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CIUDAD DE MÉXICO, 4 de febrero de 2024.- Como una de las principales instituciones académicas y científicas del país, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), adscrito a la Secretaría de Cultura federal, llega a sus ocho décadas y media de existencia, fortalecido en su vocación de investigar, conservar y difundir el patrimonio arqueológico, paleontológico, histórico y antropológico de México.
Fue a raíz de un diferendo entre los gobiernos estatal y federal por la propiedad de los hallazgos que Alfonso Caso y su equipo registraron en la Tumba 7 de Monte Albán, Oaxaca, el 9 de enero de 1932, que resultó necesaria la existencia de una institución que se encargara del cuidado y la administración del patrimonio arqueológico de la nación, lo cual derivó en la creación del INAH, el 3 de febrero de 1939, por mandato del presidente Lázaro Cárdenas, como parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP), informó el INAH en un comunicado.
Así se fincaron las bases para que, a la postre, el INAH fuese autoridad en la aplicación de la legislación en materia de monumentos arqueológicos e históricos, y uno de los mayores centros de investigación y de educación superior del país en el ámbito de las ciencias sociales.
En el espíritu de estas políticas culturales de Estado, se determinó también que el INAH debía contar con científicos debidamente preparados para la atención de sus responsabilidades. Por ello, en 1940, a través de un plan de cooperación con la UNAM, se incorporó a la que posteriormente se convertiría en la actual Escuela Nacional de Antropología e Historia; más tarde, en 1966, se inauguró el Centro de Estudios para la Conservación de Bienes Culturales de Churubusco, antecedente de la hoy Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”; y en Chihuahua se creó la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México, en 1990.
A lo largo de estos 85 años han sido incesantes e incontables los descubrimientos arqueológicos registrados por el Instituto, entre los más destacados se encuentra, en 1953, el de la tumba de Pakal, el máximo gobernante de Palenque, a cargo de Alberto Ruz L’huillier, y el monolito de la diosa Coyolxauhqui, en 1978, ocurrido durante los trabajos de instalación eléctrica, cuyo hallazgo dio lugar al proyecto arqueológico del Templo Mayor, en la Ciudad de México.
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