El presupuesto es un laberinto
El incremento en el uso de redes sociales por parte de niñas, niños y adolescente representa un desafío de seguridad ante los riesgos de ciberdelitos o afectaciones emocionales.
En México, de acuerdo con el Instituto Federal de Telecomunicaciones, siete de cada diez menores de edad utilizan alguno de estos espacios de comunicación digital.
El Informe Especial Audiencias Infantiles 2023, el cual analiza los hábitos de consumo, señala que el uso de redes sociales pasó de 39 por ciento a 70 por ciento de la población en ese rango etario.
¿Cómo es su ingreso a este universo virtual? En la mayoría de los casos lo hacen guiados por algún familiar —pocas veces la madre o el padre— o amigos, con evidentes carencias en seguridad digital.
Los riesgos están latentes y van desde el tipo de información compartida o recibida, la exposición a estereotipos virtuales generadores de afectaciones emocionales o desórdenes alimenticios, hasta la posibilidad de violencia o enganches en redes delictivas como las dedicada a la Trata de Personas.
La semana pasada, en la sesión del Comité de Asuntos Judiciales del Senado de Estados Unidos, titulada “Big Tech y la Crisis de la Explotación Sexual de los Niños”, se abordaron las repercusiones en la salud mental por la exposición a redes sociales.
Ahí estuvieron Mark Zuckerberg, responsable de Meta —Instagram, Facebook y WhatsApp—; Shou Cheu, de TikTok; Linda Yaccarino, de X; Evan Spiegel, de Snap, y Jason Citron, de Discrod.
Zuckerberg prácticamente fue llevado por los senadores a pedir disculpas a madres y padres de adolescentes con trastornos alimenticios, ansiedad o depresión, presentes en la sesión. “Nadie debería haber pasado por lo que sus familias han pasado”, les dijo.
La seguridad en el espacio digital demanda compromiso de creadores, CEO’s, ciudadanía y autoridades en la construcción de esquemas de prevención ante los peligros ya conocidos.
Desde hace dos años, en el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México advertimos de reportes llegados a la Línea y Chat Nacional contra la Trata de Personas, 800 5533 000, por niñas, niños y adolescentes contactados en videojuegos por adultos que fingían ser menores de edad para entablar amistad e instarlos a salir de sus casas con el riesgo de ser involucrados en redes de explotación sexual.
El otro reto de las redes está en crear condiciones de navegación segura, alejadas de peligros y bajo el acompañamiento de personas adultas.