Abanico
En pocos días se han dado una serie de eventos que nos han sucumbido como sociedad; que nos han mostrado el nivel de orfandad en el que nos encontramos y lo peor, es que en lugar de vislumbrarse un mejor horizonte parece que todo podría empeorar.
Situaciones tan violentas que no aterrorizan sólo de imaginarlas, por el hecho de que involucra a mujeres y niños, los que deberíamos proteger y resguardar porque sin duda, son el pilar y el futuro de nuestro país.
Hace unos días algunos videos nos demostraron la brutalidad a la que podemos llegar. En Lagos de Moreno, Jalisco, denunciaron la desaparición de cinco jóvenes que asistían a una feria de la localidad. Posteriormente supimos de ellos a través de imágenes donde están maniatados, amordazados, de cuclillas, con legítimo temor en la mirada.
Pero lo que vimos después nos habla del nivel de podredumbre que han alcanzado los grupos criminales. Uno de los muchachos ataca a otro hasta al parecer, terminar con su vida. No podemos ni imaginar el nivel de ansiedad y miedo que se vivió en estos momentos.
Trato de narrar estas escenas porque son muestras de que en nuestro país los criminales ya se han vuelto terroristas o ¿por qué armarían todos estos dantescos escenarios si no es para generar terror? Quieren alcanzar sus objetivos a través de la amenaza y el miedo y por lo que hemos visto, cada vez va peor.
Valorando la poca información que han proporcionado las autoridades sobre este lamentable caso, podemos ilustrarnos el método de reclutamiento del crimen, donde ocupando las tecnologías, aprovechándose de la necesidad, con engaños, por medio de call centers, las redes sociales o “levantando” por la fuerza, suman a nuestros jóvenes que deberían estar construyendo el futuro a las filas del crimen organizado.
Que el estado no quiera reconocer que existe terrorismo y mucho menos que el crimen recluta jóvenes para replicar sus conductas terroristas, sólo abona a normalizar la violencia, y es que cada vez estamos perdiendo más nuestra capacidad de asombro, y dos, los criminales saben que pueden operar en la impunidad, que su clandestinidad pocas veces o ninguna, será puesta al descubierto, y es una ola que afecta al país.
Un gobierno que es omiso en sus responsabilidades deja a los ciudadanos sin herramientas para defenderse del crimen, y como contra efecto, le da todas las capacidades a los delincuentes para actuar, porque desafortunadamente en México romper la ley, les sale muy barato.
Un caso como el de Milagros, que fue asesinada por un hombre que la seguía, sólo puede explicarse si en la mente del asesino no se contemplan consecuencias, si creen que pueden imponer su voluntad, sin ninguna repercusión. El cobarde asesino fue detenido por la presión que hicimos como sociedad, el nivel de indignación que alcanzamos fue el que sacó a las autoridades de su siesta.
Si no se atreven a denominar a los grupos como terroristas nos va a salir muy caro como país. No deberían temer a llamar las cosas por su nombre y además escudarse en un falso concepto de soberanía. Se habla de colaboración e inteligencia con otras naciones, no intervencionismo. Lo único que tiene hoy ocupado a México son los narcoterroristas y eso sí nos está dañando en serio. Quitemos de las brasas a los jóvenes y mujeres, no vale la pena mantenerlos en constante riesgo.