Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
Su presencia mayoritaria en la búsqueda de personas desaparecidas parece representativa de las divisiones tradicionales del trabajo y los roles de género: los hombres salen a trabajar y las mujeres se dedican a rastrear.
Esta tarea principalmente ha sido realizada por madres, esposas, hermanas, hijas y tías. Los espacios se llenan de rostros femeninos y resulta común en fotografías o videos apreciar a decenas a ellas caminar entre los campos con la esperanza de hallar un indicio.
Este 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, decretado en el año 2011 por la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU con la intención de visibilizar el problema y sumar esfuerzos con los gobiernos de países donde este tipo de situaciones se presentan.
La fecha nos lleva también a preguntarnos ¿por qué son mayoritariamente mujeres quienes buscan a sus familiares desaparecidos?
«Nosotras estamos dispuestas a ponerlo todo, porque cada persona desaparecida es parte de nuestro cuerpo”. La voz anónima es una de las escenas de la película Ruido, de Netflix, la cual presenta el relato de una madre —como el de muchas otras— en busca de su hija desaparecida en algún lugar del país.
De acuerdo con investigaciones del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia la participación femenina en los colectivos es superior a 90 por ciento. La documentaron en Estado de México, Puebla, Guerrero, Jalisco, Nuevo León y Veracruz. El Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México concentra más de 60 grupos de familiares con mayoría de mujeres.
Tres datos confirman esta realidad. 1) De 358 fosas clandestinas localizadas el año pasado en 10 entidades 221 fueron localizadas por mujeres; 2) 74.5% de los desaparecidos son hombres, y 3) el colectivo Por Amor a Ellxs documentó que el 85.7% de quienes solicitan apoyo por la desaparición de un familiar son mujeres.
Su protagonismo en la búsqueda no es específico de México ni del presente. En 1977, Rosario Ibarra de Piedra fundó el Comité Eureka, luego de la desaparición de su hijo Jesús; en el mismo año, en Argentina, surgió Madres de Plaza de Mayo con el fin de recuperar con vida a los desaparecidos de la dictadura de Jorge Rafael Videla.
Una investigación de Open Democracy considera que una mayor presencia femenina está relacionada con las labores de cuidado de menores o adultos mayores generalmente destinadas a mujeres, y en el caso de las o los desparecidos la procuración de cuidados se extiende al rastreo. Evidencia de la desigualdad de género.
La ausencia de voluntad institucional en algunas fiscalías para asumir la búsqueda y garantizar respuesta favorable a las familias ha llevado a miles de mujeres a cubrir ese vacío. Es momento de atender ese pendiente.