Llama Alessandra Rojo a defender victoria de la ciudadanía en Cuauhtémoc
CIUDAD DE MÉXICO, 15 de abril de 2024.- Una política de Estado no se decreta, se construye, cuidadosamente. Quiero decir: una serie de acciones avaladas por las fuerzas políticas relevantes, los gobiernos de los Estados, las organizaciones de la sociedad civil, los especialistas nacionales, elaborada bajo el supuesto de que quienes se incorporen a ella, están (estamos) en el mismo barco, destacó Salomón Chertorivski, candidato a la jefatura de gobierno por Movimiento Ciudadano, desde la Universidad Intercontinental, en el evento Compromiso por la Paz.
Al saludar la agenda que la organización Diálogo Nacional por la paz y su capítulo Ciudad de México propone, el candidato emecista aseguró que lo hace sin reparos porque reconoce que hay un problema más grave, más corrosivo y que cause más dolor que la inseguridad, la violencia y la ausencia de paz.
“Me parece que la propuesta es un documento bien pensado, bien articulado en torno a sus siete ejes: tejido social, seguridad, justicia, cárceles, juventudes, gobernanza y derechos humanos. Su argumentación y justificación es sólida y persuasiva y por eso felicito a sus impulsores, redactores y promoventes. Y los felicito explícitamente desde mi punto de vista laico, porque echan mano de los datos, la evidencia y la razón, indicó al inicio de su intervención.
No tengo nada que objetar, lo que he venido a hacer esta mañana es más bien a agregar algunos otros elementos, a arriesgar un marco conceptual y a colocar lo que me parece, son ingredientes irrenunciables de una estrategia de paz, de seguridad y de cohesión social”.
Aseguró que la sociedad lleva dos décadas metidos en una espiral descendente, cada vez más expansiva y cada vez más llena de crueldad.
“Por supuesto que debemos intentar entender qué fue lo que nos pasó como sociedad en estos veinte años que escenifican un boom delincuencial y violento sin precedentes. Pero estoy obligado a decir que no comparto esa visión, según la cual la inseguridad y la violencia son resultado de la pobreza. Tal es el punto de vista del gobierno actual, pero creo que no debemos conformarnos con tal perspectiva que, no se corresponde con la evidencia: no es verdad que los municipios más pobres de México sean al mismo tiempo los más violentos, pasa incluso lo contrario.
¿Qué es lo que explica entonces la aparición de tanta violencia o mejor dicho de tantas violencias en la república? Son varios factores, a menudo no tomados en cuenta, a menudo ignorados, pero que son los verdaderos determinantes de esta situación. Estoy hablando por ejemplo, de la urbanización salvaje y descontrolada que hemos vivido en muchas regiones, desde Ciudad Juárez, la zona metropolitana de Tijuana o Cancún y Playa del Carmen. Pongo como ejemplo Ciudad Juárez porque es allí donde han ocurrido muchas de las peores violencias en este siglo, especialmente contra ellas, las mujeres”, sostuvo.
Se trata, agregó, de una ciudad que creció de 750 mil habitantes a dos millones en menos de 15 años y lo hizo merced a sucesivas migraciones, es decir de la llegada de mexicanos desde muy diversas partes, sin vivienda, sin drenaje, sin agua, sin alumbrado público, sin escuelas ni acceso a la salud. La tensión social que padecieron en cada año de principios de siglo se parece a la que en su momento vivió la muy peligrosa Ciudad Nezahualcóyotl de los años setenta y ochenta y de cuya experiencia aprendimos poco.
En otro ejemplo, se refirió al origen de la violencia: los cambios productivos que se han experimentado en diversas zonas del país.
“Lugares, regiones que cambian su vocación, de una región ganadera, donde se descubre petróleo, para entendernos, porque hay ganadores y perdedores, porque se produce incertidumbre e inestabilidad social y donde hacen falta políticas compensatorias para cuidar que quienes antes hacían productiva esa región, no vean destruido su modo de vida. Es esto lo que va a suceder en las franjas aledañas del Tren Maya.
¿Qué quiero decir con todo esto? Que hay un tipo de descomposición social y, por tanto, de violencia que debe combatirse en primer lugar con políticas urbanas, no con el Ejército ni la Guardia Nacional. Esta clarificación de las distintas fuentes de la violencia y la tensión social es crucial y es preciso diagnosticarlas caso por caso en su singularidad. Si la respuesta estatal es siempre la misma “manden a la Guardia Nacional” estaremos condenados a repetir el fracaso de los dos sexenios anteriores y de este que está por terminar, con el cúmulo de homicidios siempre creciente de manera terrible e implacable”.
