Presupuesto y fiscalización/David Colmenares Páramo
Casi me mata la nota Arturo Zaldívar.
Yo conseguía datos sobre cómo ha ofrecido información de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para actuar contra el Poder Judicial.
¿De qué manera?
Como presidente de ese organismo juntó reportes y documentó expedientes de aquí y de allá para entregarlos tanto a López Obrador como a su candidata Claudia Sheinbaum.
Elementos claves para irse contra los ministros a su juicio enemigos -la presidenta Norma Piña en primer lugar- para aniquilar el sistema judicial como lo conocemos hasta la fecha.
Todo para dar gusto al jefe del clan, quien propone elegir por voto popular a ministros, magistrados y jueces, a fin de poner el aparato judicial al servicio del Poder Ejecutivo.
Es decir, de entregarlo a Palacio Nacional tal y con la sumisión vista con Arturo Zaldívar cuando fue presidente de la Corte y de la Judicatura Federal.
El dato es del propio presidente:
Cuando “estaba Zaldívar, se hablaba con él y el podía, respetuoso de las autonomías de los jueces, pero pensando en el interés general, pensando en la justicia, en proteger a los ciudadanos y ante el crimen, hablaba con el juez y le decía cuidado con esto si viene mal la averiguación…”
Y santo remedio todo al gusto de Palacio.
ENTREGA DE EXPEDIENTES
¿Cuál es el temor de los ministros?
Varios de ellos –los principales: Luis María Aguilar, Juan Luis González Alcántara, Javier Laynez Potisek, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena– tuvieron serias diferencias con Arturo Zaldívar.
Y, temen ellos, Arturo Zaldívar entregó sus expedientes para usarlos rumbo a una supuesta reforma cuyo objetivo es acabar con la independencia del Poder Judicial de la Federación.
Fue un choque de cuatro años y gracias a ellos no se permitió a López Obrador prolongar la presidencia de Zaldívar dos años más ni imponer un sucesor a su gusto.
MINISTROS A LA HOGUERA
Fue un choque de origen.
Cuando en 2018 López Obrador operó para imponer a Arturo Zaldívar, comisionó a varios miembros de su gabinete para impulsar el relevo de Luis María Aguilar en la Corte.
Cuatro de ellos:
Julio Scherer Ibarra, director jurídico de la Presidencia de la República.
Olga Sánchez Cordero, ministra en retiro y entonces flamante secretaria de Gobernación.
José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina y con ascendencia con algunos ministros,
Alfonso Durazo, a la sazón secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.
Fue precisamente Durazo el comisionado de convencer y usar la influencia de Luis María Aguilar a fin de imponer a Arturo Zaldívar.
Durazo reunió a Aguilar y Zaldívar en un departamento de Polanco, donde de plano Luis María rechazó dar su apoyo a Arturo por indigno y desconfiable.
Enojado, brincó Zaldívar:
-De ti no necesito ni tu voto ni tu amistad.
El desayuno se rompió.
Pese a todo, los demás ministros se doblegaron y ahora ya saben qué les espera: a ser traicionados por quien votaron para conducir el Poder Judicial en la primera sesión de enero de 2019.
Hoy la furia de Zaldívar está enfocada en la ministra presidenta Norma Piña, cuya dignidad es fundamental aunque la descalifique su antecesor con los mismos epítetos del presidente a quienes no lo loan; derechista, neoliberal, conservadora, etcétera.