Teléfono rojo/José Ureña
Me llamo lápiz. Poemas en grafito y arcilla ¿Y la IA?
Que nos vale la Inteligencia Artificial si todavía existe el lápiz de grafito. Y no se sabe si el monstruo que se ha robado parte de la inteligencia procesada, podrá crear poemas tan sentidos y extraordinarios como los que publica Federico Corral Vallejo para justificar, advertir e informar una vida personal de poeta, en su pequeña obra:
ME LLAMO LÁPIZ
y me apellido verso libre
Soy hijo directo
del grafito y de la arcilla
de él heredé el treno y la escritura
y de ella el carácter y la insolencia
de ambos el fuego furtivo
y la pasión enardecida.
EL LÁPIZ ACOMPAÑARÁ COMO CREACIÓN PERENNE, A LA HUMANIDAD
La creación del lápiz la remontan a la edad media y la configuran en el Siglo de las Luces, en Inglaterra. Pero los inmortales no necesitan fechas. El lápiz existe desde la creación, porque los ingredientes que lo conforman, el grafito, la arcilla y el añadido de la madera, están presentes desde que el mundo existe. Y junto a ellos algo que le confiere en esta obra a Corral Vallejo, la licencia de llamarse lápiz. Me refiero a la metáfora. El mismo autor, es lápiz.
MI ESENCIA DE MADERA
es parte de mi estirpe celulosa
y de mi labia viperina
Que me perdone la tinta
por criticar a su pluma
culpar al tintero
y enjuiciar al poema
EL LÁPIZ SIEMPRE ESTARÁ PARA CUBRIR LA HOJA EN BLANCO, CON SU PUNTA
Ante la preocupación que surge por la desaparición de la escritura, se pone énfasis en las generaciones que dominan las dos formas de escribir y que fatalmente están desapareciendo. Es algo como lo que sucede con las lenguas indígenas, cuyos originales portadores se han ido. El poeta nos menciona la esperanza maravillosa del lápiz, que estará presente para cubrir la blancura que hay que llenar. Y lo recalca, en ese devenir de su libro en el que va manifestando desde su infancia, su vida en poemas en su natal Chihuahua. Aparte claro, de más de 50 libros traducidos a muchos idiomas, con respectivos premios.
LA HOJA EN BLANCO
siempre será
la cama perfecta
para engendrar versos
que tal vez un día
no lejano, lleguen a ser
la sombra de un poema
Verso tatuado
en la punta de tu lengua
EN LA EXACERBACIÓN DEL LÁPIZ, PUEDE ESTAR Y HABER POESÍA
Fue en los siglos XVII y XVIII cuando dos avezados sabios Kaspar Faber y Jacques Conté, identifican las grandes posibilidades del lápiz en la vida del ser humano. La presencia casi global de la imprenta no quitaba méritos a la escritura manual y ellos no solo adjudicaron a esa creación los orígenes naturales que en metamorfosis sirven tanto a la industria del hierro y el acero. Cada uno, por su lado, echaron mano del grafito que en este momento controla China casi en el 77 por ciento, para envolver en la madera dócil, ese grafito y la arcilla. Siglos después en 2023, cuando se editó en noviembre el libro Me llamo lápiz (Tintanueva Ediciones), fincado en la metáfora de un instrumento que ha sido tan útil para la humanidad, se demostró cono lo dice Corral Vallejo que la poesía se expresa y manifiesta en todo. En ese placer erótico y deslumbrante, en la exacerbación del lápiz.
CRECÍ SABIENDO
que la poesía vive en el aire
que es de todos
y también de nadie.