Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Los políticos mexicanos de larga trayectoria
Jorge Herrera Valenzuela
El excelente reportero redactor JULIO POMAR JUÁREZ, amigo de una sola palabra y ejemplo de rectitud, terminó su presencia en este mundo y me uno a mis compañeros del Club Primera Plana que presidió. Abrazo solidario para todos sus familiares.
El pasado 23 de julio uno de los más connotados políticos mexicanos festejó sus 95 años de edad. Es el número uno en lista del grupo de seis PRIistas nonagenarios y está por concluir el último día de este mes, su quinta presencia como Diputado Federal y dos veces presidente de la Cámara de Diputados.
El comentario de esta media semana, abarca una breve semblanza del Decano de la Política Mexicana, en el activo. El 15 de septiembre de 2016 instaló la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México. Fue uno de los cien integrantes de la misma.
Augusto Gómez Villanueva, aguascalentense nacido en 1929, hijo del rielero y revolucionario Macario Gómez, de cepa oaxaqueña, y de doña Eugenia Villanueva, se inició como Director Editorial en la Dirección Juvenil del PRI en 1958, cuyo titular fue el profesor y licenciado Miguel Osorio Marbán.
El presidente nacional del tricolor era Alfonso Corona del Rosal y la aprobación la dio el Presidente Adolfo López Mateos.
Dos años antes, en abril de 1956, en las instalaciones de la Universidad de Guadalajara, celebramos un Congreso Nacional de Redactores Estudiantiles. Acudimos 300 universitarios de todo el país. Lo presidió el líder de la FEG (Federación de Estudiantes de Guadalajara), Pepe Zuno Arce, el vicepresidente fue Gómez Villanueva y a su servidor lo nombraron presidente honorario.
De hecho, la actuación administrativa de Augusto comienza al ser secretario particular del gobernador de Aguascalientes, el profesor Enrique Olivares Santana, cuyo gobierno fue de 1962 a 1968. Augusto a los 35 años rinde protesta, por primera vez, como diputado federal y da respuesta al primer Informe del presidente Gustavo Díaz Ordaz.
Después de una violenta acción en el gremio coprero de Guerrero, en agosto de 1967, el líder de la CNC, Amador Hernández González fue obligado a renunciar e inclusive perdió la diputación federal. Gómez Villanueva, secretario de organización, fue declarado secretario general interino de la organización campesina y más tarde ratificado. Ahí integró un equipo que incluía a su sucesor en el liderazgo, Alfredo V. Bonfil Pinto.
EL SALTO A LAS ALTURAS
Octubre de 1969, la sucesión presidencial estaba en plena efervescencia. Era costumbre que uno de los tres sectores del PRI (Obrero, Campesino y Popular) “destapará” al candidato que iría a despachar a Palacio Nacional. La estructura partidista, a nivel nacional, funcionaba inmediatamente.
Entre el 20 y 21 del citado octubre, en una mañana se reunieron en torno a la Glorieta de Emiliano Zapata, en Huipulco, Tlalpan, los cenecistas para proclamar al secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, como su candidato presidencial. Discursos de Gómez Villanueva, de Bonfil y de dirigentes de Ligas Agrarias.
Después de la toma de posesión de Echeverría, Augusto es nombrado jefe del Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización. Bonfil queda al frente de la CNC, donde estaban Luis H. Ducoing, Manuel Iglesias Meza, Mario Hernández Posadas, entre otros. Uno de los auxiliares más destacados fue Juan Manuel Muro
En enero de 1973 Bonfil murió al estallar el avión en que viajaba de Veracruz a Querétaro. Fue un atentado no aclarado.
En el sexenio de Echeverría se hicieron modificaciones importantes, como la de crear la Secretaría de la Reforma Agraria y su primer titular, Augusto Gómez Villanueva. Su fuerza política creció. Estaba convertido en figura nacional con vistas a la sucesión presidencial de 1976.
El ingeniero Leandro Rovirosa Wade lo nombró entre los seis aspirantes, después de una ceremonia el 10 de abril de 1975 en Chinameca, Morelos, a instancias del propio presidente Echeverría.
Pasado el tiempo, en plática privada, LEA le confió a Augusto que preferirlo a él como candidato, “nos hubiesen dado un “allendazo” por sus ideas liberales e izquierdistas.
DOS VECES EMBAJADOR
Gómez Villanueva pertenece a la primera generación de la Escuela (hoy Facultad) de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, donde se tituló como Licenciado en Relaciones Internacionales. Además, fue alumno en la Facultad de Derecho. Apasionado conocedor y defensor de los problemas sociales, en particular de los que aquejaban a los hombres del campo.
