Ráfaga/Jorge Herrera Valenzuela
La eficacia de las instituciones públicas tiene una correlación innegable con su legitimidad, y esta última, con la confianza. Una autoridad, cualquiera que sea su objeto y naturaleza específica, es ante todo una esfera de competencias, que se materializan utilizando atribuciones y haciendo cumplir normas. Cuando los destinatarios de dichas normas y la sociedad en general confían en la institución, esa instrumentación competencial se vuelve mucho más tersa y de mayor alcance. En suma, cuando la sociedad confía en sus autoridades, estas pueden hacer mucho más, en bien de la propia sociedad.
La encuesta Edelman Trust Barometer es el instrumento más respetado internacionalmente sobre el tema de la confianza en general; sus mediciones anuales tienen alcance global y son utilizadas por actores políticos y económicos de todo el mundo para la toma de decisiones. La agencia colabora para que las instituciones fortalezcan sus estrategias que generen confianza hacia sus públicos y clientes.
En su edición para México de este año, nos presenta hallazgos y percepciones interesantes dentro de la sociedad mexicana. Por ejemplo, ha identificado cuatro factores que generan polarización: 1) preocupaciones económicas; 2) desequilibrio institucional; 3) división de clases; y 4) la lucha por la verdad. Según la medición, los temas que más preocupan a los mexicanos son el desempleo (92%), el cambio climático (82%) y la inflación (81%).
Por otra parte, se estima que el posicionamiento que tiene la empresa privada puede ser capitalizado para que desde ahí se informe el debate y se promuevan propuestas para mejorar en las distintas problemáticas. Este punto es interesante porque reafirma el hecho de que la iniciativa privada tiene una enorme responsabilidad ética en la lucha contra la corrupción y la desinformación.
Llama la atención, además, la enorme preocupación que existe en nuestro país por el cambio climático. Como hemos dicho en este espacio, es un problema transversal, porque impacta todas las actividades y todos debemos poner de nuestra parte para mitigarlo y garantizar la sustentabilidad hacia las generaciones futuras. Esta toma de conciencia implica, también, que la labor de todos aquellos que han sensibilizado a la sociedad sobre este asunto, no ha sido en vano. Enhorabuena.
Para complementar la información, podemos acudir a los datos de la última Encuesta Nacional de Cultura Cívica del INEGI. En ella hay datos que nos sirven para la reflexión, por ejemplo, en el sentido del arraigo, 87.7% de la población mayor de 15 años se declaró orgullo de ser mexicano y 73% se declaró muy identificado con el lugar donde vive. En personas mayores de 60 años, 89.7% se siente orgulloso de ser mexicano y 80.1% se siente muy identificado con el lugar donde vive. La población mayor de 15 años que declaró estar muy interesada o preocupada por el país, considera que el principal problema de México es la corrupción en un 54.7 %, la pobreza 53.1 % y la inseguridad o delincuencia 50.4%.
Esta misma encuesta indica que para el 36.3% de la población de 15 años y más a nivel nacional, la característica que mejor describe a un ciudadano es tener responsabilidades, es interesante también que, a nivel nacional, 73.4% de la población de 15 años y más sabe o ha escuchado lo que es la democracia y 65.2 % de ellos la prefieren sobre cualquier otra forma de gobierno. En cuanto a organizaciones la misma población señalada indica que le tiene mucha confianza a las universidades públicas con 25.9%, a los sacerdotes 16% y a los medios de comunicación 11.2%.
Teniendo presente todo lo anterior, podemos reafirmar que la confianza es un elemento indispensable en las sociedades democráticas, pues no sólo contribuye a legitimar a las autoridades públicas y sus acciones, sino que contribuye también de forma horizontal, al fortalecimiento del tejido social, el orgullo nacional y la construcción de responsabilidades cívicas. Algo que vale la pena construir, aumentar y cuidar desde todas las trincheras y en todos los niveles.