamento de Alimentos y Biotecnología de esa entidad académica, recordó: de las 608 personas galardonadas con el Premio Nobel, solamente 20 (tres por ciento) son del género femenino. “Eso puede ser inquietante, porque somos la mitad de la población que tenemos que trabajar e incursionar en este tipo de áreas”.
Y agregó: “pero no todo son malas noticias. La generación 2023 de la Facultad de Química está compuesta por un 54 por ciento de mujeres. Si nos vamos a los departamentos en donde se hace trabajo científico, en la mayoría de ellos hay entre 40 y 50 por ciento de mujeres. Eso quiere decir que la igualdad se está dando, estamos trabajando en ello, pero debemos seguir aportando más”.
Maricamen Quirasco Baruch, del Departamento de Alimentos y Biotecnología, rememoró que desde niña tuvo interés por la ciencia. “En mi familia nunca me pusieron un alto y me dejaron estudiar lo que quise”.
Margarita Romero Ávila, del Departamento de Química Orgánica, descubrió su vocación cuando le gustó el laboratorio y encontró motivación para la investigación.
Jerarquías de género
“En México la primera médica se tituló en 1887; la primera abogada, en 1898; la primera ingeniera, en 1930, y la primera matemática, en 1944, así se ha excluido a las mujeres de la investigación y se les ha negado su capacidad epistémica”, acotó Norma Blazquez Graf, investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM.
Rememoró que en el mundo, las mujeres fueron admitidas en las universidades hasta la segunda mitad del siglo 19: Suiza 1860, Inglaterra 1870, Francia 1880 y Alemania 1900. Había una segregación vertical a nivel académico y en los espacios de decisión o de reconocimiento; y otra horizontal en algunas áreas del conocimiento.
Al dictar la conferencia Del conocimiento de las brujas a los estudios de género, ciencia y tecnología, en el Auditorio del CEIICH, la científica y humanista especialista en Ciencia, Tecnología y Género, sugirió defender su rol como generadoras de conocimiento.
“Siempre me pregunté, por qué hay tan pocas mujeres en ciencia y tecnología, pero siempre lo hemos hecho; sin embargo, las contribuciones no se clasificaban, ni se reconocían como científicas”, aclaró.
Aun se produce ciencia y tecnología que refuerza jerarquías de género, indicó la también doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras, lo cual se denota en la organización de la ciencia, en los contenidos y los resultados.