“Un segundo ingrediente al que no podemos renunciar si vamos a hablar de paz, de tranquilidad pública es que no podemos renunciar o hacer un lado a la policía local. Recuerdo un documento presentado por el gobierno hace casi tres años en el Congreso de la Unión que decía: “a la ciudadanía no le importa quién resuelve su problema siempre y cuando se le devuelva la paz”. Pero claro que sí, a la gente sí le importa quién se hace cargo de su seguridad, sí le importa conocerlo porque si le importa tener confianza y este elemento intangible -la confianza- es un irrenunciable de una política para la paz que dé resultados.
Un tercer elemento, dijo, que tan admirablemente propone esta iniciativa, es el diálogo, la simple y civilizada práctica de escuchar, hablar y buscar fórmulas de entendimiento en las que coincidamos los distintos, y no sólo mis simpatizantes o adeptos. Esto me parece muy importante en este tiempo y en esta campaña electoral, pues si hay un tema que ha sido dañado por la polarización política es precisamente el de la paz y la seguridad. Estoy convencido -en cambio- que si hay un punto de la agenda mexicana que necesite diálogo y acuerdo es precisamente este: seguridad y paz.
Todos lo hemos visto, oído y vivido. No es lo mismo hablar y gesticular desde la oposición, que desde el gobierno. Pero por desgracia, el asunto mayor, el asunto más grave de nuestra agenda nacional, ha dado pie a una deriva, una bola de nieve de desencuentros que solo desde la más extrema inconciencia se puede apostar a sostener, a continuar así.
La violencia y la inseguridad en México ha dejado una estela siniestra, bajo la forma de muertes diarias, desaparecidos, zonas bajo el control de grupos delincuenciales, atracos a camiones, extorsiones por el llamado “derecho de piso”, víctimas inocentes, miedo y aprehensión que corroen la economía, la sociedad, las relaciones personales.
Y a pesar de ello, el “juego” político es recurrente: desde el gobierno se repite “estamos actuando”, “es un problema que viene de muchos años”. Desde la oposición, “son unos incompetentes”, “han empeorado la situación”. Y por esta doble vía, la de la sacar ventajas políticas de corto plazo… así nos ha ido”, señaló.
Advirtió que el Estado mexicano sigue siendo impotente ante una ola violenta y descarnada que no cesa de crecer y de pudrir las relaciones sociales.
“Una lección debería quedarnos clara: el PAN fue gobierno e intentó combatir el boom delincuencial a su modo. Fracasó. El PRI fue gobierno y también sostuvo su estrategia. Allí están los malos resultados. Morena, es ahora la fuerza que comanda el aparato del Estado y sin embargo la inseguridad y la violencia no ceden, aumentan, por desgracia, lo cual ya debería ser suficiente para extraer una lección elemental: en este tema, aunque sea en este tema, deberíamos intentar una política de Estado.
Una política monitoreada por el Congreso y por los medios de comunicación. Pero insisto: ya debería ser suficiente prueba que PAN, PRI, y MORENA no han podido contener la escalada de horror y de zozobra y que el gobierno que emanará de las elecciones de junio, no puede cometer el mismo error: tiene que buscar una política de Estado”, sentenció el candidato.
“Se pueden –se deben- mantener todas las diferencias en materia económica, social, cultural, pero la tarea es procurar un espacio libre de pugnas porque es el espacio de la vida y la seguridad más básica, el que debiera estar libre de la polarización de cada día.
Y finalmente, antes de estampar mi firma, me quiero comprometer solemnemente con ustedes, además, a la realización conjunta de la primera “Conferencia nacional para la paz y la seguridad en México” con sede en esta ciudad, mediante la convocatoria a todas las fuerzas políticas sin excepción, a la sociedad civil, a los estudiosos, a las universidades, los centros de investigación y en general, al pluralismo real en México.
Quiero hacer que la ciudad se vuelva un epicentro de elaboración y de la conversación nacional sobre esta cuestión crítica, quiero convertirla en un lugar de encuentro, no de discordia, ajena a la polarización y proveedora del más amplio de los diálogos.
Como lo enseñan casi todas las experiencias del mundo, es el encuentro, el diálogo, el cemento con el que inicia la edificación de paz”, concluyó.