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CIUDAD DE MÉXICO, 15 de marzo de 2023.- El sector agropecuario, no solo en México si no el mundo no ha sabido comunicarse de manera directa con la sociedad y han sido grupos de ambientalistas, políticos e ideologías sin sustento científico los que describen, de acuerdo a sus intereses, lo que consideran que es el campo, señaló el investigador y profesor de biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia, José Miguel Mulet.
“El ciudadano normal piensa que la fruta y la verdura sale del supermercado y que el campo es un lugar idílico, una especie de paraíso, donde los corderos están al lado de los leones y donde la fruta y la verdura se pone sola en la cesta.
“Piensan que el agricultor es un abuelo con un sombrero de paja, que llama a cada una de las vacas por su nombre. No hemos sabido transmitir que el campo también es una industria y una actividad tecnológica”, señaló el experto en divulgación científica durante un seminario web impartido a miembros de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos. (UMFFAAC).
A manera de ejemplo, refirió que como científico los maíces nativos son una fuente interesante de estudios, porque son un banco significante de genes, pero para un agricultor pueden representar una “ruina” por ser poco productivos e insuficientes para lograr alimentar a toda la población.
El también autor del libro Comemos lo que somos insistió que ante la proliferación de los llamados productos orgánicos se ha creado una falsa percepción de que se trata de alimentos saludables solo por el hecho de contar con la etiqueta de que están libres de químicos.
“El problema ahora es que tenemos normativas en que se basan que un producto sea natural o artificial, esto es una estupidez, porque los paramentos para utilizar cualquier producto fitosanitario deberían ser efectividad, toxicidad, estabilidad e impacto ambiental y que diera igual su origen”,recalcó durante su ponencia.
Mulet mencionó que hace dos décadas el discurso de los grupos ambientalistas sostenía que los transgénicos son tóxicos, cancerígenos y provocarían una catástrofe ambiental, argumentos que al paso del tiempo se evidenció que son falsos.
Ahora, la mira de grupos ambientalistas está puesta en herbicida glifosato, que lleva 20 años utilizándose, y el discurso de sus detractores es que se trata de un insumo nocivo, sin embargo los agricultores que lo utilizan lo consideran un producto químico seguro por ser de menor toxicidad que otros productos y de alto grado de eficiencia a un bajo costo.
En México, el pasado 14 de febrero entró en vigor un decreto publicado en Diario Oficial de la Federación (DOF) que prohíbe la importación del maíz transgénico y herbicida glifosato, presumiendo que representan riesgos a la salud del ser humano.
El investigador español de biología molecular y celular de plantas advirtió que desde hace 10 años en Europa los partidos verdes y de izquierda pretenden que se prohíba el uso de glifosato. Sin embargo, cada cuatro años se está verificando las consecuencias de su uso, pero ningún comité científico serio ha encontrado motivos para su prohibición, por lo que en el viejo continente está permitido y se sigue utilizando.