Terminaba el sexenio echeverrista, cuando Augusto fue nombrado secretario general del PRI que presidió Porfirio Muñoz Ledo. Trazaron la campaña electoral del candidato López Portillo, quien el 1 de diciembre de 1976 designó a Porfirio como Secretario de Educación Pública. Gómez Villanueva comenzaba como líder en la Cámara de Diputados.
La suerte del titular de la SEP y del diputado federal cambió muy pronto. No era del equipo de López Portillo. Augusto fue obligado a solicitar licencia como diputado y el “castigo”: lo enviaron como Embajador en Italia, misión que le permitió poner en práctica sus conocimientos diplomáticos.
Porfirio se quedó “en la banca” hasta 1979, al recibir su nombramiento de Representante Permanente de México en la ONU. Tuvo problemas de diversa índole y tras un incidente en Nueva York retornó a la Ciudad de México. Vino el rompimiento con su excondíscipulo Miguel de la Madrid y fue expulsado del PRI. Brillante orador y combativo tribuno parlamentario. La traición política lo llevó a la tumba.
Le correspondió al hidrocálido cubrir otra misión diplomática. Estuvo en Nicaragua, en los primeros años de la victoria de los revolucionarios sandinistas y de ello hizo un amplio análisis en su libro “De México a Nicaragua. Memorias Diplomáticas”. Es autor de cinco libros más, en uno de los cuales rinde reconocimiento a sus padres, en especial a su padre, Don Macario, que “no gustaba usar traje, porque no era burgués”.
Hoy es diputado federal. Se mantiene entre los militantes PRIistas. Su tiempo lo dedica a cuidar la salud de su esposa, doña María Guadalupe Morales Montufar, con quien procreó a César Augusto, María Guadalupe y Juan Manuel Gómez Morales.
Sus hermanos Alberto, Armando, Arturo y Alejandro. Sus hermanas: Alicia y Antonieta.
Mi colega Miguel Ángel Velázquez lo entrevistó para el diario La Jornada, en noviembre de 2021, y calificó al hombre, que trató con seis presidentes del siglo pasado, como “priista de hueso tricolor”.
UN QUINTETO DE RENOMBRE
Para los próximos comentarios conocerán, estimados visitantes de este diario digital, nombres de personajes que aún se encuentran en este mundo y que destacaron por las obras realizadas al recibir sus respectivas comisiones, otorgadas por Presidentes de la República.
Empezaré escribiendo en torno a un chiapaneco que le correspondió en finales de 1987 “aclarar” quién era el candidato presidencial, cuando la mañana del 4 de octubre, se hablaba de un “chaparrito y doctor”. Ese político, presidente del PRI, llegado del Sureste, es el economista Jorge de la Vega Domínguez.
Después les comentaré de un político veracruzano, gobernador, legislador y empresario, que hizo una carrera multifacética, autor de una tesis profesional relacionada con el Derecho Aéreo, hijo de un presidente y esposo de una bella Miss Universo, me refiero a Miguel Alemán Velasco.
Joaquín Álvarez Ordoñez, arquitecto reconocido internacionalmente, político de una sola línea, entrañable amigo y un humanista que modernizó la circulación de la Capital Mexicana, al dirigir las obras del Circuito Interior, entre otras grandes obras.
Cuánto hay que referir del primer niño que jugó en los jardines de la residencia presidencial de Los Pinos. Un michoacano-defeño que cubrió cargo administrativo, legislador y gobernador en la tierra de su Señor Padre. Dejó el PRI y se convirtió en uno de los modernos pioneros de la moderna apertura democrática. Fundador de un partido político hoy en extinción. Lo identificó Usted, Cuauhtémoc Lázaro Cárdenas Solórzano.
Se cierra este ciclo de políticos veteranos en la vida y en la política con uno legislador de amplia experiencia como diputado federal y senador, embajador en la Santa Sede y gobernador de su querida Puebla, el abogado Guillermo Jiménez Morales, al que alguna vez le pregunté: “licenciado, cuántos senadores fueron Presidentes de México?” y me respondió “Dos, Díaz Ordaz y López Mateos”.
Habrá otro capítulo de comentarios relacionados con “jóvenes ochenteros” que tienen o tuvieron militancia en el Partido Acción Nacional. El circunspecto Bernardo Bátiz Vázquez, el secuestradito y amigo del expresidente que gobernó entren 1988 y 1994, candidato presidencial y bueno para debatir, Diego “El Jefe” Fernández de Ceballos Ramos, así como el coahuilense incansable en la política, en los tribunales como litigante, articulista y filántropo Jesús Porfirio González Schmal.