Teléfono rojo
El poder político siempre ha tratado de someter a los periodistas críticos e independientes, por las buenas o por las malas. Quisiera tener aplaudidores, como muchos de los que asisten a las “mañaneras” de Andrés Manuel López Obrador, que en su mayoría ni siquiera son comunicadores de carrera, sino youtubers, que venden sus espacios al presupuesto federal.
El presidente de la República casi todos los días despotrica contra los periodistas que, en su mayor parte, no hacen otra cosa más que informar sobre la grave, muy grave situación del país, en materia de seguridad, impunidad de la delincuencia organizada, falta de medicamentos o violación de derechos humanos, entre otros temas.
Durante casi 6 años, López Obrador ha mantenido una campaña de linchamiento en contra de medios y periodistas que no le aplaudan, no tolera la más leve crítica o señalamiento, porqué para él en México no pasa nada malo y todo está bien. Ha demostrado su talante autoritario absolutamente todos los días de su mandato.
Una de las últimas presiones ejercidas por López Obrador en contra de una periodista, ocasionó el despido injustificado de Laura Brugés, como reportera de Radio Fórmula.
Fue evidente que Laura fue cesada de su puesto el pasado día 20, después de la “mañanera”, en la cual Elizabeth García Vilchis, “presentadora” de la infame sección “Quién es quien en las mentiras de la semana”, mostró una nota informativa del sitio SDP Noticias, en la que, sin pruebas, se señala que Laura es administradora de un chat, desde el cual supuestamente se ataca a López Obrador.
¿Qué entiende López Obrador y su empleada García Vilchis, como atacar? ¿No sabe que en este país se debe respetar la libertad de expresión y el derecho a disentir? ¿No sabe que los miembros de los chats son libres de expresarse como deseen?
Por supuesto, la deplorable señora García Vilchis no aportó ninguna prueba de que Laura Brugés es una de las administradoras de ese chat (junto con la ex diputada del PAN, Ana Lucía Medina), que supuestamente pertenece a Claudio X. González, crítico directo de López Obrador y, aún suponiendo, sin conceder, que así fuera, ¿no puede cualquier mexicano participar en el chat que le dé la gana?
Brugés accedió a ser agregada a ese chat, como parte de su trabajo profesional, con el fin de monitorear el desarrollo de las campañas políticas y observar hacia dónde va la conversación pública, pero “no sabía que era delito estar en uno”, según ella misma comentó.
Después de ser difamada desde Palacio Nacional, Brugés fue citada a presentarse en las instalaciones de Radio Fórmula, en donde la directora de Recursos Humanos tenía en sus manos hojas de cálculo para su liquidación y le informó que su jefe directo, Ricardo Muñoz, solicitó su desvinculación, en realidad despido, de la empresa.
Laura Brugés calificó como injustificado su despido, ya que vulnera sus derechos humanos y laborales y no accedió a aceptar los documentos que pretendían que firmara. Además de su trabajo como reportera, tiene una importante presencia en redes sociales, en las cuáles, con un estilo sarcástico, señala los desatinos de los apoyadores de la auto llamada Cuarta Transformación.
LARGA, LA LISTA DE PERIODISTAS ATACADOS
Hay periodistas a los que han tratado de someter varios gobiernos. Uno de ellos es Martín Moreno-Durán. Fui testigo del amedrentamiento en contra de él, durante la presentación de una de sus obras, “Abuso del Poder en México”, en la librería Gandhi, de la avenida Miguel Ángel de Quevedo, de la Ciudad de México.
Asistí como invitado y observé en las instalaciones de la librería la extraña presencia de hombres que, más que personas o lectores comunes, parecían soldados con cortes de cabello a la “brush”.
Escuché cuando alguno de ellos afirmaba por celular. “Trato de comunicarme a Toluca para informar, pero nadie me responde”. Enrique Peña Nieto era entonces presidente de la República. Por esa rara conversación, empecé a sospechar que las cosas no estaban bien.
Después pasó algo muy raro. Se presentó un hombre joven con uno de los libros y solicitó la firma del autor, lo cual era normal, hasta que pidió que un notario público que, extrañamente lo acompañaba, diera fe que no era la firma oficial de Martín Moreno-Durán, o sea la que aparecía en su credencial de elector o con la que firmaba cheques.
Ante el inusual comportamiento de esa persona, Martín le pidió una explicación sensata de su petición, pero el sujeto se limitó a señalar que su “jefe” le había pedido que el autor estampara su firma oficial en el libro. Sin embargo, no supo informar siquiera el nombre de su superior, porqué “apenas había entrado a su nuevo trabajo”.
Atrás del sujeto se encontraba un hombre corpulento, con toda la apariencia de guarura, en una actitud de claro amedrentamiento. También como invitado se hallaba un funcionario de derechos humanos, que providencialmente tomó conocimiento de lo acontecido.
La crítica de Martín caló hondo en el gobierno de Peña Nieto, sobre quien había escrito el libro “El Derrumbe”. El 30 de octubre de 2015, tituló su columna “Archivos del Poder”, “Mi salida de Excélsior”. Narró que un directivo de Grupo Imagen Multimedia le señaló: “Necesitamos los espacios de tu columna en Excélsior” y tuvo que abandonar el comentario, escrito por más de 9 años, y que ya se había cambiado de la Sección Nacional a la de Comunidad, con el fin evidente de reducir su impacto público.
Sus programas radiofónicos corrieron la misma suerte. Finalmente desaparecieron las emisiones que tenía los domingos de 2 a 4 y de 7 a 8 P M por Reporte 98.5 de FM, en donde transmitió por más de 10 años. Los medios cedieron ante el poder.
Martín escribió también su columna en el diario digital SinEmbargoMX, durante 10 años y medio. El 6 de diciembre de 2023, escribió:
“Como columnista y autor de mis libros, fui crítico con Vicente Fox, con Felipe Calderón y con Enrique Peña Nieto. Y López Obrador no tendría por qué ser la excepción. De ninguna manera. Jamás he escrito para agradar a nadie. Martín Moreno-Durán tiene amigos. Mi columna, no”.
En su columna de ese día, titulada: “Adiós, SinEmbargoMX”, Martín informó que había recibido un correo electrónico mediante el cual se le notificó: “ya no nos sentimos cómodos” en SinEmbargoMX publicando tu columna”. El poder político había vuelto a actuar en su contra. Yo no tengo duda de ello.
La lista de los periodistas que han sufrido los golpes del actual gobierno es larga y van desde las presiones para ser despedidos de sus trabajos, hasta el ataque público en las “mañaneras” y la apertura de procesos judiciales en su contra, en el peor de los casos: Carmen Aristegui, Ricardo Alemán, Azucena Uresti, Carlos Loret de Mola, Víctor Trujillo, Carlos Alazraki, Ángel Verdugo, León Krauze, Carlos González, Enrique Muñoz, Ana Paula Ordorica, Rubén Cortés, Adela Micha, Carlos Ramos Padilla, Pablo Hiriart, Ciro Gómez Leyva y Joaquín López Dóriga, representan los casos más emblemáticos.