Ráfaga/Jorge Herrera Valenzuela
La Cuarta Transformación nido de corrupción. Un gobierno sin credibilidad
La autodenominada “honestidad valiente” convertida en la Cuarta Transformación, durante este sexenio que encabeza Andrés Manuel López Obrador, resultó igual y quizá más deshonesta y corrupta que el bloque conservador. Quienes creemos en el valor del estudio, en el trabajo, en la cultura del esfuerzo; quienes emprendemos y no esperamos que nadie nos regale nada, estamos francamente decepcionados que haya llegado como presidente de la República, un tipo acomplejado, demagógico, insensible ante el dolor de sus gobernados y que ha hecho de la mentira y la calumnia, y la corrupción, su forma de gobierno.
La ex mujer de su anterior vocero, Luz Elena Chávez, lo definió como “El Rey del Cash”. Pero en realidad, a López Obrador, siempre le gustó el manejo del dinero en efectivo, no sólo para evadir al fisco, sino para no dejar “huella” en los procesos electorales, pero no contó con que el empresario Carlos Ahumada, grabó todos los sobornos que entregó a sus más cercanos colaboradores cuando fue jefe de Gobierno de la capital, como René Bejarano y Carlos Imaz, en ese tiempo, esposo de Claudia Sheinbaum Pardo, ahora candidata presidencial de Morena y a la que escogió a sucederlo. AMLO cree que los mexicanos no tenemos memoria.
Más aún, esto en vísperas de que en este mes inicien formalmente las campañas en busca del voto que el próximo 2 de junio definirá quién regirá el futuro de los próximos seis años del país y en los que estarán en juego, además de presidencia de la República, 128 senadurías, 500 diputaciones federales, 8 gubernaturas, la jefatura de gobierno de la CDMX, 31 congresos locales, 1,580 ayuntamientos, 16 alcaldías y 24 Juntas municipales. Es decir, casi 20 mil cargos políticos, el tema de fondo es si permitiremos que se siga destruyendo al país, como ha sucedido en otras naciones del continente con este tipo de gobiernos afines. Veamos Cuba o Venezuela o Nicaragua.
Es por ello, que el pésimo manejo del gobierno federal en la reciente catástrofe de Acapulco, lo nefasto que ha sido para el país y su población el manejo de la pandemia y sus secuelas; el incremento de la inseguridad y la violencia, la desatención a las madres buscadoras y hasta los padres de los estudiantes de la escuela Normal de Ayotzinapa, por mencionar sólo unos cuantos temas, son la oportunidad que tendremos los mexicanos en este 2024, para luchar contra Morena y todos sus aliados y poder sacarlos del gobierno federal.
Ahora, hay un grave problema que ha sido fomentado o propiciado por los gobernantes de Morena, como son los casos de Chiapas, Tabasco, Guerrero, Sinaloa, Michoacán, Zacatecas y Tamaulipas y, de alguna u otra forma por el gobierno federal, y tiene que ver con el riesgo de una mayor participación del narcotráfico o delincuencia organizada en la mayoría de los procesos electorales.
¿A dónde nos llevará esta realidad?
Es una pregunta que varios analistas nos hacemos, pues en algunas zonas del país, estos grupos beligerantes tienen el control absoluto, incluso hasta de las alcaldías, los caminos, los accesos rurales, y son ellos los que realmente gobiernan y han generado que miles de personas se hayan desplazado a otros sitios mucho más seguros y una gran parte ha preferido irse de braceros, con lo que se suman a los millones de indocumentados que diariamente ingresan al país por la frontera sur, incluyendo africanos, asiáticos y no se diga centroamericanos, caribeños y sudamericanos que están huyendo de países como Haití, Cuba, Venezuela, Colombia, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Honduras y El Salvador, por mencionar algunos. Ahí está una de las tantas amenazas.
Y es que en este sexenio nuestro país ha vivido verdaderas tragedias, pasando por la pandemia, ecocidio de bosques y selvas y la destrucción ocasionada por diversos fenómenos naturales y con un gobierno nacional que no ha estado ni estará a la altura de las circunstancias y, como lo hemos visto, está encabezado por un tipo que además de nefasto y necio, es soberbio, insensible, mentiroso, majadero y cobarde. Todos los días en sus soliloquios mañaneros dice mentiras o medias verdades, agrede, insulta, descalifica, llama comúnmente “conservadores” a sus críticos sin atreverse a mencionarlos por su nombre y sus villanos favoritos son algunos periodistas, escritores, analistas y algunos políticos y empresarios. Miente con respecto a la seguridad pública y procuración de justicia como lo ha hecho con muchas otras cuestiones de relevancia nacional como lo son los temas de salud, educación y el empleo.
Además, el país está sumido en un baño de sangre y de violencia cuyas expresiones son vistas cotidianamente por millones de personas adentro y fuera de país ya sea en las redes sociales o en los medios de comunicación, mientras que el gobierno federal sigue obstinado en mantener su política de “abrazos no balazos” que lo único que ha provocado es el fortalecimiento de los grupos criminales que se han venido multiplicando como plagas y tomando cada vez más fuerza en diversas regiones y estados del país.
Si a eso sumamos la incapacidad institucional para atender a los padres de las víctimas de secuestros y asesinatos, a las agrupaciones de madres buscadoras de desaparecidos, a las familias de los mineros, organizaciones de personas desplazadas de sus pueblos y comunidades por la violencia, a los padres de niños con cáncer, etc., y la forma como los descalifica el propio López Obrador, veremos y entenderemos los motivos por los que el gobierno de Estados Unidos ha endurecido sus acciones para frenar estos incontenibles flujos de inmigrantes que están ingresando al país de manera tan burda, desde Chiapas, y el tráfico de armas y fentanilo, a lo largo de la frontera norte. Fentanilo a cambio de armas para los carteles.
Vimos, la semana pasada, que las investigaciones de este gobierno con respecto a la desaparición de los 43 estudiantes de la Norma Isidro Burgos, en Iguala, no me muestra avances significativos respecto a la llamada “verdad histórica”, sostienen los padres de esos jóvenes.
En México tenemos desde hace mucho tiempo una crisis política. Una crisis de credibilidad. Y muchos sectores sociales se han manifestado inconformes por la crítica situación del estado de la economía, la seguridad pública y la corrupción. Los constantes ataques, insultos y desencuentros con el Poder Judicial de la Federación y con el Legislativo por parte del Ejecutivo son una muestra clara y contundente de que este gobierno no respeta ni la división de poderes ni tampoco hace bien su trabajo, pues contrata a personas que no son aptas para desempeñar tareas especializadas, como la jurídica. Y luego acusa a los ministros, magistrados y jueces de los reveses recibidos. En fin.
Los desplazamientos forzados internos en México alcanzan medio millón de personas por la violencia. Cada mes desaparecen alrededor de 625 personas, mientras que entre diciembre de 2018 y enero de 2023 se han contabilizado 2,710 fosas clandestinas con restos humanos. El Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México (MNDM), que agrupa a más de 60 colectivos de buscadores de personas advierte que existe una crisis de personas desaparecidas, sin embargo, López Obrador niega las cifras y asegura que es mucho menor y que muchas de las personas del listado están con vida y anunció que pronto se va a dar a conocer un nuevo censo. En este sexenio, 111 mil personas han sido reportadas como desaparecidas, aunque no le guste a López Obrador.