Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
La mano militar en la tragedia de Ciudad Juárez
#FueElEstado
“No los dejen salir, manténganlos con llave”, fue la orden directa que dio el contraalmirante en retiro, Salvador González Guerrero, a sus subalternos para que, por ningún motivo, permitieran ponerse a salvo a 68 migrantes del centro de confinamiento de Ciudad Juárez, de los cuales 39 se quemaron vivos o fallecieron asfixiados.
Fue la mano militar detrás de la tragedia en la cárcel que realmente tiene el Instituto Nacional de Migración (INM), en esa urbe fronteriza. No murieron, los mataron. #FueElEstado.
Fue la mentalidad irracional del mando marino, en la cual tiene más validez la “disciplina” militar, que la lógica humanitaria de salvar vidas, ante el inicio de un incendio y la certeza de que ocurriría un desastre.
Lo peor de todo es que previsiblemente González Guerrero se mantendrá impune, si se toma en cuenta la tendencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, de proteger a costa de lo que sea a los miembros del Ejército y la Marina que incurren en delitos, todo esto a pesar de que los agentes del INM denunciaron públicamente lo sucedido.
La orden del contraalmirante, delegado del INM en Chihuahua, trascendió también entre los migrantes que lograron sobrevivir, porque fue contada por el mismo personal de ese instituto y por trabajadores de la empresa privada de seguridad que presta servicios en ese centro en la ciudad fronteriza.
Algunos de los elementos del INM y de la misma empresa de seguridad se resistieron a cumplir la orden, pero finalmente huyeron cuando percibieron que el incendio tomaba grandes proporciones y ya estaba totalmente fuera de control.
La situación en el centro de recepción de migrantes del INM era insoportable. Alrededor de 68 personas de diversas nacionalidades ya tenían más de 12 horas prácticamente encarceladas.
En el galerón, la temperatura superaba los 35 grados centígrados, los detenidos no tenían agua potable y casi no habían comido. En los baños, no había agua y los excusados se encontraban rebosantes de excrementos y orines. No había agua para los desechos humanos, menos para combatir un incendio. Se juntaron así todos los elementos para incubar la tragedia. Como si eso no fuera suficiente, en el centro no había buena ventilación, pues sólo había cinco pequeñas ventilas, por donde casi no entraba aire.
En esas condiciones tan deplorables, creció la inconformidad de los migrantes y apareció así la fatal idea de un migrante de origen venezolano, de quemar una colchoneta de hule espuma y vinil, a manera de protesta, para llamar la atención de los custodios y que pudieran recibir agua y alimentos. Error fatal, porque lo único que consiguieron fue crear un horno crematorio en el cual quedaron atrapados y sin ayuda.
Esta versión fue comentada por sobrevivientes de la tragedia al abogado Jorge Vázquez Campbell, presidente de la Barra y Colegio de Abogados Defensores de Refugiados A. C., quien de esa manera fue descubriendo la trama de lo sucedido en los últimos minutos que antecedieron al siniestro.
El contraalmirante quería dar un escarmiento a los migrantes que iniciaron la protesta y, sin pesar las consecuencias, ordenó que las mujeres recluidas fueran dejadas en libertad, mientras que los hombres se mantuvieran encerrados. El abogado Vázquez Campbell lo tiene muy claro: “fue una forma del señor militar de meter miedo para que en otras estaciones de migrantes no hagan lo mismo”.
Para el abogado es muy claro que el centro del INM en Ciudad Juárez en realidad opera más como una cárcel, que como un lugar en donde los migrantes pueden tener una estancia breve en tanto se define su situación jurídica y, como si fuera poco, con nulas condiciones de seguridad, como contar siquiera con un extinguidor.
Pero eso no es lo más grave, sino el sistema de corrupción que opera bajo el cobijo del mando militar con la complacencia de Francisco Garduño, coordinador del Instituto Nacional de Migración.
Fueron múltiples las denuncias presentadas por migrantes de que el personal de ese centro les exigía 500 dólares a cada uno de ellos, con el fin de otorgarles salidas extendidas, consistentes en dejarlos libres para que pudieran moverse y conseguir más dinero.
Algunos migrantes obtenían amparos para no ser detenidos por los funcionarios de migración, pero los amenazaban con dejarlos incomunicados en una crujía aislada y darles comida sólo una vez al día, si no accedían a dar dinero a los agentes del INM.
De manera pública, Vázquez Campbell ha denunciado que entre los implicados aprehendidos, culpados de la tragedia, se encuentran dos de ellos, que evidentemente son chivos expiatorios, pues uno estaba enfermo de Covid-19 en su casa y el otro realizaba un trámite en el DIF, en el momento que se produjo el incendio.
Y las preguntas no dejan de retumbar en la mente de quienes se asombraron por el homicidio doloso, reconocido por la propia secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, en instalaciones de una dependencia de la Secretaría de Gobernación, encabezada por Adán Augusto López, “corcholata” aspirante a la presidencia de la República.
¿Por qué mantenían encerrados con llave a los migrantes?, ¿Por qué el contraalmirante González Guerrero no dio órdenes expresas de que dejaran salir a los migrantes varones para que pudieran ponerse a salvo?, ¿Quién permitió al migrante que empezó a quemar una colchoneta introducir un encendedor cuando a todos los demás se les recogen pertenencias que pueden ser peligrosas?,
Preguntas y más preguntas: ¿Quién es realmente el dueño de la empresa de seguridad privada que daba servicio al centro del INM?, ¿Hubo algún combustible que avivara el fuego iniciado? ¿Por qué no se separa de su cargo a González Guerrero y a Francisco Garduño para que haya claridad en la investigación? ¿Este último funcionario, quien ha trabajado con López Obrador desde que era jefe de Gobierno de la Ciudad de México, quedará fuera de cualquier responsabilidad? ¿Por qué no serán llamados a cuentas los secretarios de Gobernación, Adán Augusto López, y de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard?
¿Se atreverá la Fiscalía General de la Federación de actuar en contra de un mando marino, cuando por todas las maneras posibles López Obrador los apapacha?
Preguntas que no tienen respuesta y que avizoran otro caso de justicia a medias o, en el fondo, de impunidad rampante.