Corrupción: un país de cínicos
Las comparaciones son tan incómodas como útiles, especialmente en época electoral y más cuando se trata de seguridad, el tema más relevante para la población en todo el país.
En varios sentidos, la Ciudad de México y Guanajuato son comparables, desde los modelos que representan: el de un equipo de izquierda progresista particularmente eficiente de acuerdo con sus resultados y el de un equipo de la derecha o democracia cristiana que ha gobernado esa entidad desde antes que lo hiciera la entonces oposición en la capital nacional.
Su extensión territorial y número de habitantes tienen pocas variaciones. En los 30 mil 600 kilómetros cuadrados de la entidad de El Bajío viven, según el censo del INEGI, 6.3 millones; en los mil 486 de la capital nacional son 9.3 millones de personas.
Guanajuato ha sido gobernada por el PAN desde hace 33 años, la CDMX hace 27 por la izquierda, salvo el periodo de Miguel Ángel Mancera quien es parte de la coalición PRI-PAN contra Morena.
La seguridad está mejor en la capital nacional que en la capital del panismo, la única entidad no ganada por Andrés Manuel López Obrador en 2018. Las dudas pueden ser resueltas al ser consultados los datos oficiales, alimentados por autoridades estatales y/o por el INEGI, entidad con gran autonomía respecto del gobierno federal.
Lo que no tiene remedio es el sesgo ideológico: a un panista de León le será imposible reconocer el argumento presentado aquí o admitir el avance en la CDMX así sea panista de las Lomas de Chapultepec y sea beneficiaria de la mejora en seguridad capitalina; de la misma manera, la dificultad es vivida por un morenista si se viera compelido a reconocer los pendientes en seguridad en algunas zonas como Guerrero, Michoacán, Estado de México o Zacatecas.
Desde 2019, en el primer año de Claudia Sheinbaum —la candidata muy aventajada a la Presidencia de la República— como Jefa de Gobierno de la capital nacional, los delitos de alto impacto bajaron 63 por ciento, al ser comparados en su periodo enero-marzo de este año.
En ese mismo lapso, en el estado gobernado por Diego Sinhue Rodríguez, este tipo de ilícitos bajó solo 4.4 por ciento. De las seis entidades más pobladas es la de menor registro; CDMX lidera en el indicador.
Al comparar solo el primer trimestre de este año los homicidios dolosos, un delito carente de cifra negra y revelador de los niveles de violencia criminal, el modelo panista suma 610 casos por 199 de la estrategia de la izquierda. En extorsión son 225 carpetas de investigación por 109.
Datos duros basados en la realidad de cada entidad, los cuales no consideran la inquietud ciudadana por las más de 20 masacres en municipios guanajuatenses relacionadas con el crimen organizado, según recuentos periodísticos.
El deterioro de la seguridad en el estado gobernado por la derecha en tres décadas lo ubica como el de mayor volumen en asesinatos en el país y el segundo en extorsiones, por debajo de Estado de México.
Este modelo de seguridad y justicia, donde incluso el fiscal Carlos Zamarripa lleva en el cargo 14 años y lo dejará hasta 2018, contrasta con los resultados de la estrategia continuada en CDMX por Martí Batres y la cual, con mucha seguridad —de acuerdo con las encuestas electorales que la colocan hasta con 30 puntos de ventaja— profundizará Clara Brugada.
Los contrastes son evidentes… para quienes quieren verlos y dejan lecciones por los caminos de Guanajuato.